Capitulo 1: Elevadores

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**ANTES DE QUE EMPIECES A LEER: Hola, en esta historia vas a encontrar un millón de faltas ortográficas, por alguna razón sentimental no lo he corregido, pero la corrección va a venir y notificaré cuando pase.
Hay mucho, mucho drama, porque bueno al ser mi primera historia yo quería ponerle todo lo que imaginaba.
Espero te guste .**

¡¡ And being here without you Is like I'm waking up to
Only half a blue sky Kinda there - but not quite
I'm walking 'round with just one shoe
I'm half a heart without..!!

Golpeaba la mesa como loca, ¿Dónde está el puto celular?, apagué la alarma a tientas, y me sembré de cara en la almohada.

Resaca. ¿Por qué salí a beber anoche?, ¡¿Por qué?!

-No quiero ir a trabajar- me quejé como niñita, pataleando en la cama. Alguien lambio mi mano, escuché su jadear. Eclipse. Mi old english sheepdog, me lo regalaron cuando inicie a trabajar en "Know Now", la revista más leída tanto por jóvenes como adultos. Dicen todos que la jefa acostumbra a dar regalos a los empleados nuevos que ella considera serán un éxito, no miento eso me dejo emocionada, hago lo que amo.

Al fin levanté mi cabeza de la almohada y miré a mi dulce ya no tan cachorro perrito, lucía tan tierno, tenía la cabeza ladeada. Fruncí el ceño.

-No me mires así, Eclipse.- ladeo la cabeza aún mas- okay, okay, ya estoy levantada- dije mientras salía de la cama y me colocaba mis pantuflas, le miré otra vez- ¿feliz?- este meneo la cola.- eres todo un loquillo.

Caminé a servirme mi té de las mañanas, me preparé unos sándwiches, mire mi reloj por pura inercia, ¡¡Oh Por Dios!! ¡¡Tengo que bañarme ahora mismo es tarde!! Tengo que entregar mi historia hoy. No puedo quedar fuera ninguna semana. Lo bueno de mi trabajo era que podía estar en casa casi la mayoría del tiempo, iba cuatro días y medio al trabajo, en pequeños turnos.

Salí del taxi con mi batido de melocotón en la mano, y mis botas sonando al caminar, prácticamente corrí al elevador, no me quería perder la dicha de verlo, me alegraba de llevar el cabello liso hoy, de seguro si no lo hubiera planchado ayer, hoy sería una horrible mata de rizos, considerando el hecho de que ni siquiera me miré al espejo. Este chico del elevador era tan interesante, tan wau, no era el color de sus ojos, era la manera en que todo parecía sorprendente a su alrededor, como cuando contemplas a una especie en peligro de extinción, así de majestuoso me resultaba. Las puestas del elevador se cerraban, me apresuré aún más. Corre Cloe, corre. Ambas puertas chocaron frente a mí. No lo vi, ¡¡tenía que verlo!!, ¿Cómo se suponía que comenzaría a escribir para la revista de la próxima semana?, ¡argh!

-¿tarde, no?- sonó una voz, algo familiar detrás de mí, voltee con cuidado, si estaba soñando, no quería despertar, aún. Me-esta-hablando.

-la verdad, si- respondí a aquel chico, Drew del piso 36, el redactaba en deportes, en el periódico hermano de la revista, El "Knowless". Me contuve.

-oh, mira, llegó el otro- señaló, lo seguí, el apretó el botón del 36.-¿al 38?-asentí, él era tan dichoso y no lo sabía.

Lo miré de reojo, llevaba una bonita camisa celeste, y le quedaba a pedir de boca. Ahora no es momento de babear, Kavanagh. Me compuse en ese medido espacio, junto al chico que protagonizo mi ultimo sueño.

-señorita Kavanagh, la Señorita Lloyd la quiere ver en su oficina lo antes posible.- me recibió Carla, la asistente personal de Magdalena Lloyd.

¿A mí?, ella jamás me había citado tan temprano.

-dígale que allí estaré en dos.

Caminé a su despacho a paso apresurado, después de dejar mi bolso y portafolio en mi pequeña sección, desde lejos uno podía percibir el color rubio fresa de su cabello, ella era como una Barbie de carne y hueso, media aproximadamente 1.80 y su cuerpo era tan esbelto y perfecto, sin mencionar sus rasgos todos finos y delicados, dolía mirarla, era demasiado. A mis ojos era demasiado perfecta.

Pero algo no cuadraba en todo esto, había algo más, en el cuadro de mi vista había una persona más allí, cabello negro, tan negro que hasta la noche lo envidiaría, abrí la puerta de cristal con mucho cuidado.

-dijeron que me llamaba, Lena.

-me alegro que al fin te decidas a usar mi nombre, ¿amaneciste bien?, ¿dolor de cabeza por la resaca?- asentí ante las preguntas, Nota mental: no salir por la noche con mi jefa, si no es viernes, aunque te ruegue. NO.

Miré a el chico sentado allí, frente a ella, barbilla en línea recta, ojos azules, cabello negro, piel de un color que me recordaba al café con leche ¡¡Oh Por Dios, es Drew Cárdigan!! Respira. Respira.

Miré a Magdalena con interrogantes.- Oh cierto, querida Cloe, te presento a Drew Cárdigan- este extendió su mano y la estreché.

-Hoy nos conocimos en el elevador, ¿cierto?

-sí, soy Cloe Kavanagh, encantada de conocerlo.

-Bueno, Cloe te preguntaras: ¿Qué hago aquí?, te explico querida- dio un saltito y quedo junto a Drew y ambos se abrasaron dulcemente, ¿Qué mierda es lo que sucede aquí?, intenté con sobre fuerza sobre humana que mis ojos no se salieran de mis orbitas.-Bueno, ¡¡es que me voy a casar!!-extendió hacia mí su mano con una piedra que pesaría incluso más que yo, era un hermoso zafiro, ¡¡espera!!, ¡¡¿se va a casar con mi Drew?!!, esto no es posible, lleve mis manos a cubrir mi boca, ella no interpretó por emoción y dio un saltito hacia mí, y me rodeo en sus brazos, y hay que ser sinceros se tuvo que agachar, yo solo media 1.63, mis ojos se cristalizaron, pero me reservé las ganas de llorar. Había fantaseado un año completo con hablarle a ese chico, ¿y ahora que le hablo se va a casar?, dime que me estas putamente jodiendo destino.

-Cariño, estaríamos agradecidos de que redactes un artículo de nuestra boda, son 6 páginas, luego, ya no harás una columna, escribirás toda una sección de lo que tú quieras. Puede seguir llamándose "Desde mi ventana". ¿Aceptas la oferta?- ese era mi sueño a corto plazo, poder tener una sección para mi sola.

Miré sonriente a mi jefa que ya se había despegado de mi- sí, claro que acepto. - sonreí de emoción lo más convincente que pude.

Ella comenzó a saltar junto a él como chicos de secundaria enamorados, y me dedicó la sonrisa más hermosa que había visto.- será espectacular, estarás con ambos casi todo el tiempo. Tu y yo nos divertiremos mucho en estos 3 meses.- me guiño, ¿enserio tenía que soportar esto?, ¿enserio?, ¡¡Oh Dios mío dime que hice mal para merecer esta mierda!!

-señoritas, creo que deberíamos ir saliendo, el auto nos espera- dijo Drew con esa voz tan gruesa y transparente suya, sonaba tan sexy que no me sorprendería que lo contrataran para doblar la voz en las traducciones de películas, pero ahora pensar en el como lo hacía (incluso con lujuria) me asustaba hasta la medula, era como si alguno vería mis pensamientos, y se reirían de mí. Por tener la estúpida idea de que alguien como él (alto, hombros anchos, esculpido hasta el cabello) se fijaría en alguien como yo (pequeña, comúnmente marrón cabello y ojos, y algo descuidada y torpe).

-¿señoritas?, ¿tengo que ir?- Magdalena rió, y por un momento temí que hubiera dicho en voz alta lo que pensaba.

-sí, querida, vendrás con nosotros, toma tu bolso y lo que necesites para escribir o tomar notas- asentí, y salí a buscar lo que necesitaba, para contar al mundo una historia de amor, que debía ser mía.

Los tres nos subimos al ascensor, él lucia tan... él y ella tan... ella, no lo podía negar en nada lo que veía. Ellos. Eran. Tal. Para. Cual.

Hundiéndome en un mar de "sí, yo también te amo" y "todo será perfecto", con otras cursis oraciones y frases más, las puertas del elevador se cerraron y me quedé contemplando lo que sucede por no hablar a tiempo. El destino o tiempo o quien sea, se encarga de explotar una bomba en tu cara. ¡¡BOOM!!

Anónimamente Yo. ©Where stories live. Discover now