outlasted spirit ⋄ stiles stilinski // 2

11. "Ilegal"

Playlist:

Human Nature - Gessaffelstein

Untitled - Rex Orange County

Sleep Baby Sleep - Broods

Halsey - Eyes Closed

W.D.Y.W.F.M? - The Neighbourhood

______________________________

"Siempre has abordado todo con confianza. Has querido acariciar a cada monstruo." –Friedrich Nietzsche.

Había olvidado de su existencia por completo. No podía culparme a mí misma, no realmente, después de todo lo que había sucedido. Una opresión cruzó mi pecho, como una mezcla de miedo y amenaza. Ella iba completamente de negro, pero esta vez, no tenía una capucha que la cubría. Su pelo largo y casi blanco se movía al son del viento fuera de su rostro, dejándolo al descubierto. Era pálida, con rasgos delicados. Una fina cicatriz cruzaba su ojo izquierdo, desde arriba de su ceja, hasta el comienzo de su mejilla. Sus ojos eran extraños, de un gris tormentoso, tan claros que parecían blancos. Era hermosa.

Tal vez era que por fin podía verla con claridad. O la adrenalina corría por mis venas por lo que acababa de suceder en el bar. O, quizá, el alcohol que había consumido nublaba mi juicio. Fuera lo que fuera, ya no le temía como antes.

–¿Por qué estás aquí?

Su cuchillo presionó mi mentón, haciéndome alzar el rostro. Con un movimiento rápido agarré su mano, apartándola de mí. En cuanto la toqué, noté que lo que sentía no se reflejaba en su rostro. Me acribillaba con la mirada, pero tenía miedo. De mí.

Su otra mano voló hacia su costado, y en un abrir y cerrar de ojos, me estaba apuntando con un arma. Sostenía una Glock muy parecida a la que yo poseía. Por más que estuviera asustada, su mano estaba firme. La solté de inmediato. Bueno, ahora definitivamente tenía miedo. Abrí la boca para comenzar a gritar, pero ella fue más rápida; dejó caer el cuchillo y tapó mi boca.

–Si gritas, dispararé.

Su marcado acento francés me sorprendió una vez más. Asentí lentamente, sabiendo que hablaba muy en serio. Sacó su mano de mi boca.

–Si quieres matarme, hazme el favor de decidirte algún día de estos. Quien quiera que seas.

Ella entrecerró los ojos, pero bajó su arma. No la dejó en su cinturón, sino que continuó sosteniéndola con firmeza a un costado. –No mato a inocentes. Cuando, y si tengo que deshacerme de ti, será puramente a causa tuya.

–¿A causa...? Dime, ¿Siempre hablas en acertijos? Admito que tu acento lo haga sexy, pero ya que no tengo idea de quién eres y te apareces de la nada, al menos me gustaría entender lo que dices.

Su semblante confundido me dijo que ella tampoco me comprendía. Eso, o no tenía una pizca de sentido del humor. Aunque debía aceptar que el mío era algo retorcido, ya que estaba bromeando con una chica que hacía dos segundos me apuntaba con un arma. –Siempre me han dicho que mi inglés es perfecto.

–¿Quién te ha enseñado? ¿Sócrates? –puse los ojos en blanco–, okey, ¿Sabes qué? Olvídalo. Si no estás aquí para matarme, entonces, ¿Qué quieres?

Ella dudó de inmediato. Su mirada dejó la mía un segundo para escanear los alrededores desiertos, y luego regresó a observarme. –Quiero saber quién está controlando esa cosa. ¿Son ustedes?