Capítulo 18: Afrodita contra mí.

37.8K 1.7K 181
                                    

Si las personas lloráramos por todo lo que nos duele, ya estaríamos secos.

Yo me sequé.

Mientras contemplaba a Drew y Magdalena, se besaban, se  apreciaban el uno  al otro, se miraban con tanta devoción que los celos me reinaban, pero aunque antes habría tenido ganas de llorar, ahora solo tenía una tristeza lejana, como si aunque no fuera feliz conmigo, si Drew era feliz, yo también.

-pff… escenas de amor en público.-disparó un flash a ellos, ¿Cuándo había tomado es cámara?, flasheó a mi cara.

-¡¡agh!!,  ¿En serio?

-sí. Eso a cambio del libro.

Rodé los ojos, la verdad éramos como los que sobrábamos, estábamos él y yo apartados de todos los demás, y bueno, era lo que convenía, no queríamos que hubiera un muerto, una muerta, en el lugar. La vagina sin clave de Kelsey Williams. Esa chica me sacaría canas verdes, verla allí y saber lo que sufría mi Antonio, mi Tonny, me daban ganas de arrastrarla por esa melena oxigenada que tenía. 

La verdad el señor Lucius era bastante engreído aunque carismático lo que te hacía creer que era muy amable o bien se te olvidaba que no era lo que debería ser el papá de Drew y Zeev. Aunque físicamente, a él habían heredado esa estructura ósea.

-este día será algo pesado.-comenté.

-eso amerita salir esta noche.

-¿la rosa negra?-coincidí

-claro que sí.-levantó la copa que tenía en la mano y la choqué con la mía brindando.

-¿ya no trabajas allí?-recordé que allí era donde lo había visto antes.

-no, ahora me dedico solo a la fotografía y al dibujo.

-oh cool.

-sí, es más podemos ir hoy a mi exhibición.-dijo levantando sus cejas.

-claro, ¿Dónde?

-el hotel de los Lloyd, te lo mencioné.

-cierto. ¿Cómo que es lo que tienes allí?- me interesé por su trabajo y quien en sus sano juicio no. Él era algo enigmático, y solo verlo era como si alrededor las cosas tomaran un tono borroso. El arte era su presencia, así que su arte debía hacer sentir algo.

-bueno… de todo un poco: pinturas, simple dibujos y también fotografías.

-sí, lo sé.-rodé los ojos.-pero, ¿sobre qué?

-sobre lo que me rodea. Nueva York. Mis Amigos. La gente. Yo.

-y… ¿yo no?

-Cloe, te conocí hace poco. Pero… sí, tengo una foto tuya allí.

¿Qué?

-¿Cómo?, ¿desde cuándo está abierta la exposición?

-desde una semana antes de conocerte.-me sonrió, esto no tenía sentido. Si fue una semana antes, como es que…-¿recuerdas que siempre ibas a la rosa negra?-asentí.-eres muy llamativa, no pude contenerme y te fotografié.

-¿debo suponer con eso, que crees que soy bonita?- fruncí el ceño en medio de una sonrisa. Chico confuso.

-no, tú no eres bonita.- y esa mierda me tomó desprevenida, y aunque nunca me he sentido “bonita”, por alguna razón eso dolió, mi pobre estómago moría de hambre y ahora le habían dado el golpe de la semana.

-oh.-con algo de decepción fue lo único que logre decir.

-Cloe… querida-escuché decir a Lena. Ya frente a nosotros su sonrisa me aturdió, ¿podría dejar de ser tan perfecta por tan solo un segundo? ¿Mientras mi pobre orgullo intenta no caer al suelo?

Anónimamente Yo. ©Where stories live. Discover now