Capítulo 28

4.4K 564 148
                                    

Dedicado a DanyaRoseLove; gracias por tu apoyo, tu confianza y tu amistad. 


*****

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La esplendorosa luna llena se refleja sobre el mar, pacífica, maravillosa, como sólo las lunas de otoño pueden ser; la luz azulina se filtra por las ventanillas rectangulares en la parte alta del camarote y dibuja con suaves trazos una figura sobre la cama, brilla sobre las gotas de sudor que se resbalaban como el rocío por la amplia espalda del Doctor Lecter, su cuerpo esculpido por la luz es una pieza de bronce bruñida, a primera vista parece dormir boca abajo sobre las cúspides formadas por las sabanas desordenadas de satén negro, pero en la habitación hay susurros con dos tonos de voz, hay jadeos, sonidos indecorosos de pasión y también calor, tanto calor. Su cuerpo se mueve lentamente, cubre por completo el cuerpo de Will apresado entre la cama y sus extremidades, sus piernas enredas a las de Graham le sirven de palanca para deslizarse dentro y fuera de él con suaves movimientos de cadera, el sudor los reviste.

Will se siente afiebrado, el sudor se acumula en su espalda, en su abdomen, cae de su rostro a las sábanas en pequeños diamantes brillantes que parecen tintinear en la cincelada punta de su nariz antes de unirse al satén brillante, una de sus manos se aferra a la almohada sobre su cabeza, Hannibal entrelaza su mano derecha con la suya, como si no quisiera dejar ningún rastro de la piel de Will desprotegida de su cuerpo, receloso de la luz de la luna lo cubre imitando su postura mientras con la mano izquierda recorre el flanco derecho de Will desde su hombro hasta sus glúteos, acariciando a su paso el brazo y la cadera, presiona su mano al final sobre la nalga de Will, abriéndole paso a su miembro caliente y deseoso, saliendo de su interior tan solo un poco para clavarse con fuerza otra vez de un empujón certero, Graham gime, emite un sonido osco y vuelve a apretar los dientes.

Hannibal oprime su mano entrelazada y continúa su vaivén, muerde su oreja, besa su hombro y le lame el cuello, su sabor es dulce, fresco y tiene algunas notas ácidas, el doctor lo saborea; desde hace tres días lo ha alimentado sólo con frutas y carne blanca, esa noche le hizo beber también una infusión de fresas, kiwi y yerbabuena para degustarlo en su cuerpo. Hannibal encuentra agradable y divertido "prepararlo" de esa manera, es una forma de nutrirse de él, de transformarlo en su alimento, pero dejándole vivir, un platillo a la altura de su paladar y que sólo él puede probar de esa manera tan íntima. Will con su mano libre lo toca, reconoce su presencia apretando su muslo contra el suyo propio en una invitación por que continúe presionando y entrando en él.

Will respira entrecortadamente, el peso de Hannibal le quita el aliento, pero no quiere parar, su cuerpo responde al instinto antes que a su conciencia, inspira el aroma a magnolias de las sábanas perfumadas e intenta calmar el desenfrenado latido de su corazón. El doctor resopla sobre el cuello de Will, respira más rápido de lo normal, disfruta de todas las sensaciones, y del aroma cálido del cuerpo bajo el suyo, suelta por un momento la mano de Will y le toca la frente, le echa el cabello ensortijado hacia atrás y aprovecha para hacer que sus rostros se encuentren y sus labios se unan en un beso desesperado, Will se apoya en sus antebrazos y se levanta un poco liberando su pecho unos centímetros de la cama, el doctor se desliza hacia la derecha y lo lleva consigo, su mano derecha se arrastra ahora sobre el pecho de Will tocando sus pezones erectos y su otra mano le levanta la pierna izquierda para seguir moviéndose dentro de él con facilidad.

Curiosidad Where stories live. Discover now