· XV ·

2.5K 460 11
                                    







El escozor en la parte trasera del cuello de Kyungsoo desapareció ante sus recientes palabras, y guiado por únicamente por un impulso de su propio cuerpo, alzo la mirada.

— Aun en una situación como esta —el ser con alas soltó entre dientes, mostrando su irritación al hablar— ¿Cómo puedes tener el atrevimiento de decir algo así?

Atento a la reacción brusca del otro, la pequeña proporción de miedo en el interior de Kyungsoo se erradicó por completo, siendo reemplazada de manera fugaz por un deseo de bienestar para aquella criatura que podría ser catalogada como preocupación.

— El que creas que es atrevido de mi parte dirigirte la palabra de esa manera en estas circunstancias, puede significar que esta no es la reacción que esperabas, entonces —respondió fluidamente el pelinegro, limpiándose las lágrimas con la manga de su camisa y sin un atisbo de reproche o miedo al hablar— ¿Cuál era la que esperabas? ¿Por qué hasta ahora he seguido permaneciendo con vida?

— No juegues con la suerte que estas teniendo niño —escupió el otro, agarrándole fuertemente del cuello, de la misma manera que había hecho en la noche pasada.

— ¿Niño? —se esforzó en responder interrogativamente Kyungsoo por la presión en su garganta, depositando sus dos manos sobre la que lo sostenía, que con mucho uso de fuerza, pudo aflojar hablando serenamente— Si en tu forma humana, te ves como de mi edad o tal vez hasta seas mi menor.

— Maldición —susurró para sí mismo el ser emplumado, entre dientes, soltando de golpe a Kyungsoo, para después bajar por las escaleras y encerrarse allí abajo, sin decir más.

Por primera vez desde que había llegado a aquel castillo, Kyungsoo no sintió miedo, no sintió molestia ni inquietud ante la presencia de quien lo había traído a vivir a aquel castillo, y ahora que este había desaparecido de su vista, solo podía sentir una gran fuerza de optimismo y empatía surgiendo y expandiéndose en su interior.

Haber visto algo tan devastador como a esas personas muertas, fue lo que le llevo a pensar profundamente sobre la situación de aquel monstruo que en realidad era un humano, uno joven y el cual Kyungsoo presentía, que algo lo obligaba a vivir de esa manera.

En lugar de temer y tratar de huir, sabía que podría intentar ayudarle y remediar lo pasado buscando una solución. Se seguiría esforzando en buscar respuestas, pero ahora no fomentado simplemente por la sed de saber, sino por el impulso de ayudar a aquel muchacho.

Era completamente consciente de que lo que aquella criatura había hecho era imperdonable, pero no por ello, esta tenía que seguir con esa condena llevándose la vida de muchos más y viviendo de esta manera tan aislada y desgraciada.

El pelinegro volteó en la dirección que aquel monstruo había tomado, parpadeando lentamente y a su vez, queriendo saber qué es lo que le había arrinconado a actuar de aquella forma.

La mente del joven príncipe había cambiado.

Mientras que el otro, completamente furioso, destrozaba y minimizaba todos los cuerpos de su entorno a pedazos.    

















AnateMA [Kaisoo]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum