11. Nuevos celos. II.

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-¿Qué fue eso? –me preguntó Sean enfadado, intentó sentarse en la cama, pero no pudo debido al dolor.

-¿Eso qué? –le sonreí a modo de disculpa y luego cambié el tema-. ¿Cómo te has sentido? Según el doctor podrás levantarte en una semana.

-Estoy mejor –el todo amargo en sus palabras me dejó en claro que no olvidaría que técnicamente confesé que quería tener una relación con Ethan-. Y no podré quedarme en cama una semana, en tres días tengo un viaje de negocios a Nueva York.

-Tu salud va primero –fruncí el ceño- puedes cancelar esa reunión, y cuando estés del todo bien, la retomas.

Sean por algún motivo sonrió encantado. –Si quieres puedes ir conmigo, y me cuidas el tiempo que este allí.

Negué con la cabeza mientras le sonreía. –Ya veremos.

Salí de la habitación y comencé a buscar a Ethan, mi cuerpo me pedía a gritos que termináramos lo que íbamos a tener en el gimnasio. Luego de cinco minutos de búsqueda me rendí, la casa es muy grande y mi chico muy escurridizo. Llamé a Javi para preguntarle por él, ya que ellos siempre terminan juntos hablando de Dios quien sabe. Agh. Cuando contestó, me comunicó que Ethan quería espacio y que se negaba a darme su paradero, joder.

Con el mal humor brotando de cada uno de mis poros me dirigí al lugar de trabajo que tenía instalado en mi cada, adelanté un poco de trabajos cuando creí que ya era suficiente me detuve. Los hechos de la noche anterior comenzaron a venir a mí. Ahora que mi querido esposo había asumido como jefe de su estúpida mafia yo era un blanco fácil para los medios y la persona que está en busca de la cabeza de todos los líderes. No arriesgaré mi empresa ni mi vida por una "travesura" que realicé en mi adolescencia. Buscándole una solución al problema, me contacté con mi abogado. Lo más correcto era ponerle fin a la relación de mentira que tenía con el Diablo, el divorcio era lo mejor junto con la discreción.

Ese es mi primer paso para desvincularme de toda la mierda ilegal, lo siguiente sería borrar mi huella de todos los negocios fáciles que manejé durante los últimos años.

Al terminar de planear todo apoyé los brazos en mi escritorio y observé el lugar, este despacho era de mi padre y estaba tal cual como él lo manejaba, a excepción de los papeles que ahora residen sobre la mesa. A mi izquierda había un gran estante lleno de sus libros favoritos, junto a eso había un cómodo sillón con una mesita enfrente para descansar. Y a mí derecha un mueble especialmente diseñado para guardar informes y esas cosas, en la pared había una pizarra con lo último que había escrito mi padre en ella antes de morir: Todo por y para mi princesa.
Nunca borré eso ni revisé los papeles guardados en el mueble, nadie los ha tocado desde su muerte y así seguirá siendo hasta que esté preparada para hacerlo.

Unos suaves golpes en la puerta lograron que detuviera mi repaso del despacho y me encaminara hacia la puerta. Al abrirla, con sorpresa observé a Ethan, luego de que desapareciera en la mansión, llegue a la conclusión de que no quería ser encontrado.

-Javi me dijo que me estabas buscando –murmuró. Sus ojos recorrieron el lugar con curiosidad.

Lo empujé fuera y cerré la puerta tras de mí, nadie aparte de mí puede entrar a ese lugar.

-Estaba –lo miré de pies a cabeza, su cabello se encontraba mojado y ya no cargaba con la ropa deportiva, indicando que recientemente se había dado una ducha-. Ya no requiero de tu presencia.

Las cejas de Ethan se fruncieron, me miró por un par de segundos esperando algo, y al no recibirlo se marchó lentamente por el pasillo. Lo observé todo el camino hasta que desapareció de mi vista. Mierda, ¿Por qué soy tan idiota? Claro que necesito su presencia.

Siguiendo el camino que él había tomado, me dispuse a encontrarlo. Al pasar junto a una ventana noté que ya era de noche. Llegué hasta su habitación y entré sin tocar, lo encontré acostado en su cama mirando el techo de la habitación.

-Te mentí –solté de la nada, él me miró, pero no respondió-. Si te necesito.

Él se sentó en la cama y se inclinó hacia adelante, ocultando su rostro con las manos. –Me quiero ir, Ether. No soporto esto.

Negué con la cabeza y caminé hasta él, bruscamente le aparté las manos del rostro e hice que me mirara. –Nunca, te iras. ¡Ya no tienes oportunidad de marcharte! La perdiste cuando me volviste una maldita dependiente de ti.

Se tensó luego de oír mis palabras y con enojo soltó las suyas. –Dependiente de mí, de Sean de quizás cuantos más...

Cuando me alejé de él, vi el arrepentimiento en su rostro, pero no hizo nada por retractarse. Desearía poder decir que estoy ardiendo en furia y que las ganas de golpearlo cada vez se vuelven más incontrolables, pero mentiría. El dolor me hizo fruncir el ceño y una punzada en el pecho me hizo alejarme hasta llegar a la puerta.

Mi mente me recordó algo que ha sido vital para mí desde que mis padres murieron, el dolor no existe si así lo quieres, tú decides.

-Se acabaron los buenos tratos, cariño. Ya has tenido la libertad suficiente.

Y planeando lo que haría con él me dirigí a mi habitación, con mucho menos enfado del que me gustaría tener.

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Holii kabakdhb
Siento la demora, pero he estado un poquito -mucho- ocupada. De aquí al viernes tendrán otro cap, para compensar la tardanza. Eso, bai.

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Vendido. (En pausa)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon