Capítulo 4.

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- Que no Nathan, que no. – Resonó con un tono molesto mientras sacaba de los bolsillos de su pantalón de tela color verde olivo oscuro las llaves de la camioneta.

- Venga, te puedes quedar conmigo y así no tienes porqué conducir... Además Cynthia estará ahí con Keana, sabes que mi loft es lo suficientemente amplio para todos.

El pelirrojo le sonrió para resaltar el guiño que le regaló cerrando los párpados del ojo derecho.

- ¿Y tú desde cuándo crees que me gusta escuchar o bailar salsa mientras un montón de gente está bebiendo tequila como si fuera el fin del mundo? – Preguntó Lauren jugando con las llaves entre sus dedos.

- Vamos chica, creo que ya has perdido la chispa que tenías hace unos años. – Respondió mordaz el pelirrojo.

- ¿Eso crees? – Elevó las cejas.

- Es sábado por la noche... Mañana puedes volver a tus tonterías de buceo, bodyboard y tu lugar escondido fuera de la ciudad.

Lauren miró con cara de reproche a su amigo, pero luego le sonrió negando con la cabeza. Quizás Nathan tenía razón, salir un sábado por la noche no le haría mal, además, debía admitirlo, Keana siempre había sido una buena compañía en aquellas noches fugaces.

- Si las cosas se dan con Keana no creas que nos iremos a tu loft. – Apuntó Lauren para subirse a la camioneta.

- Oye, que no hay nada que yo ya no haya visto. – Le gritó el pelirrojo antes de que la cirujana cerrara la puerta del conductor de la camioneta.

La ojiverde bajó la ventanilla divertida para luego encender el motor.

- ¿Ah sí? Ya quisieras Evans, ya quisieras. – Rió con ganas.

- Ya le he preguntado a Cynthia si estaría dispuesta a tener un trío contigo y conmigo. – Elevó las cejas el pelirrojo.

- Oh por Dios Nathan, eres un pervertido... Partiendo de que no van los hombres y que a ti no te quedaría bien una falda. – Mencionó Lauren mientras se pasaba una mano por su cabello.

- ¿Cómo que no? Podría depilarme las piernas y el pecho.

Lauren soltó una carcajada dentro de la camioneta rodando los ojos mientras sus manos volvieron al volante.

- Te seguiré por el camino... Anda, antes que me arrepienta. – Dijo finalmente la cirujana.

...

El sabor ácido del limón junto a la sal y el tequila hicieron que Camila dejara escapar un leve suspiro de sus labios. Contra sus oídos resonaban sonidos de trompetas y cantos con palabras en español que le hacían disfrutar el momento mientras sus ojos se acostumbraban a la luz tenue del lugar.

- Nada como Miami, Mila. – Habló Dinah mientras miraba de reojo a Will.

Sonrió mostrando sus dientes para luego acomodar un poco sus cabellos. Camila nunca había sido como sus amigas, de aquellas que amaban salir siempre que se podía, que bebían con proeza de par en par tequilas y pasaban la noche entablando conversaciones sin fin, la pediatra hasta un punto llegaba a sentirse intimidada cuando salía junto a Normani y Dinah, pero no podía negar que muchos días había extrañado aquellas fiestas y noches en que el tequila invadía de un especial brillo sus ojos marrones.

- Ahora sólo debemos encontrarte un ligue. – Resonó la voz de Normani.

Pestañeó nerviosamente, no sabiendo si ya el tequila estaba haciendo efecto o si por un momento estaba considerando seriamente aquella noche conseguir algo así.

Mi mejor medicina. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora