Capítulo 1.

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- Por Dios Lily te dije que necesitaba éstos archivadores organizados para hoy... ¡Para hoy! – Gritó molesta Lauren.

La chica le miró con espanto mientras intentaba ordenar rápidamente los archivadores al mismo tiempo que la cirujana se llevaba una mano a la frente en señal de frustración.

- Iré a tomarme un café, tienes 5 minutos.... No me hagas despedirte.

Salió de la oficina para encontrarse con Nathan quien miraba con curiosidad lo sucedido.

- Si sigues con ésa actitud sólo lograrás que algún día alguno de nuestros empleados te haga una demanda.

Frunció el ceño mientras caminaba hacia la máquina de café que tenían en una pequeña salita de descanso. Lo sabía, no tenía el mejor carácter que pudiese pedir, no tenía paciencia con las personas, era arrogante, fría e incluso insensible, pero ella siempre hacía lo mejor en su trabajo y esperaba que los demás respondieran de la misma manera.

- ¿Quiénes eran aquellas hermosas chicas con las que te quedaste conversando anoche? Pude divisar a Kordei, pero a la otra no la conozco... No está nada mal. – Dijo el pelirrojo saboreándose los labios.

Apretó su mano contra la taza de café espresso que tenía. Nathan podía ser su mejor amigo, lo amaba con locura, pero el que fuera un mujeriego le tenía sin cuidado. Lauren se preguntó en cosas de segundos si el pelirrojo ya no conocía a toda la población femenina de Miami.

- Dinah Jane Hansen ginecóloga y socia de Kordei.

Fugazmente pensó en qué habría pasado con aquella chica llamada Mila. Seguramente la pediatra tendría el peor Jetlag de su vida. Lauren podría asegurar que para volver desde África se necesitarían muchos vuelos con transbordos y poca comodidad.

- Bueno, digamos que con Cynthia ya tengo suficiente locura en mi vida. – Rió el pelirrojo.

La cirujana le devolvió la sonrisa a su mejor amigo. No era un mal hombre, seguía siendo casi el mismo chico al que había conocido hacía 5 años atrás, ahora ambos bordeaban los 30 años, y sabía que Nathan no era un hombre el cual buscara sentar cabeza prontamente.

...

Sus parpados se abrieron pesadamente, había intentado dormir luego de que Normani y Dinah abandonaron su piso aquella noche, pero el insomnio y el Jetlag le estaban matando. Incluso la comodidad extrema de su cama le parecía extraña. Se llevó una mano al rostro y se sintió asombrada de estar extrañando el calor de Uganda

Se había pasado los últimos tres años trabajando con Médicos sin fronteras en Mbarara, allí no había día para descansar, algunos eran tranquilos, otros más difíciles. Sin embargo una amplia sonrisa volvió a su rostro al recordar todos y cada uno de los niños que logró ayudar y salvar en aquellas condiciones.

El sonido de su móvil llamó dejando ver por la pantalla que su padre era quien deseaba hablar con ella, Camila dudó unos segundos para luego caer en cuenta que la noche anterior sólo le había dejado un escueto mensaje de que había llegado bien a Miami.

- Hola papá. – Saludó con un leve bostezo la morena.

- ¡Hija! No he querido llamar antes, seguro aún estás muy cansada... ¿Qué tal todo? ¿Está todo bien en tu piso? Ya sabes que con tu madre nos encantaría que te quedaras aquí con nosotros en casa...

Hizo una pequeña mueca intentando disimular otro bostezo. Ella amaba a sus padres, pero lo último que quería era pasarse días contestando la infinidad de preguntas que seguramente habían juntado sus padres durante los últimos tres largos años. 

Mi mejor medicina. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora