Capítulo 27 - Born To Die

2.9K 491 106
                                    

Mis muy adorados lectores, al fin llegamos a los capítulos finales, estoy muy emocionada por terminar ésta etapa tan emocionante que representa escribir un fic de Hannibal, he puesto en ello, sudor, lágrimas, noches en vela y mucha, mucha pasión. Agradezco infinitamente sus votos y el tiempo que se toman para comentar ésta historia, un agradecimiento especial para  DayaniraRoseLove, Hey-Abi, IvachanUzumaki, YukikotheGhoul, Zahirapaz, La_Chica_del_sombrero, Roma VG, Mika Toledo14, S_S_MAGNUS, Moriarty M, Zoshen8, Haruharu StillBlue quienes han seguido el desarrollo del fic y a todos mis seguidores, sin todos ustedes no lo habría logrado.   

*

Hannibal y Will caminaron entre las llamas hasta la puerta trasera que los lleva por las cuadrillas, el calor se hacía insoportable entre más tiempo pasaran dentro, el aire caliente se expandía dificultando la respiración, Will fue atacado por una tos convulsa a causa del humo espeso, quedaba poco entre ellos y la salida así que no podían darse por vencidos aún, caminaron juntos, Will ayudando un a Hannibal por la herida en la rodilla, la humareda se expandió cuando el fuego alcanzó la el cobertizo y la paja, Will colocó a Hannibal sobre un tanque de agua para que se sentara un momento y desató a los animales de la caballeriza, el doctor tomó una cinta de cuero y se hizo un torniquete en la rodilla para que dejara de sangrar.

Siete preciosos caballos pura sangre de diferentes regiones se abrieron paso relinchando para escapar del fuego, Graham abrió las puertas y los alentó a salir, los animales emprendieron el galope, Will le tendió el brazo al doctor y éste se tomó de él para levantarse, pasó su brazo por sus hombros y Will lo tomó de la cintura, siguieron su camino por donde los animales habían escapado, la oscuridad ya reinaba fuera de la propiedad y las puertas de madera devoradas por el fuego parecían las del mismo infierno, sólo dieron un paso fuera del establo con la esperanza de alcanzar la libertad y un punto de luz verde se dirigió al pecho de cada uno, eran los rifles de asalto de un escuadrón del FBI.

Will miró el pecho de Hannibal y el suyo, la inevitabilidad flotaba en el aire, podía escuchar el siseo de la nieve al caer contra los trozos de madera carbonizada detrás de ellos, él y Hannibal se miraron a los ojos, no había escape posible, Will sonrió y Hannibal para él, la muerte, el crimen y el asesinato era la estela y el legado que dejaban atrás, morir podía ser tal vez lo mejor, juntos como debió ser en el pasado. Por primera vez Hannibal no tenía sentimiento alguno de aferrarse a la vida, Will había sido una variable no considerada dentro de sus perfectas ecuaciones, él era su mejor creación y estaba orgulloso de ello y antes que dejarlo al descubierto ante una sociedad irreverente que lo consideraría enfermo, torcido y podrido; prefería arrastrarlo consigo a ese agujereo negro lejos de todo.

El sonido atronador de un disparo resonó en los oídos de Will, parpadeó profundamente batiendo con lentitud sus espesas pestañas pensando en el dolor que seguiría antes de su muerte, Hannibal en cambio no cerró los ojos apretó la mano que había caído del hombro de Will hasta su cintura y esperó ver la expresión que su pupilo tendría al morir, esa sería la imagen que quedaría grabada en su subconsciente, la última memoria que interpretaría su mente, en el último impulso eléctrico que tendía su cerebro antes de apagarse para la eternidad.

Sin embargo, en lugar de eso los puntos de luz desaparecieron, sobre una colina se encontraba Chiyoh, se había encargado de los dos agentes con una sola bala que trazó en el viento una ligera curva perforando el cuello de uno y alojándose en la escápula del otro agente provocando que se desangrara rápidamente. Hannibal ladeó su rostro como si todo estuviera bajo control y ambos caminaron hacia donde estaba ella.

**************

El peso de Michel le recordó a James su infancia, aquel episodio con los corderos en la granja de sus parientes, esa noche en la que se levantó de la cama escuchando los balidos desesperados de los pequeños corderos que serían sacrificados. Aquella vez había escapado con uno de ellos en sus brazos, pero no fue demasiado lejos pues el cordero pesaba demasiado, sin poderlo salvar había sido arrancado de sus brazos y llevado al matadero. Starling estaba seguro que sería diferente, el pequeño cordero que lloraba entre sus brazos no sería sacrificado, él no lo permitiría, sus manos aún temblaban por haber disparado su arma sobre el jefe del FBI, pero no había lugar para arrepentirse, el daño estaba hecho y lo único que importaba era llevar a salvo al pequeño Michael.

Justo antes que el fuego alcanzara las tuberías de gas en el subsuelo y subiera en una explosión que rompería los cristales y se escuchara a unos cuantos kilómetros a la redonda James salió de la mansión con el niño en brazos a través de una ventana. La camioneta en la que Margot viajaba llegó haciendo humear las llantas ante el brusco movimiento que hizo Hans para detenerse, con maestría Hans había logrado hacer que el vehículo continuara los kilómetros restantes entre la señora Verger y la mansión.

Margot bajó corriendo del vehículo sin importar que los tacones se hundieran en la nieve, buscó con horror a su hijo y a su esposa entre los bomberos y la policía, había llegado tarde, el fuego consumía la mansión.

—¡Mamá! — escuchó la voz de Michael desde los brazos del hombre con el que se había encontrado antes de entrevistarse con Will. El pequeño la llamó de nuevo y ella fue hacia él, tropezando con la gente que le pedía que no se acercara, James reconoció hacia dónde el niño quería dirigirse y se encaminó para encontrarla, el niño prácticamente se arrojó a sus brazos, ella lo cargó y de inmediato buscó a su esposa.

—¿Alana, dónde está mi esposa?— le preguntó a James con aquellos enormes ojos verdes que pedían a gritos una respuesta que calmara su ansiedad, él no tuvo la fuerza para mencionar nada y sólo negó con la cabeza suavemente.

Margot sintió como su alma se quebraba y las lágrimas escurrieron por sus mejillas incontrolablemente, apretó a Michael con más fuerza de la necesaria y cayó de rodillas en la nieve, ante el quejido incómodo del niño ella lo soltó levemente para mirar su rostro, y ahí en su mejilla, Margot contempló con horror la marca de un beso tatuada con sangre en la suave piel blanca, aquellos labios no eran de Alana lo supo de inmediato.

"Estén donde estén su presencia nunca las dejará descansar, porque una parte de ese monstruo vivirá con ustedes, cada vez que mires a tu hijo nos verás Margot, porque ese niño también es mi hijo"

Las palabras de Will llegaron a su mente como si el mismo Graham las dijera a su oído, instintivamente soltó a Michael y lo puso sobre el piso nevado, aquellos ojos azules ya no le parecieron iguales a los de Alana, vio en su lugar la mirada de Will Graham. Hans, su guardaespaldas, se percató de la turbación en Margot y se acercó para cargar al niño cubriéndolo protectoramente con su abrigo. El aire frio hizo ondear los rizos en el cabello castaño de Margot, tembló ante el contacto gélido en sus mejillas húmedas contrastando con el calor que irradiaba la mansión, el lugar que había albergado su felicidad por tan poco tiempo, el fuego era un bautismo que expiaba sus culpas y su más atroz pecado, el asesinato.

*****************

La investigación de los hechos acaecidos en la residencia Verger en Berlín, determinó que el fuego fue iniciado en el despacho principal, la evidencia mostró que había sido provocado, en el lugar se encontraron los cuerpos de doce hombres que pertenecían al cuerpo de vigilancia privada de la familia Verger, cinco agentes del FBI, incluyendo al Jefe de Ciencias del Comportamiento Paul Krendler, en cuyo cráneo se encontró una bala que correspondía al disparo realizado por el Inspector James Starling. El procedimiento judicial llevó al estrado a numerosos testigos y pruebas que colocaron al inspector Starling bajo el escrutinio público a tal grado de perder su placa, su ascenso y su trabajo. El joven inspector degradado y evidenciado, recibió una generosa suma como gratitud por haber salvado a Michael Verger, misma que utilizó para regresar a Escocia y comenzar una vida hogareña.

Por su parte el FBI, tras un largo periodo de zozobra por saber quién sería el nuevo jefe de Ciencias del Comportamiento, fue encabezado por Brian Zeller, el agente no tuvo más que dar carpetazo al caso Lecter-Graham, dado que los sospechosos parecían haber sido tragados por la tierra, o por el infierno que al caso era lo mismo.

La familia Verger tras el incidente en Berlín se mudó a Italia, donde los parientes más viejos residían y podían ver crecer al pequeño Michael. El dinero compró fácilmente las pruebas necesarias para que el niño reclamara la herencia y fuera proclamado el heredero universal. En Italia Margot podía estar tranquila, pues Hannibal y Will no podrían volver, había demasiados recuerdos lastimeros para ambos, así mismo sabía que los italianos eran bastante leales y diestros en asesinato. Sin embargo, no había día en el que Margot no sufriera la perdida de Alana, la única mujer que amaría y Michel era el recuerdo continuo de aquellos que se la habían arrebatado, así que la lejanía se hizo presente entre madre e hijo a tal grado que el pequeño Verger comenzó a llamarla tía Margot, pues no podía soportar el dolor que invadía su corazón cada vez que el pequeño preguntaba por su madre y ella no podía responder. Jamás espero que las cosas sucedieran como ocurrieron, pero al final el ser humano es el animal más adaptable del planeta y ella tarde o temprano terminaría aceptado aquella vida.


Curiosidad Where stories live. Discover now