· XVI ·

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— Tu actitud puede llegar a ser desconcertante.

Una risa burlesca resonó por los aires, mezclada con unos gorjeos que rápidamente llamaron su atención; obligándole a voltear en aquella dirección, a sabiendas de que allí se encontraba quien se la había pasado buscando por dos noches; siendo esta la tercera en la que se encontraba en los pasillos. Y todo por tener más oportunidades de toparse con él, sin necesidad de volver a aquel sitio lleno de cadáveres.

Un poco confundido, no pasó desapercibido para el pelinegro el hecho de que aunque ahora mismo era de noche, la criatura no se oía en su forma humana.

— ¿P-puedo saber tu nombre? —pregunto nerviosos el más bajo, frotándose el cuello sin saber exactamente que palabras debería usar para dirigirse hacia aquella criatura.

Un gruñido se escuchó salir de aquel rincón sombrío del pasillo, dejándolos a ambos suspendidos en el silencio— No tengo nombre —repuso luego, pastosa y secamente.

— Necesito saberlo, para tener consciencia de con quien estoy tratando, puesto que no deseo faltarte el respeto de ninguna forma, dímelo, por favor... —pidió el de ojos grandes en un acento tan fresco y amable que de alguna forma, impulso a aquella criatura a pensar.

— Yo... —escucho por primera vez como la duda se plasmaba en aquella voz baja y gruesa, la cual no se distinguiría de no ser porque el pelinegro ya había hablado anteriormente con él— No lo recuerdo...

Era notable que aquellas palabras no eran dirigidas al príncipe, y que de alguna manera, el otro había expresado abiertamente sus pensamientos sin ser consciente de ello.

— ¡Oh!... —repuso Kyungsoo ofuscado y lo suficientemente alto para que el otro vuelva en sí.

— No importa —le interrumpió— No lo necesito —afirmo rápida, dura y tenazmente de un modo tan mordaz, que provoco un escalofrió en el cuerpo del humano presente.

Silencio.

— Seré absolutamente sincero contigo, y te diré que no tengo la más mínima idea de que decirte para menguar esta incomodidad que nos rodea —se expresó— Pero, pienso que es lo más justo, tanto para ti como para mí el poner en claro mis intenciones con todo esto.

— ...

Kyungsoo espero, pero el otro no dijo nada al respecto— Yo quiero... —una duda de si estaba realmente bien decir aquello se instaló en su mente, pero sacudiendo la cabeza en modo de negación la erradicó— Quiero ayudarte.

Silencio.

Otra risa ronca, extraña y escandalosa resonó por como eco alrededor de los dos.

— Ayudarme... —repuso el monstruo— ¿Y cuál sería tu razón para ello?

— Lo necesitas.

— Ayudarme... —repitió, ahora con la ira filtrándose en sus palabras— Debe haber una razón, siempre hay una ¿Acaso te sientes mal por mí? ¿En eso se origina todo esto? ¿Piensas calmar tu consciencia? Porque déjame decirte que eso es arrogante, el querer hacer algún bien solo para sentirse satisfecho consigo mismo es egoísta.

Kyungsoo negó con la cabeza— No, no hago esto por sentirme bien conmigo mismo y soy consciente que de culminar con mi propósito exitosamente, en mi interior no habrá la más mínima satisfacción de la que me hablas —repuso con seguridad— Y es que cuando tomo decisiones, no pienso en si eso me beneficiara de un modo interno o externo, lo hago con el único pensamiento de que no es justo o la simple necesidad del momento, y en buscar una solución.

La amenaza en los ojos del contrario no disminuyó.

— Aquí podrías decir groserías o mostrar abiertamente tu repudio hacia mí, me es indiferente —sentencio el otro— Pero algo que no soporto y me hace querer desmembrar a alguien en varios pedazos, es la palabrería de este tipo; puedo ser un monstruo pero no un estúpido.

— No es palabrería —afirmó el de naturaleza humana con convicción— Yo de verdad quiero ayudar, es por...

Las palabras que Kyungsoo estaba por soltar, se vieron interrumpidas al ser aventado al suelo con una de las extremidades inferiores de aquel ser sobre su pecho haciendo presión.

— Eres valiente, puedo reconocerlo —la punta de una filosa garra repaso el borde de su mandíbula, haciéndole sangrar— Pero debes recordar que una línea delgada es lo que divide la valentía de la estupidez.

— Si eso te cansa, deberías matarme –soltó el más bajo manteniendo la calma y sin mostrar oposición alguna a las heridas que el otro estaba causando en su rostro— No dejare de insistir en ayudarte, como tampoco cederé para acercarme a ti —entonces hizo uso de palabras parecidas a las anteriores, dichas por el ser emplumado— Podre ser un estúpido pero no alguien de palabra tan débil.

— Que gracioso —contrario a sus palabras, el emplumado hablo con altanería y prepotencia, acercándose lentamente hasta rozar sus rostros— Hace días no decías lo mismo y puedo apostar a que podrías haber hecho lo que sea por mantenerte vivo.

— Eso fue lo que fue —respondió Kyungsoo, sin un ápice de miedo al hablar— Una reacción y naturalmente, como cualquiera tuve miedo de ti, pero ya no.

El otro no dijo nada, continuando con su atención sobre él, y el pelinegro sentía como si todo su ser se hallara desnudo frente a aquellos ojos tan fríos y abrasadores.

Entonces, para la sorpresa de Kyungsoo, la criatura hizo su cuerpo a un lado de manera brusca, con el fin de abrirse paso e irse de allí en absoluto silencio, sin darle la oportunidad de distinguir su estado.










AnateMA [Kaisoo]Where stories live. Discover now