Cap. 18.- Las palabras del shinigami

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"El sentido común es corrompido con un poco de deseo" - Splatter Party -

La luna llena brillaba en el cielo, como un faro luminoso en un terciopelo oscuro.

Como todos los meses, los hermanos Sakamaki se reunieron en el comedor para una cena silenciosa. Más que una decisión suya, era una orden expresa de su padre y ellos le obedecían por que no tenían la fuerza para enfrentarlo de oponerse a su orden. Así que ahí estaban, compartiendo una cena que no deseaban ni necesitaban.

-¿Así son siempre sus cenas?

Apenas pronunció la última palabra, Alex se arrepintió de haber abierto la boca. Las miradas de los Sakamaki se enfocaron en ella como si hubiera dicho algo sumamente ofensivo.

-¿Qué sugieres que hagamos, Bitch-chan?- preguntó Raito pasándose la lengua por los labios.

-No sé- dijo Alex-. ¿Hablar, como la gente normal?

Ayato soltó un bufido y le replicó:

-¿Te parece que somos normales?

-¿Y sobre qué se supone que hablemos?- intervinó Subaru-. ¿Sobre cuanto nuestro padre arruinó nuestras vidas?

Alex bajó la vista hacia su plato.

-Además, no se habla durante la cena- indicó Reiji.

"Aburridos", pensó la chica comiendo un bocado de su plato, pero no lo dijo, en su lugar se limitó a seguir comiendo en relativo silencio. De nuevo, pensó en la Death Note mientras comía; seguía pensando que debía haber un truco oculto en esa libreta, pero quería probarla otra vez para asegurarse que no fue una coincidencia. Después de todo, el edificio iba a explotar en cualquier momento.

Un ruido proveniente del jardín les llamó la atención a todos, poniéndolos en alerta. Los seis hermanos intercambiaron miradas de extrañeza mientras Alex agudizaba sus sentidos intentando averiguar si eso era casual o se debía a un intruso. De repente, el cristal de una ventana estalló en pedazos y los siete se pusieron en pie de un salto.

Un cilindro metálico pequeño aterrizó en la mesa y explotó soltando un brillo cegador que dispersó a los vampiros. Alex corrió a ciegas, tropezando hasta darse de cara contra una pared y el golpe le aclaró la vista. Entonces vio a un sujeto alto y larguirucho batirse a golpes con Subaru. De inmediato supó quien era y subió corriendo a su habitación.

Rememoró el rostro del hombre mientras sacaba la Death Note de su bolso; el rostro de cejas pobladas, facciones afiladas, ojos marrones y labios finos con bigote que no había cambiado desde que la peliazul lo viera por primera vez en su más tierna infancia. Abrió la libreta y leyó fugazmente sus primeras anotaciones:

"Yao Otoharada, accidente de construcción. Queda atrapado entre los escombros del edificio"

"Taro Matsui, accidente de construcción. Queda atrapado entre los escombros del edificio"

Debajo solamente escribió un nombre:

"Arcadia Matsumoto".

Y volvió corriendo al vestíbulo, justo para presenciar como el hombre caía muerto de un ataque al corazón. La joven dio un respingo, abrazando la Death Note que había llevado consigo. "Es real", pensó. "Esta libreta es real"

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Días después, los Sakamaki se olvidaron del ataque. Subaru se deshizo del cuerpo y Reiji mandó cambiar la ventana rota. Era como si nada hubiera pasado. Para ellos, nada había pasado.

Para Alex, sin embargo, el asunto era diferente. La muerte del hombre la convenció de la autenticidad de la Death Note, pero no sabía que era lo que debía hacer. ¿Debía usarla o mantenerla guardada? ¿Debía conservarla o dejarla? ¿Debía devolverla? ¿A quién? Prácticamente le cayó del cielo. No tenía forma de saber a quien pertenecía.

Atrapada entre mundos (1/2)Kde žijí příběhy. Začni objevovat