· XXIV ·

2.3K 401 26
                                    







"¿Qué le estaba ocurriendo?"

"¿Por qué actuaba de esta manera?"

Por más que lo intentara, no era capaz de entenderse a sí mismo o al menos no cuando se veía frente a aquel chico que insistía en darle la mano.

Las evidencias empíricas estaban ahí, a este punto era demasiado obvio que de alguna forma aquel humano le afectaba a un nivel alarmante, podía verlo.

"¿Pero que podría hacer al respecto?"

Ni siquiera se veía capaz de calificar aquello que le ocurría para tomar medidas.

Cada que veía a un humano, sentía como algo se retorcía en su interior, algo que despertaba el repudio, asco y crueldad en su interior, algo que aumentaba su odio a niveles abrumadores; pero luego de tantos días, era ahora cuando se estaba dando cuenta de que era diferente con aquel individuo que vivía junto a él en su castillo.

Con Kyungsoo no sentía nada, no surgían ningún tipo de sentimientos aberrantes, fuera de sus instintos sádico de alimentarse, su presencia provocaba que todos aquellos sentimientos queden en blanco.

Era como si al estar a su alrededor cayera en el más profundo de los letargos.

Y junto a este, venia aquella necesidad de hacerse conocer de manera profunda, aquella disposición para mostrar hechos o pensamientos que no había compartido con nadie después de aquel suceso.

Su cercanía se había vuelto una necesidad que su cuerpo y su ser le exigían, algo a lo que ahora no se resistía y que extrañamente, tampoco tenía ganas de hacerlo. E irónicamente, era esto lo que se paseaba por su cabeza, mientras desde el lugar más recóndito de aquel castillo, en un cuarto viejo, miraba fijamente a Kyungsoo, el cual yacía recostado sobre aquella cama, completamente perdido en el mundo de los sueños y con unas sombras cubriendo la parte inferior de sus ojos.

Lentamente y una vez más, sin ser completamente consciente de lo que estaba haciendo, se acercó al borde de la cama y con uno de sus rasposos y negruzcos dedos, cubierto por una gran cantidad de plumas en conjunto a una larga y afilada garra, rozo delicadamente la mejilla de Kyungsoo en una caricia casi imperceptible y excesivamente cuidadosa. Al culminar con esta acción, no pudo evitar que las ganas de seguir con ello nazcan como el fuego en su interior.

Y contrario a la primera vez en la que se le había presentado aquella misma necesidad de querer sentir más del otro, esta vez sí cedió completamente a ella, acariciándole una vez más, pero rozando su piel desde sus clavículas hasta su mandíbula, y ni aun así fue suficiente.

Tal vez no podría presentársele una oportunidad así de nuevo, ya que en todas las noches sin falta, Kyungsoo lo esperaba despierto y esta era la primera en mucho tiempo, que lo veía dormir tan profundamente.

Y cerrando fuertemente los ojos, se concentró.

De pronto se escuchó el crujido doloroso de huesos rompiéndose y músculos desgarrándose en conjunto a pequeños graznidos y gruñidos que de a poco se convirtieron en gemidos de dolor propios de un ser humano, dentro de aquel ambiente cerrado.

Pero aun así, Kyungsoo no despertó.

Mirando atentamente a su ahora brazo delgado, lo primero en lo que pensó, fue en acercar su mano hacia el cuerpo del contrario, para sentir más de él.

De manera temblorosa, dudosa y hasta se podría decir que temerosa, el ahora ser humano, se obligó a sí mismo a acercar y rozar una vez más, las mejillas del que yacía dormido y que ahora podía palpar con mucha más intensidad con su piel desnuda y desprovista de plumas.

Sin darse cuenta, sonrió al sentir cómodamente la superficie lisa y suave de la piel de Kyungsoo en la punta de sus dedos y aprovechando de ello, se aventuró a repasar con estos la frente del otro, las hebras de su cabello oscuro, el contorno de su mandíbula, sus manos, sus palmas, sus dedos y finalmente sin poder evitarlo, sus labios.

"Parecen un corazón" Fue lo que pensó aun sonriente.

Pero esta sonrisa desapareció de su rostro cuando los ojos de Kyungsoo se abrieron de golpe, dejándole helado.

— ¿E-eres tú... ? —susurró atropelladamente el pelinegro, mientras entrecerraba los ojos sin creer en lo que estaba viendo.

Rápidamente y sin idear algo coherente para justificar su cercanía nada normal hacia el otro, el joven se alejó. Y para cuando ya se disponía a abandonar la habitación por el grito interno venido desde su inconsciente que le exigía salir de allí, una mano lo sostuvo fuertemente del brazo y una vez más, maldijo a su naturaleza humana por no ser tan fuerte y más aún, a su fuerza de voluntad, porque sentía y sabía que al quedarse allí, estaba cediendo hacia algo completamente desconocido y posiblemente peligroso para él.

— ¿Estas bien? —preguntó un Kyungsoo tembloroso.

Él que estaba a punto de irse, volteó en su dirección, tratando de idear algo adecuado para responder en una situación así, una situación que en su vida nunca había tenido la desdicha de experimentar y que por ente, no sabía cómo tratar.

Boqueo tratando de soltar algo, pero rápidamente callo frunciendo el ceño de la confusión ante la repentina acción de Kyungsoo, quien aparto la mirada con ojos nerviosos de él y las mejillas rosáceas que podía distinguir gracias a la luz de la Luna.

— Ponte algo de ropa —hablo rápida y atropelladamente el de ojos grandes, señalando con una de sus manos su bolso— Tengo algo de ropa allá —indico— Diablos, por lo menos ponte unos pantalones.

Temblorosamente, con los nervios a flor de piel y aun sin saber porque, tomo los primeros pantalones que vio para ponérselos apresuradamente y luego recordando que era vergonzoso cuando alguien te veía desnudo.

— Hey —lo llamo fuerte el pelinegro a lo que él, no pudo evitar alzar la mirada para dar con su semblante serio.

Kyungsoo se quedó viendo atentamente al muchacho en su frente por unos largos minutos, quien debutativo la correspondió y por ello, no pudo evitar dedicarle una sonrisa deslumbrante.

— Quisiera que te veas a ti mismo —inquirió el pelinegro soltando una risita— Uno ni siquiera se imaginaria que eres esa criatura tan enorme e intimidante.

Dispuesto a corresponder aquella sonrisa de manera automática, los labios del otro comenzaron a curvarse para formar una, pero a medio camino esta se quebró y dándole una última mirada a Kyungsoo apretando fuertemente sus manos en puños, una vez más como tantas, le dio la espalda para finalmente salir de allí.

"Ahora es cuando debo hacerlo" Fue lo que pensó no sintiéndose muy convencido mientras recorría los pasillos y por ello, se repitió esta misma frase en su interior una y otra vez, sin darle la más mínima importancia a su forma humana, caminando hacia su habitación y aun apretando fuertemente sus manos en puños en un intento patético para aumentar su fuerza de voluntad y actuar.

Tenía que matarlo.

Porque aunque no tenía muy en claro lo que estaba pasando con él; ahora que observaba todo atentamente, podía ver que la manera tan deslumbrante y feliz en la que Kyungsoo le daba toda su atención, provenía únicamente de seres humanos que caían enamorados.

Entonces de una manera repentina, una avasalladora ola de furia cubrió a todo su cuerpo, y ni siquiera cuando hizo el esfuerzo de apretar los dientes, fue capaz de reprimir un grito recubierto por completo, de ira y frustración, repasando uno de sus brazos por una mesilla del pasillo con fuerza y rompiendo estruendosamente los adornos de porcelana que la cubrían. 










AnateMA [Kaisoo]Where stories live. Discover now