Cap. 22.- Fuera de control

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“Debo confesar que me siento como un monstruo” - Monster -

Yuma, Azusa y Kou observaron boquiabiertos a Alex.

-Dejen de mirarme así- pidió-. Me hacen sentir mal.

-Estas realmente mal, gatita- dijo Kou.

Alex se tapó la cara con las manos. Tenía el cuerpo lleno de golpes y moretones, un ojo morado y un labio partido, además de cortes por doquier y marcas de latigazos en toda la espalda. Sin contar, claro, la anemia constante que aumentaba gradualmente conforme el tiempo pasaba.

-Esos malditos Sakamaki… - masculló Yuma.

-Solo fue uno- dijo Alex-. Pero al menos también tuvo lo suyo.

-Pero Alex… - intervinó Azusa-. Tú… eres… vampiresa…

-Tengo muchas habilidades, pero sanar instantáneamente no es una de ellas- dijo Alex con amargura-. Así que mientras ese idiota de Reiji pasea campante por la vida, yo estoy aquí con la jeta rota.

La chica tragó saliva. Tenía sed, tenía mucha sed. Los tres Mukami lo notaron y de inmediato Kou se acercó a ella.

-Puedes beber mi sangre si lo necesitas- dijo.

-O la mía- se ofreció Yuma.

-O… incluso… la mía- dijo Azusa.

-Gracias, chicos, pero si lo hago su hermano me mata- dijo Alex.

-Esta vez no- dijo Ruki a sus espaldas.

Alex volteó, agradeciendo internamente que Ruki estuviera solo. No quería que Lelouch la viera en ese estado. El vampiro la miró con tristeza y asintió, diciendo:

-Si lo que necesitas es sangre, nosotros te la daremos.

Alex se mordió un labio, dubitativa. Ansiaba tanto la sangre… pero negó con la cabeza.

-Si ellos perciben su esencia en mí, será peor. Estaré bien, chicos.

Y se fue aparentando que tenía todo bajo control, aunque no fuera así.

~~~~~

Todos observaban boquiabiertos a Alex. No por los saltos mortales que realizaba en la barra de equilibrio suspendida en las alturas, sino por los golpes que asomaban por todo su cuerpo.

-Me caí por las escaleras intentando hacer una rutina- dijo la muchacha-. No es nada.

Pero su estado estaba desmejorado, a pesar de que eso no le impedía realizar las acrobacias del entrenamiento. A la chica le daba lo mismo si le creían o no, estaba enfocada en los ejercicios que realizaba.

Siempre que se sentía estresada o enojada, Alex hacía acrobacias. Las artes circenses le habían servido como terapia para calmarse y mantenerse en control. Esta vez, sin embargo, no le estaba funcionando. ¿Por qué no funcionaba? Se preocupó bastante, pues nunca antes le había pasado algo similar.

En cuanto acabó el entrenamiento, Alex corrió sin rumbo fijo. Necesitaba sangre, mucha sangre. Y lo supo en ese momento: antes no se sentía así por que no había perdido tanta sangre en periodos prolongados de tiempo. Su instinto estaba desbordandose y necesitaba saciarlo.

Se detuvo. Sabía donde conseguir la sangre que ansiaba.

~~~~~

En los recuerdos del verdugo Alex vio tres casas: una opulenta mansión en uno de los vecindarios ricos de la ciudad, un edificio de apartamentos en el centro y un almacén de textiles a las afueras. Alex le había pedido a Lelouch que las mantuviera vigiladas en caso de que se fueran a cambiar de sitio, lo cual hasta el momento no había ocurrido.

-O son muy estúpidos o muy engreidos- había dicho Light-. O lo más factible: aún es demasiado pronto.

La chica se dirigió al centro yendo directamente al edificio de apartamentos. Dio vuelta por un callejón y entró por la puerta trasera al edificio.

Uno de los vigilantes la vio, pero antes de que diera la señal de alarma ella le saltó encima bebiendo su sangre hasta la última gota. Se relamio los labios con un brillo sádico en los ojos y atacó al siguiente guardia que apareció. Detrás de ella, como siempre, Light observaba sin importarle la carnicería que se llevaba a cabo por la vampiresa hambrienta. Hasta que notó que alguien se acercaba.

-Alex… - llamó.

La peliazul volteó, llena de sangre, y soltó el cuerpo que tenía en las manos al ver a Lelouch observarla con pasmo.

Atrapada entre mundos (1/2)Where stories live. Discover now