Y aquí estoy, recordando y dándole aunque sea una pizca de sentido a mi vida. En mi cuarto, como siempre. Sola y sin nadie. Todo se volvió oscuro de un día para el otro. Ya no soy la niña feliz que era antes, ya no soy la misma. Mi vida es solitaria...
Cuando terminamos de desayunar entre risas, me fui al baño para darme una ducha.
Luego me puse ésto:
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Y
salí afuera de la casa. Miré para ambos lados y ví a Rochi en la estancia, con una enorme sonrisa. Me hizo una seña y le devolví la sonrisa, para luego correr hacia dónde estaba ella.
Tenía puesto:
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(EL GORRO NO CUENTA)
Rochi: Entramos? -asentí-
Abrió las puertas del establo con mucho cuidado y yo tenía la boca abierta, era tan grande!! Y más yo que me siento como una hormiguita ahí.
Rochi: Acá te presento a Chocolate -dijo corriendo hacia un hermoso caballo negro con manchas blancas, era hermoso. Quedé admirada por su belleza. Rochi le acariviaba cariñosamente en su rostro mientras le hablaba.
De repente la voz de Rochi me hizo volver a la realidad.
Rochi: Él es mi amigo desde la infancia, papá lo trajo para mi. Siempre fue mi compañeto de toda la vida. -sonreí conmovida por su "historia", cuando terminó de hablar con Chocolate, mientras el hacía soidos de alegría, se voltió a verme.- Ahora...vos también podes tener a un amigo. -la miré confundida- Si si, él es Pegaso. -No lo puedo creer-
Un heemoso caballo Blanco, pero que digo hermoso, más bien hermosísimo. No había visto nunca en mi vida algo tan hermoso. Era blanco como las nubes, brillante como el sol y hermoso como las estrellas. Sus ojos se conectaron con los míos y pude ver mi reflejo en ellos. Era un animal hermoso. Lo miré fasinada con una sonrisa. Parecía un ángel.
Rochi: Podés tocarlo. -dijo con una sonrisa y asentí-
A pasos lentos, me acerqué al animal. A penas apollé mi mano sobre él, sentí una corriente, llena de amor y rapidamente sentí paz en mi interior.
