Capítulo 17.

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Camila miró divertida la escena entre Nathan y Lauren al discutir cómo encender correctamente el fuego para la barbacoa. Ya habían pasado algunos días desde que ella se había quedado a dormir con Lauren y luego de aquella pequeña escena las cosas se mantuvieron tranquilas haciendo que las inseguridades de la pediatra volvieran a enterrarse en lo más oculto de su corazón.

- ¡No seas idiota! Si lo haces así la carne se va a quemar. – Chilló Nathan.

- Cállate Evans. – Espetó la ojiverde.

Parecían dos niños peleando por algo que tenía una solución más sencilla de lo que se imaginaban. La sonrisa en su rostro aumentó de tamaño cuando Sam se acercó donde ella para acostarse en sus pies, el perro ya estaba completamente recuperado desde que había tenido que quedarse internado algunos días luego de su infección.

- ¿Esos dos siempre pelean así? – Le murmuró al perro el cual sólo movió la cola de forma enérgica.

Cuando la comida estuvo lista todos comenzaron a disfrutar de ella sentados en aquella pequeña mesa que estaba en el jardín de la casa de Lauren, quien justamente miraba de reojo cómo Sam seguía hipnotizado mirando hacia la carne que estaba allí.

- ¿De verdad pasaste tres años en Uganda? – Murmuró sorprendido Nathan.

- Sí... En primera instancia me fui sólo por unos meses, ya sabes, no debían ser más de 6 meses. – Comenzó a explicar tranquilamente. – Pero luego, te encariñas... Las personas del lugar, los pacientes, tus colegas y te haces un poco dependiente de aquella satisfacción que sientes al ayudar a alguien con tus propias manos de forma tan cruda.

Nathan afirmó en silencio con una sonrisa sincera, la pediatra pudo sentir la real admiración por parte del mejor amigo de Lauren, por otro lado la cirujana se había mantenido en silencio escuchando cuidadosamente cada detalle.

- Por aquella razón los 6 meses terminaron siendo 3 años, aunque no me arrepiento.

- ¿Y volverías? – Preguntó curioso el pelirrojo.

- No lo creo... - Dijo pensativa. – Realmente ahora me gustaría ayudar aquí en Miami y... - Se ruborizó levemente. – Poder asentarme y quizás comenzar a pensar en tener una familia.

Camila pudo percibir cómo Nathan miraba de re ojo a la ojiverde quien sólo sonrió fugazmente para luego desviar sus atenciones para servirse más zumo de arándano en su vaso.

- Pues a mí me parece que la casa de Lauren es bastante grande como para que puedas asentarte aquí, tienen mi bendición. – Sonrió el cirujano.

El rubor se hizo más intenso en sus mejillas mientras Lauren le miraba curiosa sin articular ninguna palabra.

...

- Tengo que hablar contigo. – Murmuró nervioso Nathan.

Sus ojos esmeraldas detallaron el movimiento continuo de los pies del pelirrojo por la cocina, se encogió de hombros sabiendo que Camila aún estaba afuera con Sam.

- ¿Qué has hecho ésta vez? – Dijo pesadamente la ojiverde.

- Tienes que prometerme que no le dirás a Camila...

- ¿A Camila?

- Sí...

Frunció el ceño mientras terminaba de poner todos los vasos en el lavavajillas. Se cruzó de brazos contra el pecho y estudió el rostro de Nathan quien esperó una respuesta.

Mi mejor medicina. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora