Capítulo 99

712 60 16
                                    

Narra Lali:

Cuando me dí cuenta ya habíamos llegado. Nos bajamos del auto y los chicos me ayudaron con las maletas. Entramos y me dí cuenta que no era ni muy grande ni muy chico, era perfecto para mi, sólo le hacía falta unos detalles que se podían arreglar.

Luego los chicos se fueron a su casa y yo me quedé a ordenar mis cosas. En mi habitación había un gran balcón y se podía ver toda la ciudad prácticamente porque era super alto. Me apoyé en la baranda y cerré los ojos, la brisa del viento soplaba mi cara, suspiré y sonreí. Amaba esa sensación.

Luego seguí acomodando mi ropa y otras cosas.

Narra Peter:

Desde que Lali salió del hospital no supe más nada de ella, obviamente en el juicio nos volvimos a ver, cabe decir que ella estaba hermosa. Pero cada vez que se daba vuelta en la dirección que yo estaba hacía como si no le estuviera prestando atención. No me animé a estar de su lado, no me animé a defenderla. No sabía que hacer en ése momento, porque ellos son mis padres, aunque no pude hacer mucho, ya que no hablé ni una sola palabra. Obviamente la palabra de ella con su testigo, Rochi y su abogado, fueron más fuertes que las de mis padres.

Ahora vivo con Eugenia ya que no quería volver a ver a Lali en mi casa, mis padres en la cárcel, no tenia mucho dinero que digamos. También estoy de novio con ella, ya que en éste tiempo nos acercamos más aue simples mejores amigos. Pero había una sola persona que no me podía sacar de la mente, Lali. Por más que estuviera todo e tiempo hablando con Euge, ella estaba presente siempre.

Aunque una vez luego de varios meses, fui a mi casa para ver cómo estaba. Pero me llevé la gran sorpresa al ver que no se encontraba allí como yo pensé. No sabía dónde estaba, y ahí me dí cuenta que jamás la volvería a verla.

Desde ése dia me sentí un tanto raro, no sé por qué pero no podía soportar escuchar a Euge tanto tiempo, necesitaba estar sólo, necesitaba mi espacio. Ya que éstos dos años estuve duermiendo con ella todas las noches y cada vez que me levantaba para ir al baño o lo que sea me preguntaba a dónde iba, y eso me fastidia muchisimo.

Estoy pensando en juntar mi propio dinero y conseguirme un departamento, no podria vivir más tiempo con ella. Salgo a correr todos los días y no regreso hasta después del almuerzo. Ella cree que la engaño y discutimos demasiadas veces por eso, es muy celosa y sé que es capáz de revisarme el teléfono, por eso me quiero ir cuánto antes.

Nunca más volví a ver a Rochi en la escuela por lo tanto no podia preguntarle ad ónde había ido Lali, y si, tengo que admitirlo....me importa.

En fin, ahora mismo estoy en la cafetería. Son las diez y media de la mañana y estoy agotado de tanto correr. Sumergido en mis pensamientos las puertas del café se abren. Alcé la vista como hago de costumbre. Y una chica rubia de pelo ondulado junto con una morocha se sientan adelante de mi mesa. Esa rubia se me hace conocida, están entretenidas hablando cosas qje no puedo escuchar. La morocha se sienta de espaldas a mi, no puedo verle la cara ya que su pelo la tapa. La de pelo ondulado se sienta en frente de mi, riendo por cosas que le cuenta la morocha. Era Rochi, estaba algo impresionado, habia cambiado un poco.

Miré hacia otro lado para que no notaran mi mirada hasta que escuché su voz junto con su risa. Sonreí inconscientemente. Era ella. Era Lali. Se levantó supongo para ir al baño, estaba muy diferente, podría sentir que mi boca se iba a caer, prácticamente. Su pelo lacio y corto por loa hombros. Aua zapatillas de taco y super altos, su forma de vestir y su cara con maquillaje. Su boca era aún más grande, dios, no parece ella. Wow, no lo podía creer.

Narra Lali:

Hoy me desperte por el frío que hacía en la ciudad, era raro pero hacia demasiado. Me vesti y Rochi me envió un mensaje para ir a desayunar a una cafetería cerca de su casa. Acepté y luego de bañarme, fui caminando hasta allá ya que no quedaba tan lejos.

Entramos riendo y contando anécdotas de éstos dos años. Fui al baño, hice todo lo que tenia que hacer y salí. Pedimos un cafe con medialunas y jugo de naranja. Hablábamos y hablábamos, demasiado contentas de por fin estar juntas. Desde que llegamos, sentia una mirada clavada en mi espalda, pero cuando me daba vuelta no había nadie. Me hacía sentir un poco incómoda, pero decidí no darle importancia. Cuando terminamos, pagamos y nos fuimos a la plaza. La misma en la que Peter me hablo por últi.a vez, la habían reformado.

Mírame  (Laliter)Where stories live. Discover now