· VIII ·

2.7K 513 46
                                    







Sus dedos se aferraban fuerte y nerviosamente a la bolsa sobre su hombro, a la vez que miraba fijamente la parte del bosque tras el castillo real de frente, y a la cual debía dirigirse según lo que aquel ser todavía desconocido, le había dicho a su padre.

No pudo evitar voltear una vez más en dirección a su familia que lo miraban decaídos y de entre los cuales, una vez más Hyuna era la única que no se aguantaba las lágrimas como su padre y hermano, que lo miraban con expresiones forzosamente calmadas y siendo su dolor o inquietud, delatado por sus manos temblorosas.

Con el fin de reunir valor, inhalo una gran cantidad de aire para luego dar la espalda a su familia comenzando a andar sin mirar atrás ni una sola vez mas, ya que temía faltar a su palabra y volver con ellos a con la proposición de buscar otra solución.

Solo camino por unos minutos, sin recorrer una distancia lo suficientemente alejada del castillo, cuando escucho sonidos viniendo a unos metros de distancia, y apenas fue consciente de como una sombra se acercaba rápida y difusamente.

Sin tener la oportunidad de dar sentido a lo que pasaba, en un corto tiempo ya estaba siendo sostenido por los hombros, para luego ser elevado hacia el cielo.

— ¡¡¡KYUNGSOO!!! —escuchó la voz desgarradora y asustada de su hermana.

Apenas reaccionó y salió del leve letargo; busco a Hyuna con la mirada, alarmado, pero solo fue capaz de captar al cielo oscuro, iluminado por la Luna menguante y el suelo, a una gran distancia bajo sus pies.

En poco tiempo se vio lejos de donde una vez fue su hogar, y en esos momentos, recién fue totalmente consciente que estaba volando. Ansioso, centro su vista en sus hombros, los cuales estaban siendo sostenidos por las que parecían ser las garras de un águila en un tamaño mucho mayor al común.

Acelerando su respiración por el pavor que comenzaba a instalarse en sus entrañas; alzo lentamente la mirada hacia arriba, dando primero con una serie de plumas negras que cubrían por completo el cuerpo de quien sea que lo estaba sosteniendo, y llevándoselo lejos.

No paso mucho tiempo antes de que sus ojos se abran desmesuradamente, al captar unas grandes e imponentes alas, de las que a su vez, nacían un par de extremidades que se parecían a las que lo sostenían.

Su temor creció aún más al ver como la Luna iluminaba un rostro con la cavidad bucal cubierta de colmillos, y unos ojos negros, peligrosos y amenazantes.

Kyungsoo apretó los puños, cerró fuertemente los ojos y se murmuro a sí mismo unas palabras de aliento.

En esos breves momentos, se dio cuenta de que tal vez no estaba tan preparado como en las últimas horas se había repetido una y otra vez, que tal vez no era tan hombre como creía que podría ser, y que muy posiblemente, no sabría cómo actuar en situaciones de extremo peligro, como esa. Porque no creía que aquella criatura haga uso de esos dientes afilados para comer plantas.

Su respiración se aceleró ante el repentino ataque de pánico que su propio cuerpo había decidido tener, al mirar cómo se dirigían a un castillo que se veía viejo y abandonado.

Con agilidad, aquel ser se acercó a uno de los tantos balcones de la gran edificación, y lo soltó libremente, antes de aterrizar con gracia. Y Kyungsoo reprimió el sonido de dolor que estaba a punto de salir de sus labios, al sentir un dolor infernal instalándose en sus piernas.

La criatura alada fijo sus orbes en él, y al ver nuevamente ese enorme peligro en ellos al alzar la mirada, el pelinegro se arrastró y retrocedió rápidamente, alejándose y mirando atentamente cada una de sus acciones, preparándose mentalmente para un ataque.

— No te haré nada —finalmente retumbo la voz agria y gruesa del monstruo, quien aparto la mirada toscamente, antes de abandonar el lugar sin voltear ni una sola vez en su dirección.

Una mezcla de alivio y sorpresa, le permitió tomar respiraciones lentas hasta tranquilizarse y recuperar la compostura.

Cuidadosamente y sin provocar sonido alguno, se puso en pie y adentró a la alcoba. Y al recorrer su atención por todo el lugar, se dio cuenta que el sitio donde estaba era un dormitorio, uno viejo y empolvado.

Con la sensación de peligro volviendo a nacer en su interior, al pensar y ser consciente de que estaba expuesto y vulnerable a cualquier tipo de peligro allí dentro; rápidamente alisto la cama para luego recostarse en ella y ahogar todas aquellas sensaciones que podrían hacerle actuar de forma estúpida, y cerrando los ojos, se obligó a sí mismo a dormir.

















AnateMA [Kaisoo]Where stories live. Discover now