Capítulo 37.

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Mis ojos seguían cerrados y de un momento a otro, él se alejó.


—¿Qué haces con los ojos cerrados, Rose? Ya estamos en el primer piso, vamos, se está haciendo tarde.


Abrí los ojos y Harry me estaba mirando divertido como si los últimos cinco minutos donde él me tenía acorralada contra la pared, no hubieran sucedido. Mis mejillas se tiñeron de color rojo por la vergüenza y salí rápido del ascensor ignorando la risa de Harry. El viaje hasta mi casa, fue silencioso pero por lo menos él me dejo prender la radio y me distraje con las canciones que pasaban aunque solo por unos minutos porque después me estaba maldiciendo a mí misma en mi mente por mi estúpida reacción en el ascensor.


¿Por qué cerré los ojos? ¿Acaso estaba esperando que algo más pase entre nosotros dos? Soy patética.


—¿Rose?— me sobresalté cuando sentí la mano de Harry en mi muslo y lo mire sorprendida.

Él se rio y quito su mano. —Lo siento, no quería asustarte pero ya llegamos a tu casa.

—Oh.— Mire por la ventana y pude divisar mi casa a unos metros. —Gracias por traerme, Harry.

—De nada, rubia. Puedes llamarme en cualquier momento y vendré a salvarte.

Me reí. —Gracias Superman.— Rodé los ojos. —Adiós.

—¡Espera!— él agarro mi muñeca antes de que pueda salir del auto.

—¿Qué pasa?

—Me olvide de decirte...reserve una cita con la psicóloga para mañana.— Me sonrió como todo un niño inocente.

—¿Qué? Harry, debiste consultarme antes.

—Si te decía antes, posiblemente me hubiera dado cualquier excusa para no ir.— Rode los ojos y apreté los labios porque él tenía razón. —La sesión dura una hora y nos tomara unos diez minutos llegar hasta el lugar, no será por mucho tiempo y sabes que es por tu bien.

—Bien.— Acepte a regañadientes. —¿A qué hora es la cita?

—¿Cita?— alzo las cejas sorprendido. —Rose, ¿Vamos a tener una cita?

Golpee su brazo. —Sabes de lo que hablo, Harry. La cita con el psicólogo, no malinterpretes mis palabras.

—Lo sé, lo sé. Solo quería saber si caías en la trampa.— Se rio entre dientes. —Mañana a las 7 de la noche. No te preocupes, te recojo del trabajo.

—¿Y Andrew?

Se quedó un momento callado y me miro confundido. —¿Qué pasa con él?

—Andrew y yo nos regresamos juntos del trabajo, no puedo irme sin que se dé cuenta.

—¿Por qué no quieres que se dé cuenta? Pensé que le habías dicho ya sobre esto.

—Uh...— me quede callada. —No he encontrado el momento adecuado.

—¿No has encontrado el momento adecuado o tienes miedo de lo que él opine cuando se entere que estas yendo al psicólogo?— apreté los labios y él suspiro. —Rose, ir al psicólogo no es algo malo y tú necesitas esta ayuda que te están dando. No te lleve el otro día para que nunca más vuelvas a aparecer ahí.— Sin esperarlo, él agarro mi mano y entrelazo nuestros dedos. —Te dije que te iba a ayudar y no voy a romper mi promesa en eso.— Beso mis nudillos rápidamente. —Odio verte sufrir, Rose, y si ir al psicólogo te va a ayudar, entonces iremos las veces que sean necesario.

Risk It All. {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora