Soltar el pasado

661 33 15
                                    

Las llantas de la moto casi no tocan el piso, estoy a la máxima velocidad que tiene... una piedra en el camino y saldría volando al vacío. Comenzó a llover lo que incrementó el riesgo, pero es lo que tenía que hacer para lograr alcanzar el auto donde Lilith se llevó a Clary. Lo seguí a una distancia prudente, para que no me vieran tan fácil. Entraron por el garaje de una casa de dos pisos que parece abandonada, estamos casi en el borde de la ciudad.

Estacioné la moto cerca para poder usarla cuando salga con Clary entre mis brazos.

Tengo que ahogar todo lo que estoy sintiendo para poder ser lo más eficiente posible. Mi mayor miedo es no volver a verla, pero eso no me va a ayudar a pensar claro ni a reaccionar rápido.

Mi plan no es ser sutil, fui directo a la puerta principal y le di una patada. Se abrió al momento. Entré, había poca luz pero podía ver lo suficiente.

"¡Lilith! ¡Me ofrezco a cambio de Clary! ¡¿Escuchaste?! ¡Déjala ir!", grité en medio del lugar.

Mi voz hizo eco, pero no obtuve respuesta. Noté que alguien más estaba cerca de mí. Me giré, lo agarré del pecho y tiré contra la pared. Sin soltar lo presioné aún más haciéndole daño.

"¿Dónde está Clary? ¡¿Qué han hecho con ella?!", exigí.

Se negó a hablar, entonces lo incentivé a colaborar golpeándolo en el abdomen un par de veces. El tipo se dobló del dolor, lo levanté y acomodé contra la pared una vez más.

"Dime dónde la tienen y te dejo ir sin nada roto, o terminaras tan mal que ni la magia de Lilith te podrá salvar", le advertí.

No dijo nada pero señaló las escaleras. Lo solté y cayó al piso.

Una vez arriba, revisé tras cada puerta que encontré sin éxito hasta que un grupo de tipos, parecidos al anterior, aparecieron.

Quisieron atraparme, pero se las hice difícil. Terminé bastante golpeado, pero pude sacármelos de encima. Debí traer armas que me sirvan más que mis puños pero no hubo tiempo.

Un paso tras otro, me obligué a avanzar hasta la única puerta que me faltaba atravesar.

Y ahí estaba ella.

En un segundo corrí a su lado tratando de sacarle las cuerdas con las que la habían envuelto, pero no estaba funcionando.

"¡Alec! espera, cuanto más intentes sacarlas más se hunden en mí", me detuvo Clary.

"Lo siento, no sé qué hacer ¿te puedes levantar?", le dije angustiado. No aguanto verla sufrir.

"Tal vez... ¡¿qué te pasó?!", cambió de tono al verme bien. Mi cara y brazos deben tener rastros de la pelea de hace minutos.

"Estoy bien, ahora intentemos salir", le dije ignorando las punzadas en las heridas que me recordaban que debo entrenar más.

Terminé pasando un brazo detrás de sus piernas y el otro detrás de su cintura, para cargarla. Así será más fácil avanzar.

Al llegar al pie de la escalera Clary me sostuvo la mirada, hay algo más que le pasa.

"Si no hubieras llegado a tiempo, nuest...", empezó a hablar pero de pronto sentí algo quemando en mi espalda atravesando hacia adelante. Su voz seguía de fondo pero dejé de entender lo que decía.

La puse en el suelo a un lado mío con esfuerzo, y me dejé caer.

Apreté los ojos para tratar de reenfocar lo que se había vuelto borroso. Llevé mi mano hacia donde venía el dolor que ardía mi piel, sentí humedad, es sangre... mucha.

Dulce Tormenta©Where stories live. Discover now