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Trevor me mira como si me hubiese vuelto loca, y puede que así sea. Hace unas horas suplicaba no volver a verla y ahora acabo de aceptar ir a su casa. Maldita impulsividad...

-¿Estás segura de que quieres ir? No tenemos por qué hacerlo -dice Trevor a mi lado, aún con el delantal manchado de masa de tortita.

-Iremos. No sé por qué insinúa tanto las cosas en vez de preguntarlas directamente -digo yo, y me siento a la mesa para desayunar, con mi café entre las manos -. Sabe que sé lo que es: una Torre, pero ya no me importa, al fin y al cabo tu confías en ella ¿No es así?

Trevor asiente mientras se quita el delantal y se sienta conmigo.

-Además ha sido raro que se presentara aquí sin avisar, todo para desayunar contigo -hago una mueca -. Y me habéis despertado.

Una chispa cruza por los ojos de Trevor, quien ya ha llenado su plato con tortitas y se dispone a bañarlas en sirope.

-¿Recuerdas lo que hicimos anoche? -pregunto entonces, recordando el desastre de la habitación -. Hay una almohada en el jacuzzi.

-¡Ah si! Ibas tan borracha que te pareció una gran idea dormir en el jacuzzi -explica Trevor -. Al principio a mí también me parecía buena idea, hasta que me di cuenta de que nos podríamos ahogar. Entonces te saqué de ahí corriendo.

Un nuevo recuerdo llega hasta mí. Los brazos de Trevor levantándome y el calor de su cuerpo semidesnudo. Recuerdo besarle, sin rastro de la vergüenza que había sentido hasta ese momento.

-Vaya, no lo recuerdo -digo casi más para mí que para él.

-Yo también tengo espacios en negro -admite Trevor -. Pero recuerdo lo importante.

Me estremezco un poco y le doy un bocado a una de las tortitas.

-Deliciosa -pienso -. Me alegro de que Bambi no esté aquí para probarlas.

-Había pensado que quizá quisieras ir a la playa. Hace sol, y sé que no estamos en la temporada pero parece que hace un buen día -dice Trevor y por primera vez me fijo en el desorden de sus rizos dorados.

-Me encantaría.


(...)

Trevor y yo pasamos todo el día en la playa. Yo me mantengo alejada del agua, vestida con la sudadera de la UBA y un vaquero, Trevor en cambio se atreve a lanzarse al agua. Asegura varias veces haber visto un tiburón, pero sé que solo lo dice para asustarme. Después intentamos construir un castillo de arena, pero la penosa estructura no aguantaba de pie ni dos minutos.

-¿Es que de pequeño no hacías castillos? -le pregunté, mirando como intentaba levantar una torre sin mucho éxito.

-Era más bien el que los rompía -sonrió él.

Al llegar a la casa descubro que me he quemado las mejillas, y Trevor se burla de mí. El corazón me late a un ritmo vertiginoso, no está acostumbrado a tantas emociones intensas.

Estar al lado de Trevor me provoca pequeñas explosiones en el interior. Cada mirada, sonrisa o gesto me provoca chispas en el estómago. Es guapo, fuerte y atlético, y desde que llegamos no ha hecho más que abrirse conmigo y ser sincero.

Siento que estoy viviendo un sueño, sueño del que despertaré cuando regresemos a la UBA, cerca de los RP y el Rey, donde no sé si podremos seguir viéndonos o si nos tendremos que esconder.

-Alex -me llama él, y cuando me giro le descubro ya a mi lado. Me sujeta el mentón entre sus dedos y me obliga a mirarle. Se inclina y me besa rápida pero delicadamente.

-¿Y eso? -me río contra su boca.

-Simplemente me apetecía -dice en su defensa, y después echa a caminar escaleras arriba.

Me gusta su sinceridad, y el hecho de que no parece tener miedo de decir lo que quiere o desea.

Inconscientemente estoy subiendo las escaleras en su búsqueda. Cuando llego a la habitación le descubro sin camiseta, y aunque llevo todo el día viéndole así, los tatuajes de su brazo me siguen asombrando.

-¿Estás espiándome? -pregunta cuando me ve quieta en el umbral.

-Si, quiero decir... No -me doy una palmada mental -. No sé qué hago aquí.

-Bueno, si has subido es porque algo quieres, aunque sea de forma inconsciente -replica él. Los rizos mojados le caen sobre la frente.

Le observo durante unos segundos, apoyado contra la pared de brazos cruzados, con el pecho desnudo y la cadena dorada aún colgándole del cuello. Echo a andar hacia él antes de darme cuenta si quiera. Trevor me mira con incredulidad cuando me ve acercarme pero no se mueve.

Cuando llego a su lado apoyo las manos en su pecho, me pongo de puntillas y le beso. Comienzo a acostumbrarme al tacto cálido y húmedo de sus labios, su forma y movimientos. Trevor sube las manos y me pega más a él. Bajo las manos hasta la cinturilla de su pantalón y tiro de él para que me siga. Sin dejar de besarnos llegamos a la cama, donde Trevor se tumba encima de mí. Nuestras respiraciones se han acelerado, y siento el calor que emana de nuestros cuerpos.

Le abrazo con las piernas y le obligo a quedase cerca de mí. Trevor gruñe contra mi boca y aprieta su cuerpo junto al mío. Le muerdo el labio inferior y después él traza un camino de besos desde mi boca hasta mi clavícula. Le clavo las uñas en los omóplatos y me parece verle sonreír, así que lo hago de nuevo.

Trevor vuelve a atacar mis labios, pero sus manos se mueven acariciando mis caderas.

-Alex, me duele tener que decir esto -dice Trevor en un susurro, apretando una de mis piernas con su mano -. Pero tenemos que parar si queremos llegar a tiempo a casa de Bambi.

Me maldigo interiormente por haber aceptado la invitación. Ahora solo siento un fuego interior que solo Trevor es capaz de apagar, pero me veo obligada a separarme de él.

Cuando le miro veo que tiene las pupilas dilatadas y la respiración agitada, como supongo que estaré yo también. Escucho los latidos de mi propio corazón y por unos segundos me dejo llevar por la fantasía de lo que estaba a punto de ocurrir.

-Está bien -digo al cabo de unos segundos -, pues vamos a ver a Bambi.

Me levanto a regañadientes bajo la atenta mirada de Trevor, a quien parece que también le está costando relajarse.

-¿Puedes llevar tu pistola? Puede que tu confíes en ella pero yo no -le digo, y aunque sé que es una tontería lo que estoy pidiendo, ya que Trevor no utilizaría su arma contra su amiga, me siento más segura.

-Tus deseos son órdenes para mí -dice Trevor de manera juguetona, y me obligo a salir de la habitación para no volver a caer en la tentación de sus brazos.


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Dicen que donde hay celos hay amor

¿estás de acuerdo?

♚Reyes y Peones♔ #RP1Where stories live. Discover now