Segundo latido

1.3K 192 84
                                    

Tomé la descolorida bandeja con mi almuerzo y miré el comedor, buscando una mesa que esté desocupada. Terrible fue mi sorpresa al ver que varias ya estaban en uso y no tenía otra opción que sentarme un una pequeña mesa con cuatro sillas vacías. Incómodo. Sentía que todos me miraban por ser el "nuevo", nunca creí que por ser el extranjero te mirarían como carne fresca, que era lo que más me preocupaba.

Intenté vaciar esos pensamientos, ya que, sabía que nadie me observaba, pero sentía sus ojos curiosos sedientos de sangre pura sobre mi nuca y manos titubeantes. La comida no era mala, es mas, me gustó bastante. Oía como todos conversaban y comían con las bocas abiertas. Un cosquilleo comenzó a bailar en mi cuello y de pronto salto del susto al ver otra bandeja depositarse con fuerza al lado de la mía. Un niño de cabello castaño y celestes ojos me miraba emocionado y con una radiante sonrisa en su rostro; era algo corpulento y tenía un poco de panza, solo un poco.

—¡Soy Clyde! —me gritó en toda la cara provocando que yo hiciera una mueca molesta.

—Soy Craig —Aunque claro, eso ya lo sabía. A este niño lo vi en mi salón, se sentaba atrás de mí y podía escuchar como sus fuertes muelas de leche mascaban unas papas que no sé de dónde sacó.

—¡Él es Token! —dijo apuntando a otro niño que estaba sentado frente a mí. Seguía gritando ¿por qué?

El "Token", tenía una piel de color oscura y corto, muy corto pelo risado pegado al casco. Me sonrió mostrando sus blancos dientes relucientes, dignos de un comercial sobre pasta dental, y moviendo su cabeza de arriba hacia abajo. Hice lo mismo sólo que sin la sonrisa.

—¡Y él Tweek! —exclamó volviendo a apuntar. "Apuntar es de mala educación", diría mi madre.

Miré al que estaba al lado de "El Token" —me gustaba decirle así— y cuando lo vi fruncí el ceño y me negué a mí mismo que ese extraño estaba sentado en la misma mesa que yo. Con su termo sobre los labios, su despeinado cabello rubio y sus turbios ojos verdosos.

—No —dije enojado—. ¿Por qué él? —le pregunté a Clyde como si él supiera el motivo por el cual se hizo amigo de ese... ese... Pelos nerviosos.

—¿Lo conoces? —Al fin pude oír su voz sin gritos y era igual de chillona y áspera que antes.

—Somos... Vecinos —confesé de mala gana, achinando los ojos y tratando de intimidar a ese "Tweek". Extraño nombre, nunca lo había oído.

—¡Pues ahora serán mejores amigos! —gritó en mi oído poniendo su brazo sobre mi hombro y alzando su otra mano libre.

Me negaba. ¿Acaso cree que voy a ser el mejor amigo de alguien que a primera vista, me cayó terriblemente mal? Está loco. Volví mis ojos a Pelos nerviosos y nuevamente le enseñé mi dedo, para que sepa que no me llevaría bien con él y para que se acuerde de como es ese dedo. Para que se quede grabado en su memoria y nunca se le olvide.

—¡Ngh! —fue lo único que dijo, además de un parpadeo en su ojo derecho y un golpe en la mesa.

Último latido de un corazón oxidado [South Park]Where stories live. Discover now