AnateMA [Kaisoo]

· VII ·

Desde lo alto de un monte, oculto en las sombras del bosque, donde nadie era capaz de captar su presencia, observaba atentamente cada uno de los movimientos de aquel humano en su encuentro con sus hijos.

Su plan había salido a la perfección.

Un gruñido bajo que desprendió un hedor denso y maloliente, salió de su boca levemente curvada en una sonrisa a medias, despiadada y maliciosa.

Solo le quedaba esperar un poco más para tener al chico en su poder.

El haberse acercado a aquel sujeto en su momento de desesperación y más extrema necesidad, había terminado siendo una ventaja inminente para él; teniéndolo vulnerable y carente de un pensamiento razonable, completamente dominado por sus más bajos instintos.

Su objetivo principal siempre había sido menor de sus hijos.

Ahora solo deseaba tener la fuerza de voluntad suficiente, para no terminar desmembrando a aquel muchacho antes de seguir con su prueba, la cual, dudaba que funcionase.

El sonido del latido de un corazón fue lo que desvió su atención de aquella escena tan asquerosamente emocional que despertaba su apetito, y volteando en dirección de una de sus extremidades superiores, vio como el corazón entre sus garras, el cual una vez perteneció a aquel joven que acompañaba al rey en su viaje de retorno, aun latía, pero débilmente.

Sus pupilas completamente oscuras y negras, se dilataron y repasando su larga y repulsiva lengua por los bordes de su boca, rozando la serie de colmillos largos y puntiagudos, acerco lentamente el corazón a su cavidad bucal abierta.

Era placentero sentir como la vida de alguien tan joven se perdía en sus papilas gustativas, cuando el corazón aún conservaba sus latidos y la sangre que este trataba de bombear se sentía caliente.

Pero más aún lo era, el saber que ahora tendría al príncipe Kyungsoo en su poder.

*****               *               *****

— Hijo, no sabes cuánto lo lamento —sollozo el rey, desplomándose a los pies de su hijo menor, al cual había prometido cuidar en el día de su nacimiento y en cuanto la reina había muerto en el parto— Si tan solo no hubiera aceptado, ahora mismo preferiría haber muerto a ver como lo que tanto me he ocupado de cuidar y querer, desaparece frente a mis ojos.

Finalmente, todos habían decidido dormir un par de horas, luego de permanecer tanto tiempo en la alcoba del rey, donde el padre y hermanos habían querido estar el mayor tiempo posible a lado de Kyungsoo. Pero este último, no se esperó ser irrumpido en su alcoba apenas unos minutos luego de su retirada, por su padre con la cara contraída en el más puro de los tormentos y sintiendo una vez más, aquella gran angustia por su progenitor, le dejo pasar.

— Padre —le llamo suavemente el pelinegro, mientras ayudaba al hombre adulto a incorporarse agarrándole de ambos brazos y dedicándole a su vez una sonrisa tranquilizadora— No debería nacer ningún tipo de arrepentimiento en tu interior, y es que aunque falte poco para que me vaya, prefiero este destino en donde me voy sin ningún remordimiento —soltó un suspiro— Al contrario que de haber soportado tu perdida, muy probablemente me hubiese culpado, por no haber podido hacer algo.

— Hijo... —susurro el rey, mientras se limpiaba el rostro demacrado.

— Tampoco seas tan duro con mi hermano, sabes que a pesar de ser impulsivo tiene un corazón humilde, justo y bondadoso —expreso el joven— Algo que tristemente es difícil de hallar en la nobleza y debes saber que con esa personalidad que tiene —insinuó con una mirada traviesa— Solo un hombre que realmente quiera a Hyuna, estará con ella a pesar de que se la pongan difícil.

En rey se mantuvo en silencio, pensativo y triste, pero eso no impidió que su hijo deposite cariñosamente una de sus palmas sobre su hombro.

— Te lo repito padre, no te arrepientas porque mi mente estará en paz por el bienestar de la familia y eso es algo con lo que lamentablemente, no todas las personas pueden vivir.

— Si hijo —asintió el señor coronado, mientras atrapaba a su hijo en un abrazo— Si lo que me dices es lo que deseas, haré todo lo posible para cumplirlo.

— Eso espero.