Celos

910 58 14
                                    

Los celos no me dejaron dormir en toda la noche.

Daba vueltas entre las sábanas, con los ojos cerrados pero sin poder soltar el mismo pensamiento.

Aprendí a golpes que si amas a alguien, hay que decirlo antes que pase el momento y sea tarde. Aún si tienes miedo de que no sea lo correcto, o si sabes que va a causar problemas, aunque derrumbe tu vida, hay que gritarlo, y preocuparse por las consecuencias después. No me arrepiento de habérselo dicho a Clary.

De pronto perturbantes imágenes de ella con Simon, besándose, pasando la noche juntos, invadieron mi cabeza.

Luego me vi a mí mismo, llamando al celular de Clary a la mañana siguiente. Ella amaneciendo en la cama de otro, ignorándome.

Casi sentí su dolor al darse cuenta lo que hizo, la vi volver al Instituto y llorar junto a Izzy por perderme, por traicionarla. Sabe que eso no se lo podríamos perdonar.

Me vi enterándome de todo, encerrándome en la azotea tirando flechas a la ciudad para evitar ir y matar a alguien con mis propias manos.

Escuché la voz de Clary, gritarme "¡Con quien quiero estar es contigo Alec! Tenemos que hablar de esto, por favor... lo siento".

Pero yo me negaba a ceder.

La vi cerca a alguien nuevo, alguien que mostraba interés en ella, que lograba hacerla sonreír otra vez. La rabia e impotencia me llenaban, más dolor.

Es como sintiera que no podría perdonarla, pero tampoco olvidarla ni dejarla ir.

Me vi buscándola, pidiéndole perdón para que regrese a mi lado, pero su respuesta fue no.

La desesperación, los celos, la angustia... me invadía el cuerpo, el alma.

Sentía que Clary me odiaba, que me prefería ver muerto.

La busqué una última vez, me forcé dentro de su habitación pero no había nadie. La perdí, no hay vuelta atrás.

Subí a la azotea de nuevo, me costaba respirar, tenía el peso del mundo sobre mi pecho, sólo quería dejar de sentir. Avancé despacio hasta el borde del edificio, trepé sobre este y me quede parado mirando lo pequeños que se veían los autos desde tan alto.

"¡Alec! ¿Qué estás haciendo? Me estás asustando...", escuché la voz de Clary a mis espaldas.

Gire muy despacio la cabeza, tratando de no perder el equilibrio, el viento helado impedía que abra bien mis ojos, pero a pesar de la oscuridad sabía que ella estaba ahí.

"Ven conmigo, por favor... te amo a ti, tienes que creerme", dijo ella.

Los recuerdos de nuestros momentos juntos aparecían muy rápido ante mis ojos, pero el dolor no se iba, se hizo más fuerte.

"Sé que preferirías no haberme conocido, debí dejar que otro te haga feliz y no arrastrarte en esta historia", logré decir mientras terminaba de girar mi cuerpo hacia ella. El borde del muro donde estaba parado no era muy ancho, mis pies no estaban estables.

"¡No! Alec, no me arrepiento de nada, por favor, regresa a mí...", me dijo con cuidado.

De pronto me vino un recuerdo con mi hermana, cuando éramos pequeños, diciéndome que algún día encontraría a alguien que realmente me quiera de verdad.

Pero sentí que la vida, me ha demostrado todo lo contrario.

No tiene sentido.

La miré a los ojos por última vez, y me solté de espaldas en el vacío.

Dulce Tormenta©Where stories live. Discover now