Capítulo 37

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Para los que hayáis recibido la notificación ya y lo hayais leído, tiene que haber en el capítulo 36 dos partes. Una en la playa y la otra en casa de Amber y Nora, si no está, quitaos la historia de la biblio y volved a entrar (si es que no se os actualiza, claro). ¡¡Y, ahora, a empezar a leer!!

 ¡¡Y, ahora, a empezar a leer!!

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#MARATÓN 2/2


— ¿Qué ha pasado? — irrumpe una voz en medio del silencio sepulcral.

— No lo sé. Ella estaba hablando por teléfono y de repente se ha desmayado.

— ¿Ha tomado algo cuando ha venido? — la misma voz de antes, la de Chad. No veo nada y la desesparación aparece dañando mi organismo a causa del pánico. Trago saliva e intento recordar algo, lo que sea. El recuerdo emerge en mi mente como una señal de parar en medio de la autopista.

Mi padre.

— No, para nada. Acabábamos de llegar, ella cogió el teléfono y después ha pasado... — carraspea varias veces en busca de palabras, distingo el tono de Amber — ... esto.

— ¿Cuánto tiempo lleva así? — vuelve a preguntar, con el mismo tono. No me atrevo a abrir los ojos por miedo a encontrarme con algo con lo que no deseo toparme. Si mi padre ha salido de la cárcel, si está rondando por algún lugar del país, prefiero no estar despierta o consciente para presenciarlo. Quiero dormir y esperar a que todo termine, a que mi padre esté en el mismo sitio que antes.

— Una hora, como mucho. He esperado un poco por si era una bajada de tensión o algo que le había sentado mal y después te he llamado — regresa la voz femenina. Tengo la necesidad de decir que estoy bien, que solo ha sido el impacto de la noticia. Sin embargo, relacionar las palabras confesión, James y salida de la cárcel, no aparece dentro de mis deseos.

Es mejor que no sepan nada.

— ¿Se ha dado con algo cuando se ha caído? — interroga otra vez, de no ser por que está cursando la misma carrera que yo, hubiera creído que Amber había llamado a un médico. No obstante, todo eso solo me hace sentir más culpable.

No quiero despertarme y ellos están aquí esperando a que me encuentre bien.

— No, por eso no te he llamado. No se ha dado ningún golpe ni ha caído en mal sitio.

— Vale, no pasa nada, todo está bien — susurra Chad. Noto sus dedos sobre mi rostro, apartan mi cabello de la cara y me acarician con una delicadeza abismal —. Vete a la cama, Amber. Estarás cansada y mañana empiezan las clases, tienes que descansar.

No escucho nada por unos segundos y presupongo que se ha largado cuando alguien suelta un suspiro largo y sonoro y el ruido de la puerta al cerrarse se topa con mis oídos. El chico a mi lado respira, cansado. El dolor estruja mi corazón y las lágrimas escuecen en mis ojos.

¡No me beses! (U.D.S.#4)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt