2. "Fracaso"

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"Una vez terminas de juntar las piezas, a pesar de que luzcas intacto, nunca serás lo mismo que eras antes de la caída. -Jodi Picoult."

Como ya era costumbre, mi móvil sonando y vibrando frenéticamente me despertó. Cuando logré quitarme de encima la desorientación usual que tiene uno cuando se despierta inesperadamente, vi mi móvil sobre mi mesita de luz, a punto de caerse. Lo atajé a tiempo, y fruncí el ceño al no reconocer el número. Eran casi las diez de la mañana.

–¿Hola? –Murmuré. Mi voz delató que claramente la llamada me había despertado.

–Oh—hola, ¿Ariel? Soy el papá de Stiles, ¿Te he despertado?

Fruncí el ceño, mi rostro girándose para ver hacia Stiles durmiendo profundamente, justo en el medio de la cama. –Uh, no, no, no. ¿Qué sucede, sheriff? –Pregunté, nerviosa como si me hubieran atrapado haciendo algo que no debería haber estado haciendo.

–¿Está Stiles contigo? He llamado a Scott, pero su móvil sigue sin responder, y creí que anoche había ido a casa, pero—

–Está conmigo. –Farfullé, antes de que mi naturaleza impulsiva decidiera mentirle al sheriff. –Él—nosotros—uhm—

–Oh, gracias a Dios, –Me interrumpió, con un sonoro suspiro de alivio. –¿Están ustedes dos bien? Después de lo de anoche... –Dejó su frase sin terminar, porque alguien le estaba diciendo algo que no logré oír bien.

–Sí, estamos bien. Ha tenido alguna noticia de—

–Gracias, Ariel. Lo siento, tengo que atender otra llamada, –Me interrumpió apresuradamente. –¿Puedes pedirle a Stiles que me llame en cuanto pueda?

–Sí, le diré.

Me murmuró una despedida de la cual sólo oí la mitad, y la línea quedó muda.

Volví a dejar mi móvil en donde lo había tomado, y tomé una respiración profunda. Me sentía mejor que el día anterior, o mejor dicho desde que me había dormido, pero la sensación de que mi cuerpo no me resultaba del todo familiar permanecía. Estiré un brazo para despertar a Stiles, sin embargo, me detuve a mitad de camino. Sus ojeras se veían tan pronunciadas, que no pude hacer más que dejarle dormir. Me bajé de la cama bostezando, dirigiéndome hacia la cocina. Tenía un inusual apetito por haberme despertado hacía menos de cinco minutos.

Un rato después, esperando a que el café se hiciera, observaba dos tazas vacías frente a mí. La ventana cubierta parcialmente por gotas de lluvia mostraba el parque trasero de la casa con una luz gris por la mañana lluviosa. Toda la cocina tenía la misma iluminación lóbrega, bloqueando de alguna manera el foco de luz encendido, haciéndome sentir extraña.

Signos de alerta aparecieron en mi mente, advirtiéndome sobre mis cambios de humor, pero los empujé hacia un lado, harta de reprimir lo que sentía. Y en cuanto me permití pensar realmente en todo lo que había ocurrido, sentí como si me hubiesen golpeado en el pecho.

No esperé lágrimas abrumadoras invadiendo mis ojos. Los cerré fuertemente, apoyándome contra la mesada. Me dejé caer hacia el suelo, sosteniendo mis piernas contra mi pecho, intentando aliviar el peso que se había asentado allí.

Me costaba comprender por qué me sentía de ese modo tan súbitamente, cuando hacía unas horas lo había tomado lo mejor que había podido. Pero ahora, por más que antes no lo hubiera hecho conscientemente, y sin nadie alrededor, no necesitaba fingir.

Había sido mordida por un hombre lobo.

Dejé que ese pensamiento me invadiera, limpiándome las lágrimas de mi mejilla.

outlasted spirit ⋄ stiles stilinski // 2Where stories live. Discover now