Capítulo 41: Así se siente.

27.6K 1.5K 175
                                    

Sangre.

Eso se cernía sobre mí, sobre casi todo el forro de la cama.

-¡hay que ir al hospital!-dijo él, Zeev parecía más alterado de lo normal, pero mi cerebro aún no capta lo que está sucediendo.-¿no te puedes levantar?

Mi espalda dolía pero no era algo que no pudiera soportar.

¿Qué significa eso?

Zeev se sostenía de mis hombros, buscando una reacción. Y… ¿mi sorpresa?

Un golpe sordo se hizo espacio en mi pecho, Zeev ya había avanzado más de la mitad del camino al hospital. Pero yo… yo solo quería que me tragara la tierra. Porque sé que esto no es normal. Algo le pasó a mi sorpresa.

Estaba en la camilla del hospital, con una de esas ridículas batas, mi corazón bombeando a mil, me sentía mareada, cansada, mal.

Zeev estaba en una silla junto a mí, cabizbajo. No se movía.

Un señor mayor con una bata blanca, el doctor, se aproximó a nosotros.

-Señor y Señora… ¿Cárdigan?, lamento decirles que…

Todos los sonidos que habían a mi alrededor se fueron, no tenía la necesidad de escuchar lo que seguía, claro que lo lamentaba, yo estaba vacía. Sentí las lágrimas perseguirse una tras otra por mis ojos, como mi pecho se oprimía y no mi respiración se volvía difícil. Mis labios y manos temblaban. No puede más, y rompí a llorar, fuerte. Mi bebé. Exhalé pesadamente.

Lo impensable se volvió posible.

Miré a Zeev, este respiraba con dificultad. Como si le faltara algo.

Fue mi culpa. Si me hubiera cuidado más. Si hubiera leído cosas sobre cómo cuidar al bebé, no me habría pasado esto.

No me habría pasado nada de esto, si yo hubiera prestado más atención a mi sorpresa. Jamás sabré si hubiera sido niño o niña, o si le gustaría estudiar medicina o comercio o si se dedicaría al baile como el resto de mi familia.

Son cosas que no voy a descubrir nunca.

La mano de Zeev se pasaba de arriba abajo por mi espalda intentando consolarme. Pero no había cosa en el mundo que pudiera hacerme sentir mejor. Porque yo hice algo mal. No sabía qué, pero algo hice mal para que todo quedara así.

                                     

Estacionó el auto en el estacionamiento de mi edificio, allí juntos, mi corazón casi se detiene, no podría verlo correr por entre los coches, mientras saco las llaves para entrar. Las largas horas en aquella camilla solo me hicieron sentir peor, mis dolores allí se hicieron fuertes y casi pude sentir como mi él o ella, ya no estaba en mí. Suspiré, para intentar disipar el dolor.

-creo que fue mi culpa, hice algo mal. La cosa es que no sé qué…-sentí mis ojos llenarse de lágrimas otra vez.

-no tienes la culpa, tú no hiciste nada mal.

-¿entonces… porque duele tanto?-dije agarrando mi pecho con pesar.

-porque el amor duele, y tú le amabas. Era nuestro.

Anónimamente Yo. ©Where stories live. Discover now