Capítulo 33.

812 118 59
                                    

-Por favor, suba al carruaje- me pidió de nuevo el capitán -¡Ya le he dicho que si no sube John conmigo no iré a ningún sitio!- grité, llevábamos ya un buen rato discutiendo, ya que habían metido a John a una celda portátil, sin ni siquiera haberle dado una manta para que se cubriera del frío. El capitán soltó un suspiro -De acuerdo, pero un guardia irá vigilándolo-

   Entre tres hombres sacaron a John de la celda, donde se había puesto muy pálido a causa del frío, y lo subieron al carruaje, donde ya nos estaban esperando George y Ringo. Miré despectivamente al capitán y subí tras John, cerré la puerta y de inmediato un guardia se subió a la parte trasera del carruaje, justo cuando comenzábamos a avanzar.

   -¿Estás bien, Johnny?- le pregunté a John, que tiritaba del frío, rápidamente me quité la capa que me habían dado los guardias y se la puse encima, tomé sus manos y comencé a frotarlas con las mías, para que adquirieran un poco de calor. -Gracias- susurró John, que parecía muy cansado. -Chicos, no quiero interrumpirlos, pero tu padre matará a John en cuanto pisen el castillo si no es que tienen una buena excusa- dijo George -Ya lo sé, le diremos que estábamos entrenando en el bosque, y después de eso le contaremos todo acerca de los jacobitas-

    -¿Crees que crea que estaban en el bosque entrenando solo por tu buen corazón, Paul?- preguntó de nuevo mi amigo -Claro que me va a creer, porque ustedes vendrán conmigo y dirán que estaban con nosotros- les contesté, una vez que sentí que las manos de John ya estaban lo suficientemente tibias dejé de frotarlas y este se recargó en mi hombro. -Está bien- contestó George después de un rato de pensar su respuesta -Gracias- musité, abrazando a John, que ya había dejado de temblar por el frío.

   -Estaremos bien, Paul- susurró John pasados unos segundos, sonreí inconscientemente y me aferré más a su cuerpo -Cuando hayamos terminado con esto, prometo que terminaremos lo que empezamos hoy- le dije, haciendo que este entrelazara su mano con la mía. Cerré los ojos un momento, para aspirar el aroma de John, y caí dormido.



    -Paul, muévete, ya llegamos- escuché que decía George, pero sonaba demasiado distante, yo quería quedarme como estaba, con la mano de John sujetando la mía fuertemente, dándome seguridad acerca de todo lo que debía de hacer ahora. Pero George no entendía lo que yo estaba sintiendo y me despertó, pero justo a tiempo, porque en ese preciso instante divisé a mi padre atravesar los jardines del castillo, dando grandes zancadas, que me indicaban que estaba furioso.

   Me apuré a romper el contacto de la mano de John con la mía y alejarme lo más posible de él, que aún seguía dormido -¡Paul!- gritaba mi padre, rojo de ira, rápidamente bajé del carruaje, solo para que mi padre me tomara del cuello y me soltara un golpe en la mandíbula.

   -¡¿Qué crees que estabas pensando al fugarte?!- me gritó, bajo la mirada atenta de todos los presentes, seguro que sería el nuevo chisme del pueblo -¡No me escapé! ¡¿Como llegas a pensar que haría algo tan estúpido?!-

   -¡No mientas! ¡Sabes muy bien lo que eres!- gritó mi padre, con desprecio. De reojo giré para ver a John, que se encontraba rojo de rabia, pero George le susurraba cosas al oído, seguramente para que no interviniera en nuestra pelea -¡Yo sé lo que soy! ¡Soy el maldito heredero a este reino! ¿De verdad me crees tan estúpido como Mike? ¡¿De verdad crees que me fugaría para perder mi corona, por simple amor?!-

   -¡Entonces explícame donde estabas!- rugió mi padre -¡Estaba en una maldita fosa jacobita llena de ratas e insectos! ¿Donde estaba tu maldito ejército cuando me raptaron? ¡Si no hubiera sido por George y Ringo, estaríamos muertos ya!- mi padre calló un momento, seguramente dudando acerca de creerme o no -¡Peter! ¿Donde encontraste a mi hijo?- preguntó mi padre al capitán de los guardias -Estaba en los límites del reino, mi señor- contestó rápidamente.

   -Si me permite, su majestad, mi amigo y yo podemos corroborar que a ambos príncipes los secuestraron los jacobitas, y creo, que si queremos aclarar todo esto, podemos esperar a ver la reacción de nuestros enemigos al alba, seguramente estarán furiosos por el escape de dos buenos prisioneros- habló George, siempre con su tono distinguido, mi padre lo escuadriñó con la mirada, evaluando su sujerencia, y finalmente asintió con la cabeza -Bien, créere en la palabra de todos ustedes, ahora largo-

   Todos los guardias, las sirvientas, y demás personas que se encontraban ahí, se dispersaron rápidamente. -Adiós, Paul- susurró George, antes de arrastrar a Ringo lejos del alcance de mi padre. Este nos miró a John y a mi amenazante, lo que me hizo temblar de pies a cabeza -No me crean estúpido- susurró mi padre -Los tendré vigilados a ambos-

With a little luck. [McLennon]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ