3. "Desconocido"

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"Nada en el mundo puede molestarte tanto como tu propia mente." -Ravi Shankar.

Se estaba haciendo algo habitual, también, despertar en profunda confusión. No llamó mi atención aquél sentimiento de extrañeza en mi persona. Lo que sí me dejó atónita, y causó que un grito ahogado escapara de mi boca, fue simplemente abrir mis ojos.

Estaba en medio de la oscuridad, con muy pocos atisbos de luz llegando desde las ventanas, pero podía ver perfecto. Cada vértice y línea de cada una de las cosas que me rodeaban, aunque aquello no pudiera ser posible. Notaba todo con una claridad lúgubre, a diferencia de cuando veía las cosas con luz normal. Parpadeé, pensando que estaba soñando, que estaba alucinando, pero bien sabía –y aquello era lo único– que no era así. Luego, bajé mi mirada a mí misma. Y allí fue cuando el grito salió de mi garganta.

Mis manos, las mangas de lo que llevaba puesto, partes de mis piernas descubiertas y hasta mi calzado estaban manchados de rojo opaco y espeso. En el suelo podía ver manchas aún más oscuras, que iban desde donde me encontraba, acostada en el suelo, hasta la puerta trasera de la casa, la cual estaba abierta de par en par.

Me levanté, temblorosa, sin poder despegar mi vista de mis manos. Sin poder ignorar el inconfundible aroma a sangre que tenían.

Estaba asustada, pero de una manera ausente, como si alguna parte de mi instinto me dijera que no lo estuviera. Como si el hecho de que estuviese cubierta de sangre fuese algo natural. Sabía que no era mía; no tenía ningún tipo de herida ni sentía dolor alguno, pero eso empeoraba todo.

Me dirigí en modo piloto automático hasta la puerta que daba hacia el jardín, que golpeteaba contra la pared por el viento. Nada allí parecía inusual, no veía ninguna mancha, ni imaginaba cómo había hecho para trepar los dos metros de pared que rodeaban el parque. Lo único que mostraba evidencia de que había estado allí, era aquél rojo cubriendo un lado del pomo de la puerta.

Me quedé allí parada, mientras intentaba sin ningún éxito buscar en mi mente algún recuerdo de las últimas horas. Todo lo que lograba percibir era furia.

¿Qué demonios había hecho?

La última escena de la que era consciente, era de haber estado en el bosque, junto con Stiles y Allison. Había discutido con ella, y me había enfadado de tal manera que no había sido capaz de controlarme. Y luego... un gran montón de nada. Como si simplemente hubiese caído dormida, y hubiera tenido un sueño tranquilo y sin pesadillas. 

Ni siquiera sentía algún residuo de la furia que había sido incapaz de ignorar anteriormente. Sólo... intranquilidad. Y la seguridad de que había dejado algo sin finalizar.

El cielo aclarándose me sacó de la especie de shock que tenía. Todavía estaba oscuro, y seguía siendo capaz de ver a la perfección, pero la mañana llegaría en cuestión de una hora. Cerré la puerta, intentando no manchar el pomo del lado interior. Me quité el calzado, y corrí hasta mi habitación, encendiendo la luz. Luego, con más duda, entré en el baño.

Una vez me observé al espejo, un par de ojos refulgentes me devolvieron la mirada. Un segundo después, cuando parpadeé y encendí la luz, sólo tenía mis ojos pardos. Había sido tan rápido, que ni siquiera sabía qué color habían tenido, ni si se asemejaban a los de Scott o los de Derek.

Pero aquello no era lo único fuera de lugar, ya que mi rostro también estaba manchado de sangre. Las comisuras de mi boca, mi mentón, mis mejillas, hasta mi cuello. También advertí las puntas más largas de mi pelo oscuras y pegajosas.

¿Qué demonios había hecho?

Inconscientemente, otra vez, comencé a despojarme de mi ropa. La chaqueta que me había dado Stiles era lo que peor se veía, con una gran mancha en el frente. Mi overol de jean se veía intacto, ya que la chaqueta casi lo cubría por completo, pero mis piernas no lo estaban. También se veían sucias de tierra.

outlasted spirit ⋄ stiles stilinski // 2Where stories live. Discover now