Cap. 5.- Reencuentro en el instituto

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"Los rastros de sangre siempre te siguen a casa"  - Viva la Gloria? (Little Girl) -

Por la tarde, cuando Alex regresó, encontró un uniforme sobre su cama. “Claro”, pensó, “la escuela nocturna”. Suspiró pesadamente y se dirigió al baño, necesitaba una ducha relajante luego del ensayo y tenía tiempo de sobra, así que se preparó una ducha de burbujas y se metió dentro.

-¡Ah!- exclamó bajito-. El paraíso.

Cerró los ojos un momento. Si iba a ir a la escuela de noche, significaba que podría dormir durante el día. Para ella, que era ciertamente dormilona, era una noticia maravillosa el poder dormir hasta tarde.

Salió y de inmediato fue a vestirse. Se acomodó la falda con una mueca de disgusto, ya que nunca le habían gustado las faldas, pero no hallaba la blusa por ningún lado. Juraba que estaba ahí cuando llegó…

-¿Buscabas esto?

Alex se volteó, y al instante se cubrió con el saco. Ayato le sonrió sosteniendo su blusa con una mano y se acercó.

-Dame eso- dijo la chica intentando atrapar la prenda.

-¿Debería?- preguntó el pelirrojo alejando la blusa.

-¡Sí!

Ayato arqueó una ceja, divertido.

-Tendrás que pedirlo por favor- dijo-. Y tendrás que dirigirte a mí como Su Majestad. ¿Entendido?

-¿Disculpa?

Alex se soltó a reír. Y un segundo después le saltó encima a Ayato para recuperar la blusa; ambos cayeron al suelo y la chica recuperó la prenda, pero el vampiro la inmovilizó antes de que pudiera ponérsela.

-Sueltame- dijo Alex.

Ayato la ignoró, y acercando su rostro al cuello, hundió sus colmillos en la piel. Alex dio un respingo apretando los puños, sintiendo el viejo dolor de ser mordida...y el placer enfermizo de saber que algún día sería su turno.

-Tus primeras veces serán todas mías- susurró el vampiro.

~~~~~

Lo primero que hizo al llegar al instituto fue buscar sus horarios. Sabía que debía ir en segundo grado, junto a los trillizos, lo cual no le hizo mucha gracia, pero sonrió al recordar a alguien más que iba en el mismo grado.

-Hey.

Alex dio la vuelta, encontrándose a Shu en las escaleras, dormido. ¿Qué este chico dormía todo el tiempo? Cerca de él estaba Subaru, que se acercó a ella.

-Será mejor que no hables con otros humanos- dijo.

-¿Eso es una amenaza?- preguntó Alex.

Subaru apretó los puños, molesto, y se fue. Alex rodó los ojos siguiendolo con la mirada mientras caminaba.

-Idiota- bufó volviendo la vista al frente.

Un chico pasó justo frente a ella y chocaron, cayendo él al piso.

-Lo siento- dijo la chica extendiendo la mano para ayudarle a levantarse.

Entonces lo miró. Estaba escuálido y delgado, de cabello negro y ojos púrpuras. Alex dio un respingo al reconocerlo. Jamás olvidaría esos ojos púrpuras.

-¿Lelouch?

El chico la miró frunciendo el ceño, y un instante después sonrió ampliamente tomando la mano de la chica.

-¡Alex!

Los dos se dieron un gran abrazo.

Cuando era niña, Alex vivió un tiempo en el Japón de la guerra, antes de ser el área 11. El entonces Primer Ministro la había acogido junto con otros niños que eran huéspedes que habían llegado desde Kyoto con uno de sus familiares, un niño y una niña. Lelouch y su hermana Nunnally.

Alex se volvió amiga de ambos casi de inmediato. La niña estaba feliz de al fin tener amigos, aunque fuera por poco tiempo, ya que Lelouch y Nunnally se fueron al terminar el verano y no volvió a saber nada de ellos.

Lelouch observó a Alex como si nunca la hubiera visto. No podía creer que su amiga de la infancia estuviera frente a él.

-¿Estudias aquí?- preguntó.

Alex asintió, y añadió después:

-Acabo de entrar. Estoy en segundo año.

-Yo estoy en tercero.

-Genial, podremos vernos durante los descansos.

Lelouch asintió. Ambos se dirigieron a sus respectivos salones y Alex se despidió entrando al suyo. El instituto no iba a ser tan malo después de todo.

-¿Qué hacías con él?

Kanato la observaba fijamente con gesto sombrío. Sostenía su brazo como si tuviera un peluche abrazado. Alex dio un paso adelante, tenía que manejar todo con cuidado.

-Alguien que me saludó- dijo con cautela.

Estaba decidida a dejar a Lelouch fuera del radar de los hermanos. Kanato se acercó y la sujetó de los hombros con fuerza.

-No puedes volver a hablarle- dijo-. Tu atención debe ser mía, solo mía. Debes tener ojos solo para mí.

Por un momento, Alex pensó que Kanato iba a morderla justo ahí, pero en el último segundo la soltó y se alejó.

Esto iba a ser difícil.

Atrapada entre mundos (1/2)Where stories live. Discover now