Capítulo 9: Súper pensamientos.

39.4K 1.7K 79
                                    

Tocía mientras, el niño de aproximadamente unos nueve años, se agarraba con fuerza el pecho y me igualaba en tos.

Un chico llegó corriendo hasta mí, se aproximó al niño y lo abrasó.

-¡¡Definitivo que no venimos más a la piscina!!- su voz sonó enojada.

-¡¡hey!!-dije entre jadeos.-no le hables así, yo tuve la culpa.-el muchacho volteó su rostro a mí, creo que sentí pánico, sus ojos eran tan oscuros que podría jurar que eran producto de un dibujo o un sueño, definitivamente los ojos más bonitos que había visto en toda mi vida, con todas esas gruesas pestañas y la forma redonda que los hacia ver tiernos, pero su mirar era severo, demasiado severo, me asustaba, por un momento me sentí Harry Potter siendo mirado por Severus Snape.

-¿Quién eres tú?- su voz de locutor de emisora sensual me carcomió de miedo. Esto no era normal. Yo no le tenía miedo a nadie.

-la que lo tiró al agua sin querer, y también la que lo sacó.-los jadeos y tos fueron disminuyendo, eso era bueno, pero mi incomodidad acrecentó, cuando el chico junto a mí me miró como una lasaña recién servida.

-¿ese comentario fue para reír o para llorar?

Por alguna razón su rostro me era muy conocido… demasiado.

-no seas idiota.-respondí, sus ojos se ampliaron en reconocimiento.

-¿Cloe Kavanagh?

Lo reconocí, claro que conocía a este tipo, fue el chico con el que bailé en la primera fiesta que fui con Magdalena Lloyd, la cual es tan parrandera que me arrastra con ella, y sus otras amigas barbies.

-¿Lucas Renaldi?

-¿Quién pensaría que tirabas a pequeños niños inocentes al agua?

-¿Quién pensaría que aun sigues siendo un don nadie?

-¿Qué?, no me escuchaste en la radio, tengo un programa, “Light it up”.

-no, no lo hago.

-ay que ruda. ¿Quieres un aplauso?- eso me hiso enrojecer de enojo.

-¿sucede algo Cloe?,-decía Zeev que ahora estaba de cuclillas junto a mí. Creo que percibió mi rostro.-¿Qué te sucedió?, ¿te golpeaste?

-no, solo…-no podía seguir, de repente comencé a toser como loca.

-okay… tranquila, ¿quieres algo de tomar?-me decía Zeev mientras, acariciaba mi espalda con ademan protector, creo que él cree que es mi papá. Asentí, y me ayudó a levantarme, colocando mi brazo sobre sus hombros y tomándome de la cintura.-Lucas… deberías ser más amable con mi pequeña, si la tratas así no te mirará.

Si, definitivo. Él se sentía como mi padre.

Caminamos hasta las sillas en las que estábamos al principio, y me ayudó a sentarme allí. Me coloqué me toalla encima, como si fuera una sábana, y al segundo Zeev, estaba junto a mí con un vaso de agua.

-¿prefieres jugo?

-no, agua está bien.

Magdalena, con la preocupación plantada en su rostro corría hacia mí desde el otro lado de la piscina, con dos chicas más, de seguro… modelos. Drew caminaba con más paciencia, lo que me daba la impresión de que le importaba un bledo mi existencia, y eso dolía. El agujero en mi corazón se expandió, y de la nada como adolescente enamorada tenía ganas de llorar.

La rubia se puso de rodillas junto a mi silla.

-¿estás bien, cariño?

-sí, lo estoy, relájate Lena.

Anónimamente Yo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora