Capítulo 14.

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Al llegar a la cena mi padre y John estaban comiendo en silencio, lo que solo me indicaba que todo le había salido bien al inútil de John y nadie había corrido con el chisme de que le regaló comida a un niño. Entré al salón con sumo cuidado, como si mi padre pudiera tener una espada escondida y lanzármela al rostro por llegar tarde, pero este solo levantó la vista y la volvió a su plato, como si yo fuera invisible. 

    -Perdón por llegar tarde- me disculpé en cuanto me senté, y casi al instante apareció un sirviente con mi plato -¿Donde estabas?- preguntó mi padre -Con George, ya te lo había dicho- contesté un poco molesto por la forma en la que me había ignorado olímpicamente -¿Y porque John no estaba contigo? Te dije que lo llevaras- mi padre enarcó una ceja; miré de reojo a John, que parecía un poco asustado de que lo delatara -Yo...- pensé en delatar a John y contarle lo sucedido a mi padre, pero algo en la forma suplicante en la que me miraba el chico me decía que no lo hiciera -Llegamos de ver a George por la tarde, John fue a descansar un poco a su habitación y yo fui a los establos, por eso me demoré en llegar- 

   Mi padre me escudriñó con la mirada -Sé que no haz estado en los establos, yo mismo estaba ahí- sentí como si un balde de agua fría me cayera encima -¡Seguramente haz ido a los calabozos a ver a ese jardinero traidor!- gritó mi padre, dándole un fuerte golpe a la mesa, que hizo que John y yo pegáramos un brinco. No supe que más contestar, así que me quedé callado, mirando hacia el suelo, en cuanto sentí la fría y dura mano de mi padre chocar contra mi mejilla -¡Es por eso por lo que nunca podrás ser rey! ¡Tú y tu hermano han sido un deshonor para mi!- gritó mi padre, que se levantó de su silla y salió del salón. 

    Me obligué a no decir nada y seguir comiendo tranquilamente, aunque sabía que John estaba mirándome, comí rápidamente el primer plato y salí del comedor con la vista clavada en el piso para que John no lograra ver las lágrimas contenidas en mis ojos; caminé rápidamente hacia mi habitación y me encerré rápidamente en ella. Me tiré en la cama y comencé a llorar abrazando la almohada fuertemente, desde que mi madre había muerto mi padre había sido muy exigente con Mike y conmigo, pero nunca había llorado de tal forma. 

    -Paul ¿Puedo pasar?- preguntó John al otro lado de la puerta, me incorporé rápidamente en mi cama y sequé mis lágrimas -De acuerdo- acepté, la puerta abrió casi al instante y John entró a mi habitación. Se acercó a mi sigilosamente, mirándome lastimosamente, como si fuera un cachorrito maltratado; me obligué a ponerme de pie y mirarlo desafiantemente -¿Que quieres aquí, campesino?- pregunté -Quería darte las gracias, pensé que me delatarías- 

    -No sé porque he mentido, ha sido un arranque de estupidez- me encogí de hombros, intentando restarle importancia. John puso una de sus manos en mi hombro y me miró un momento, cruzamos miradas solo unos segundos, en los que me sentí tan vulnerable como un niño de 3 años, mientras sentía como mi corazón amenazaba con salirme del pecho. Sentí el cálido contacto de la mano de John en mi mejilla, haciéndome cerrar los ojos casi al instante -No sabes ocultar tus lágrimas, Paul- John paseó su pulgar por mi mejilla y secó la única lágrima que aún quedaba en mi rostro. 

    -Lo que dijo tu padre fue muy ofensivo, y muy cruel, y me he dado cuenta de que no eres tan malo- esbocé una pequeña mueca parecida a una sonrisa y abrí los ojos, chocando con la mirada de John de nuevo, que estaba más cerca de lo que esperaba, solo a unos centímetros de mi rostro y podríamos... 

    Antes de poder hacer cualquier otro movimiento John deshizo el contacto y me sonrió -Bueno, gracias por ayudarme, príncipe- se dio media vuelta y salió de la habitación, cerrando la puerta tras él. 

With a little luck. [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora