34- MIEDO Y DOLOR

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MIEDO Y DOLOR
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Canción: Don't let me down - Conor Maynard.
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Desperté con el sonido del teléfono recibiendo una llamada. Levi y yo estábamos en la cama, medio desnudos, abrazados y con las piernas enredadas. Con un brazo rodeaba mi cintura y tenía el rostro a pocos centímetros de mi pecho. Apenas se removió cuando la melodía del celular llenó la habitación, por lo que, con los ojos todavía pesados por el sueño, comencé a manotear la mesilla a mi lado hasta que encontré el ruidoso aparato.

—¿Diga?

Hola, preciosa. ¿Te desperté?

Era mi tía Anna. Me incorporé intentando ser cuidadosa para no despertar a Levi y me restregué los puños sobre los ojos.

—No, no. Estaba a punto de... —Mi mente seguía adormilada y no fue capaz de inventar algo. Hice una mueca y suspiré—. Ya estaba despierta —mentí. Mi tía rio.

Lo siento, solo quería recordarte que tenemos que comenzar este jueves a preparar los postres para el sábado. —Me enderecé en mi lugar recordando el trabajo de los banquetes y asentí a pesar de que no podía verme—. Es aquí en Quime, la ciudad vecina.

—Lo sé.

Salimos el jueves muy temprano, no lo olvides.

—No, no me olvido —la tranquilicé.

Bueno, te dejo entonces. ¿Quieres que pase por ti para irnos, como a eso de las cinco y media, o seis tal vez?

—Sí, tía. Gracias. —Nos despedimos después de eso y colgué. Levi a mi lado comenzó a reír silenciosamente y lo miré entrecerrando los párpados—. ¿Te estás riendo de mí?

—No.

Apretó los labios para contener su sonrisa y yo me puse de pie.

—Bueno, sigue riendo. No te haré café.

Salí de la habitación con rumbo al baño, donde me aseé con rapidez. Cuando fui a la cocina Levi ya estaba de pie frente a la cafetera.

—¿Sabías que mentir no es lo tuyo? —preguntó cuando me acerqué—. Ya estaba despierta —me imitó—. Se te enredaba la lengua por el sueño.

Se giró para verme y yo le mostré la lengua. Sonrió.

—Contesté para que no te despertaras con el sonido, tonto. —Su sonrisa se amplió más al escucharme.

—Yo ya estaba despierto desde hace rato. —Se acercó en un par de pasos, me abrazó contra su pecho y besó mi frente—. Buenos días —dijo. Yo resoplé.

—Ya le quitaste los buenos.

Di un paso hacia atrás para rodearlo y me dirigí a la alacena en busca de dos platos. No tenía ganas de hacer desayuno ni de dejar que él cocinara —estaba segura de que no había mejorado—, así que decidí que un poco de cereal no nos haría daño. Al sentir el calor de su cuerpo en mi espalda, sonreí.

—Yo puedo hacerlos buenos otra vez si quieres —susurró contra mi cabello. Ladeé la cabeza cuando movió todo mi cabello hacia un lado del cuello y lo sentí depositar un beso ligero en la piel expuesta—. Algún truco tengo para mejorar las mañanas.

Sentí su palma abierta posarse sobre mi vientre y solté una risa.

—No puedes resolver todo con sexo, ¿sabes?

—Mmm no, pero puedo intentarlo.

Me di la vuelta entre sus brazos entonces y poniéndome de puntillas besé su barbilla.

Siempre has sido tú ✔ (EN LIBRERÍAS)Where stories live. Discover now