El linaje de los Clayton siempre ha fortalecido una norma, un objetivo o un capricho, como quieras llamarlo. Cada descendiente de esta familia deberá besar a una chica, la que parezca estéticamente más hermosa. A algunos les gusta, otros prefieren m...
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Los monstruos existen, también los demonios.
Suelen estar entre nosotros,
suelen ser humanos.
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No podía describir el momento exacto en el que mi vida cambió de pensar que era la mejor que una persona podía conservar a ser la última en la que querría vivir. Creía que del pozo sin fondo en el que me había adentrado me sería imposible salir.
No podía describir el momento exacto en el que mi vida cambió de pensar que era la mejor que una persona podía conservar a ser la última en la que querría vivir. Creía que del pozo sin fondo en el que me había adentrado me sería imposible salir.
Todos estos años de la mano de mi hermano, pensando que mis padres estaban fuera de casa para visitar a los abuelos habían sido en vano pues ahora me daba cuenta de todas las cosas en las que mi hermano me había mentido. Todo para que yo fuera feliz.
Mis padres no se iban con los abuelos a como él me contaba. Se iban a un viaje de negocios en lugar de pasar su tiempo con nosotros. Mi madre no venía con moretones en sus piernas y cuerpo porque se había golpeado contra mesas y sillas. La verdad era que mi padre le estaba golpeando.
Mi hermano Dylan no me llevaba al colegio provocando que él llegara al instituto tarde porque mis padres no podían dejarme. Ellos estaban lo demasiado ocupados como para no hacerse cargo de sus hijos. Lo peor que me hacían creer era que mi hermano no venía la mayoría de las veces con el rostro lastimado porque se había metido en un pelea por querer defender a alguien. Mi padre era lo suficiente hijo de puta como para golpearle a sangre fría.
Skylar, la novia de mi hermano, no me contó que a mi hermano le habían llamado del instituto y por eso me dejaba en casa de Skylar. Ellos estaban haciendo papeleos para obtener mi custodia. Ella me mentía diciéndome que Dylan estaba bien cuando la verdad era que estaba en una camilla de hospital porque mi padre le había provocado tantas heridas que no conseguía mantenerse en pie.
