· XI ·

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Un ligero escalofrió en la nuca en conjunto a una vasta ansiedad repentina, fueron los que le obligaron a abrir los ojos pesadamente, confundido y un tanto aturdido.

La luz de la Luna que se filtraba por la ventana rota, cubierta improvisadamente con su ropa desgarrada a base de nudos y las demás, le dijo que aún era de noche y muy tarde.

Sin pensárselo demasiado volteo su cabeza de manera floja hacia atrás, por la inquietud de ser observado y soltando un suspiro entre aliviado y cansado, confirmo que no había nada sospechoso.

Con la intención de volver a sumirse en la inconsciencia, hundió su rostro con ojos cerrados en la almohada improvisada hecha por su propia mano y soltó un pequeño sonido de regocijo.

— ¿Sabes que es lo peor de una maldición?

A Kyungsoo se le erizaron los cabellos de la nuca al oír una voz gruesa y firme. Una que no se parecía en nada a la de la criatura que había hecho el trato con su padre, al sonar menos atemorizante.

De manera torpe se incorporó, volteando la atención a sus espaldas y dando con la misma imagen que había visualizado hace apenas unos segundos.

Una risa amarga y ronca se expandió a lo largo de toda la habitación, dejando a Kyungsoo paralizado, sin saber exactamente las acciones que debía tomar.

— No lo sabes ¿verdad? —continuo hablando aquel individuo, mientras el pelinegro veía como poco a poco una silueta humana salía de la penumbra, justo de en medio de donde había creído que no había nada.

El hombre misterioso al quien aún no era capaz de ver la cara, camino lentamente en dirección a su ventana, soltando una exhalación entre ruidosa y tosca que mostraba enojo puro.

— Lo peor de una maldición que recae sobre ti –continuo hablando suavemente, ahora frente a la ventana, la cual apenas ilumino el perfil de su rostro de lado— Es que no puedes hablar sobre ella.

Entonces el sujeto volteo el rostro en la dirección del que aún yacía sobre su cama, dándole a Kyungsoo una vista un poco más clara de sus rasgos.

— T-tú... —tartamudeo el pelinegro, señalando con el dedo índice al otro, temblorosamente.

De un modo difuso, se pudo distinguir la sonrisa amplia de aquel individuo, que luego de sus palabras repaso su lengua por sus labios lentamente, mostrando su diversión— Veo que tuviste la suficiente valentía para investigar un poco ¿no?

— T-tú... —repitió tragando saliva antes de continuar— T-te pareces a...

Antes de que Kyungsoo sea capaz de culminar, las palabras se le atoraron en la garganta al sentir como esta era sostenida y presionada fuertemente con una mano, de la cual para su impresión, surgieron unas garras filosas que rozaron parte de su cuello, creando leves cortaduras.

— No te atrevas a insinuar que me parezco a él —escucho la voz baja y gruesa de aquel joven, que se aseguró de ser oído al rozar los labios con su oreja, sonando peligroso, amenazante y terriblemente enojado.

Por más que quiso, el pelinegro no pudo asentir o balbucear alguna respuesta por la presión en su cuello. Entonces, sin importarle si era atrevido de su parte, elevo sus manos para sostener la que lo estrangulaba y tratar de alejarla.

De manera brusca, el que ahora Kyungsoo sabía que era quien en un principio creía un monstruo, quito las garras de su cuello, para luego retirarse de su cuarto a paso silencioso y luego azotando la puerta.










AnateMA [Kaisoo]Where stories live. Discover now