· XXII ·

2.4K 433 19
                                    







"De nuevo esta allí"

De manera curiosa, el joven príncipe se hallaba visualizando atentamente las características de aquel cuervo que casi siempre se hallaba sobre la punta de la torre más alta del castillo, donde eran los aposentos de su padre.

De algún modo, aquel hecho le extrañaba y despertaba su intriga.

Entonces sacudiendo la cabeza, sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa, riéndose de sí mismo por perder su tiempo vigilando los movimientos de aquel cuervo, cuando este podría ser bien provechoso al ser ocupado en la práctica de armas o la lectura.

Mientras en su mente emitía algunas palabras a modo de regaño a sí mismo, siguió su camino y entró a la gran edificación.

Se presento frente su padre, que yacía sentado sobre el trono al inclinarse con respeto.

— Hijo —escuchó como le llamaba el hombre adulto, el cual apenas poso sus ojos sobre él, se levantó en pie— Acércate.

Estando ya frente al rey y visualizando únicamente una mandíbula afilada por su aún mediana-alta estatura, solo pudo reaccionar alzando el mentón para corresponder a la mirada del otro.

Y por segunda vez en su corta vida, el estremecimiento fuerte que recorrió a cada parte de su cuerpo le aviso que debía tener cuidado, mucho cuidado.

— Debes confiar en mí —le dijo el hombre adulto, depositando una de sus palmas sobre su hombro.

Y el joven príncipe, a pesar de su inexperiencia pudo distinguir claramente la forzosidad en aquella sonrisa, se percató de cada una de las gotas de sudor que corrían por las sienes de su padre; como la piel levemente morena de este brillaba más y más, empapándose de a poco en claro signo de nervios.

No teniendo muy en claro todo lo que estaba ocurriendo, el joven perteneciente a la realeza solo pudo atinar a asentir lentamente ante las palabras soltadas por su padre.

Entonces la sonrisa de este se amplió aún más, borrando cualquier signo de nervios.

— Ese es mi hijo.






♦ ♦ ♦






— Desprecio todo lo que representa al ser humano.

— ¿E-eh?

— Tener la forma de un hombre —continuo, mientras bajaba la mirada hacia una de sus extremidades, analizando atentamente cada una de sus garras y las plumas que cubrían lo que en su originalidad fue un brazo— Si me vuelvo en uno, soy más pequeño y vulnerable —explicó tranquilamente— Débil.

Kyungsoo solo se dispuso a escuchar, tomando en cuenta que aquella era la primera vez que oía directamente los pensamientos del otro.

— Sé que originalmente soy de naturaleza humana y es algo que repudio —admitió con asco— Prefiero tener esta forma a verme igual a un humano —aclaró sonando completamente seguro y tenaz— Me avergüenza haber sido uno.

— ¿Por la debilidad?

Una risa burlona que hace mucho el pelinegro no oía, se escuchó de manera clara entre las cuatro paredes de aquel cuarto.

— Sí, la debilidad de la mente —dijo con soltura— Aquella debilidad que está en su naturaleza, y que solo pueden limitarse a esconder, pero no a erradicar porque es la misma que les trae esa felicidad superficial que solo es la sombra de mentiras autoimpuestas o sufrimiento ajeno.

Kyungsoo apartó la mirada, pero el otro continúo hablando.

— Ellos están condenados y son como una plaga que se va extinguiendo, trayendo consigo males —espeto— Es por eso que no siento ningún tipo de compasión o dolor cuando los mato.

Entonces la criatura fijo su atención en el pelinegro para dar con su mirada dolida y su mueca rígida.

Kyungsoo inclino la cabeza a la vez que la sacudía en negación una y otra vez.

— ¿Q-qué fue lo que te hicieron? —susurró el de naturaleza humana, suspirando y en un volumen completamente bajo, sin llegar a los oídos del emplumado.

El otro no pudo reaccionar ante la cercanía de aquel chico, que rápidamente lo envolvió en un abrazo, uno fuerte y asfixiante.

— ¿Qué fue lo que te hicieron? —preguntó nuevamente el pelinegro, aferrándose al otro y tratando de transmitirle algo de calor al interior tan gélido y solo que poseía— ¿Lo sabré algún día?

Kyungsoo no pudo controlar la serie de emociones tristes que le embargaron al captar todo aquello en los ojos del que repudiaba su verdadera naturaleza.

Donde solo se hallaba tristeza, rencor, soledad y lo más avasallador de todo.

El odio.

Todo en su más pura esencia.

Levantando una de sus extremidades superiores de una manera tortuosamente lenta, como si le tuviera pavor a la sola acción de tocarlo, la criatura rozo uno de los mechones de pelo negro de la persona que se aferraba a su cuerpo.

Pero apenas pensó en volver a hacerlo, aparto bruscamente a aquel humano de si y de manera rápida, salió de ahí.

"Esto... No debe volverá repetirse" Se dijo a sí mismo, porque extrañamente sentía como que estaba al roce de algo que de ser palpado, no habría vuelta atrás. 

















AnateMA [Kaisoo]Where stories live. Discover now