♚28♔

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La playa está vacía. El silencio solo se rompe por las olas que impactan contra la orilla.

Trevor extiende una toalla sobre la arena y luego se sienta sobre ella, esperando a que yo haga lo mismo. Entierro mis pies desnudos bajo la arena húmeda y fría, disfruto de la sensación cerrando los ojos.

-Aquí se está mucho mejor que en la UBA -dice Trevor de repente. Abro los ojos para mirarle y veos sus rizos descontrolados por el viento.

-Lo cierto es que me gusta -admito, recordando la semana.

-Eso es porque llevas poco tiempo -bromea pero su voz parece cansada -. ¡Oh mira, una estrella fugaz!

Miro al cielo rápidamente pero no consigo verla.

-Muy lenta -Trevor se ríe -, pero no te preocupes, por aquí se ven un montón, seguro que puedes pedir un deseo.

Siento un escalofrío recorrerme la espalda y clavo la mirada en el cielo, buscando más estrellas fugaces.

-¿Ves aquella estrella tan brillante de ahí? Es el final de la Osa mayor -dice Trevor, señalando un puntito luminoso en el cielo.

-La veo.

-Y por allí están Orión y Casiopea -continúa.

-¿Dónde están? -entorno mis ojos intentando encontrar las figuras, pero solo veo estrellas.

Trevor se mueve y se coloca a mi lado, pasa uno de sus brazos por mis hombros y señala con un dedo.

-Arriba a la izquierda -parece concentrado de verdad, mientras que yo estoy luchando por mantenerme en la conversación a pesar de su cercanía.

-Ahí está -digo al cabo de unos segundos, viendo por fin la constelación.

-Mi padre se las sabe todas, yo solo soy un mero aprendiz suyo -se ríe y vuelve a su sitio. Siento una punzada de decepción cuando se aleja pero no digo nada.

-Yo también sé mucho de astrología -digo - ¿Ves esa cosa redonda que brilla mucho? Es la Luna.

Trevor se ríe y yo también. Se me hace raro verle así, como un adolescente corriente.

Al cabo de un rato cenamos nuestros sándwiches y nos tumbamos sobre la toalla hablando de extraterrestres, ya que Trevor afirma que acaba de ver un Ovni.

-Era un avión -repito por quinta vez, entre carcajadas.

-Me parece que tienes que revisarte la vista, porque era claramente una nave espacial con luces rojas -se defiende, pero está claro que la situación ha perdido por completo la seriedad.

-Los alienígenas dan miedo, pero ¿Sabes qué da más miedo? El océano -le miro muy seria, sus ojos grises se clavan sobre los míos -. No sabemos lo que hay en sus profundidades, eso sí que asusta.

Trevor se apoya sobre un codo y se gira para mirarme, tiene una expresión juguetona, como un niño, y de nuevo me asombro al verle tan relajado.

-¿Así que el agua te da miedo? -pregunta y yo asiento -. Entonces si ahora te cojo y te lanzo al mar...-dice, mientras comienza a abalanzarse sobre mí.

Cuando me doy cuenta de lo que quiere hacer ya estoy entre sus brazos. Me sujeta sobre su hombro mientras yo pateo en el aire, intentando resistirme.

-¡Trevor ni se te ocurra acercarme al agua! -grito, moviéndome descontroladamente -. ¡Es de noche, no ves lo que hay!

Trevor suelta una carcajada y se detiene en la orilla, las olas le mojan los pies y el agua le salpica en el pantalón.

-Está bien, perdona, solo era una broma no pensaba hacerlo de verdad -se defiende y me deja en el suelo justo frente a él.

Las olas me mojan los pies y descubro que el agua está caliente. Golpeo el hombro de Trevor pero él atrapa mi mano a medio camino, con una sonrisa torcida.

-Que mal genio tienes Alexia -susurra y sus palabras me enfadan más, porque creo que tengo motivos para estar de mal humor.

-Tu me pones así -le advierto, mirándole con el ceño fruncido. Debido a nuestra cercanía me veo obligada a inclinar el cuello, y sé que la altura no está a mi favor a la hora de dar miedo.

Trevor mueve mi mano hasta su cuello, luego me coge la otra y hace lo mismo, de modo que de pronto estoy abrazándole. Mi corazón da un salto y mi mal humor se disipa, pero no se lo voy a dejar saber.

Al ver que no me aparto, apoya su mano izquierda en mi espalda y me acaricia suavemente. Huelo todo su perfume a rosas, está tan cerca que es imposible no hacerlo. Sus ojos perlas me miran, con la pupila tan dilatada como la de un gato.

-¿Me perdonas? -susurra a escasos centímetros de mi cara, noto su mirada clavada en mi boca y me derrito.

Decido provocarle un poco más, seguir jugando, y niego con la cabeza.

Entonces Trevor mueve su mano libre hasta mi nuca, hunde sus dedos en mi pelo provocándome un escalofrío de placer y me besa.

Besarle es casi doloroso, por todo el tiempo que llevo deseando hacerlo, aunque no quisiera admitirlo. Sus labios se mueven contra los míos de manera lenta y cuidadosa. Hay cierto fuego en él, lo sé por cómo me pega a su cuerpo y me sujeta la cabeza, pero está conteniéndose.

Yo también tiro de él, impidiéndole alejarse mucho. Siento el calor que emana su cuerpo, sus movimientos corresponden a los míos de una manera asombrosa y no quiero que el momento termine.

Trevor sonríe contra mi boca antes de volver a besarme. Sus manos ahora sujetan mi cara y me acaricia las mejillas con delicadeza.

Entonces una ola choca contra nosotros y nos salpica por completo. Trevor y yo nos separamos sorprendidos, como si el agua nos hubiese sacado de la ensoñación en la que nos encontrábamos. Le veo agitado y confundido, pero cuando nuestras miradas se cruzan me sonríe, y un gran alivio me recorre por completo.

-Será mejor que volvamos a casa para secarnos -dice, yo me limito a asentir, muerta de vergüenza por lo que acaba de pasar, y le sigo hasta el interior.

♚Reyes y Peones♔ #RP1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora