Vendido. (En pausa)

3. Diamond

Yo aquí, ¿quién allá? 😏.

—*—

—Deberíamos estar en La Venta hace veinte malditos minutos, Ether —gruñó Damián con frustración.

—Hubieses llegado antes a buscarme, imbécil —escupí con fastidio—. Aún no entiendo cual es la razón de tanta emoción. ¡Já! Rimó...

—¿Recuerdas a Sarah? —preguntó luego de unos minutos mirándo el suelo.

—¿Tu hermana desaparecida? —alzé la ceja derecha, interesada en el tema.

Damián me miró mal debido a mi poco tacto. —Si, ella. Nicolás me dijo que los viejos que manejan La Venta la encontraron y la van a subastar hoy.

—Oh —desvié la mirada—. Estoy lista, vamos ya.

Luego de diez minutos nos encontramos entrando en el elegante edificio en donde se realiza la subasta, tomamos el ascensor para llegar al último piso, en donde hay un gran salón perfectamente decorado, lleno de mesas y sillas para disfrutar de la función. Al llegar al salón saludé a un par de conocidos, políticos y empresarios, ellos no dirán ni una sola palabra de que estuve en este lugar gracias a que yo también podría revelar sus secretos ilegales.

Nos sentamos en una mesa alejada del escenario. Unos minutos más tarde empezó la función. Cada chica pasaba al escenario, modelaba un poco
(Obligadamente). El presentador hablaba un poco de su orígen y de sus cualidades. Hombres y mujeres se peleaban a las pobres chicas que estaban a la venta.

Luejo de, exactamente veinticuatro chicas, apareció una niña de dieciséis años, menuda, de tez bronceada y con el cabello negro y rizado. Sarah León, herman de Damián León.

Obviamente Damián fue el primero en pararse y ofrecer dinero. Lamentablemente gracias a la gran belleza de Sarah, Damián tiene muchos oponentes.

—50 millones —ofreció una tipa operada completamente. Sin querer fijé mi vista en sus pechos, parecen estar a punto de explotar. Asco.

—100 millones —habló Damián.

—200 millones.

Damián frunció el ceño y miró al viejo que ofreció esa cantidad. Arthur Nichols. El padre de Sean. ¿Qué mierda hace este viejo aquí? Sé que está hasta el cuello en mierdas como estas, pero nunca lo había visto en éste lugar.

—260 millones —continuó Damián.

—500 millones —maldito Arthur.

Damián llevó su mano al lugar en donde tenía su arma. Creo que mi amigo no anda con mucho dinero.

Antes de que Damián hiciera una estupidez intervine. —1500 millones.

Es una suma un tanto exagerda, pero me asegura que Arthur no seguirá intentando llevarse a Sarah.

—Vendida a la una, vendida a las dos... Y... ¡a las tres! —gritó el presentador con una gran sonrisa. Se ha ganado un dineral con esa chica.

—Ether —me llamó Damián.

—¿Qué? —murmuré mientras caminaba hacia el lugar en donde estaba Sarah para pagar e irme con ella.

—Cásate conmigo.

Reí. —Okey.

Luego de el maravillo reencuentro de Damián y su hermana nos dispusimos a irnos, pero Sarah le pidió a Damián que comprara a su amiga que había estado con ella durante todo el tiempo que estubo secuestrada. Damián accedió felíz, llevaba años sin ver a su hermana y lo más seguro es que le dé todo lo que ella quiera. Ahora lo único que le queda a Damián es encontrar a los malnacidos que le arrebataron a su hermana y matarlos lenta y dolorosamente, y obviamente, yo no me perderé eso.