Cap. 15.- La importancia de una coartada

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¡No permaneceré más en este mundo tan equivocado!  - Dance With The Devil -

-Oye…

Alex abrió los ojos. Recorrió el espacio donde se encontraba con la mirada preguntándose como había llegado a la limosina si estaba en la escuela… ¿o estaba en el hospital?

-Subaru- dijo Kanato-, creo que te pasaste esta vez.

-Cállate- dijo el aludido, mirando por la ventana.

Alex seguía ausente, como si estuviera desconectada de todo. No era consciente de ninguno de sus movimientos, era como si estuviera en piloto automático. De modo que no fue totalmente consciente del momento en que se soltó de Ayato, atacó a Reiji, empujó a Kanato y gritó a Subaru. Simplemente fue a su habitación y se encerró allí.

Amanda se había suicidado por culpa suya. A pesar de que no sentía remordimiento por ello, le había afectado más de lo que estaba dispuesta a admitir. Al menos esa visita sirvió de algo: sabía quienes se llevaron a Giselle, solo le faltaba averiguar donde estaba y eso haría. Con Giselle desaparecida no tenía sentido que Alex siguiera aguantando a los Sakamaki, así que se iría.

Y como si hubiera leído sus pensamientos, Luluka apareció detrás de ella diciendole:

-No puedes irte.

-Claro que puedo- rebatió Alex buscando una bolsa de viaje pequeña-. La razón por la que vine aquí ya no esta, no tengo nada que hacer en esta casa.

Luluka observó a su hija mientras empacaba algunas cosas, de modo que la bolsa no le estorbara al cargarla.

-Aún tienes algo que hacer…- dijo.

-¡No me importa!- le interrumpió Alex-. ¡Mi hermana esta en manos de unos dementes asesinos!

-De los cuales asesinaste a tres, Alexis.

Alex se crispó. Odiaba su nombre tal cual era.

-Ya tienen tu rastro- dijo Luluka-. Lo mejor es que mantengas un perfil bajo, ¿o es que olvidaste que L y los Caballeros Negros también te estan buscando?

-Puedo cuidarme a mí misma- seempecinó Alex.

Luluka suspiró.

-Entonces no tengo más remedio que decirle nuestro secreto a Karlheinz- dijo.

-¿¡Vas a venderme a él!?- se sulfuró Alex.

-Si con eso te salvo la vida, sí. Entiende, Alex, te has expuesto demasiado y aquí estarás segura.

Alex frunció el ceño, dándose por vencida. Y en cuanto estuvo sola lanzó la bolsa de viaje contra la pared dando un grito. Odiaba que él tuviera razón, y odiaba que la hubiera chantajeado así.

De nueva cuenta en poco tiempo, Alex se derrumbó soltandose a llorar.

Atrapada entre mundos (1/2)Where stories live. Discover now