Iré contigo

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Giró sobre su lugar y cerró la puerta de mi cuarto.

"Alec... dime la verdad, sé que algo te pasa", dijo tratando de tomarme la mano pero retrocedí sobre mi lugar evitándolo.

De pronto se escuchó tras la puerta la voz de Estéfano llamando su nombre.

"¡Eso! es lo que me pasa... estoy harto de ver a ese mundano estúpido siguiéndote a todos lados", hablé fuerte señalando hacia la puerta.

"¿Mundano? ¿De dónde sacaste esa palabra?", respondió Clary confundida.

"No lo sé, no es importante... sólo sal de mi camino ¿Qué tan mal tengo que tratarte para que entiendas?", le dije.

"Estás celoso, admítelo, te vas a sentir mejor...", respondió desafiante.

"Si fuera así ¿qué diferencia habría? claramente él te gusta ¿ó eres de las que besa a cualquiera?", dije alejándome lo más posible de ella hasta el otro extremo de la habitación.

"¿Me estabas siguiendo?", dijo indignada.

"No, sólo fuí a buscarte en el momento equivocado", respondí.

"Debiste quedarte más tiempo para ver que fue un beso robado, no siento nada por él y se lo dejé claro", dijo Clary mientras se acercaba a mí.

No dije nada, tenía demasiado desorden en la cabeza para armar una palabra.

"Hemos pasado poco tiempo aquí juntos, pero siento como si nos conociéramos de antes... vivimos discutiendo pero siempre termino pensando en tí", dijo ella algo nerviosa.

"No sigas, estás entrando en terreno peligroso, los sentimientos no son lo mío", le respondí.

"Sabes muy bien cómo nos miramos, cuando estamos cerca sé que sientes algo. No dejes que yo sea la única valiente en reconocerlo", dijo muy decidida.

"Sólo sé que no es correcto... esta conversación, lo que siento, todo está mal", le respondí mientras caminé hacia  ella acortando la distancia entre los dos.

La tuve tan cerca que pude sentir su respiración.

Se puso de puntas con la intención clara de besarme, pero la aparté.

Me miró furiosa, se dió vuelta y medio abrió la puerta para irse.

Yo la detuve, siguiéndola por atrás,  sosteniendo la madera por ensima de su cabeza mientras ella aún me daba la espalda.

Con la mano que tenía libre la rodeé por la cintura, mis labios tocaron su cuello en un breve beso y luego le hablé al oído.

"Dame tiempo, por favor", le dije en un susurro.

La solté a ella y a la puerta.

"¿Dé qué me sirven tantos juegos de miradas si al final no haces nada?", me dijo Clary mientras desaparecía por el pasadizo sin voltear a verme.

Me dejó claro que soy un cobarde,y tiene razón.

Han pasado más de cuarenta y ocho horas desde la última vez que hablamos, decidió ignorarme.

Este Instituto sin nombre, este castillo de piedra, no lo tolero más, y me siento solo.

Giordano es el único que es capaz de escucharme hablar incoherencias sin aburrirse, tal vez si le cuento lo que me pasa con Clary me ayude a decidir qué hacer.

Salí sin avisar a nadie en dirección al pueblo, fui caminando en la nieve.

Este lugar parece irreal, a veces me siento como en medio de una neblina, pero se me pasa.

Dulce Tormenta©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora