Capítulo 15

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Lo que pensé que me ayudaría a dejar de pensar en las pesadillas, ha funcionado. Chad Clayton está tan inmerso en mi cabeza que últimamente no tengo nada más en mi mente. Pero aún trato de averiguar si eso va por el buen camino o por el más horrible de ellos.

Él va a besar a una chica cada año hasta que sienta que una es la indicada. Obviamente, está tan atento, tan amable y tan simpático por que necesita no ser el hazmerreír de toda la universidad. Lo está consiguiendo. Con su tranquilidad, su bondad y su felicidad ilimitada, consigue que me sienta de la misma forma.

El sentimiento es agradable. Si digo lo contrario estaría mintiendo. No soy una hipócrita y prefiero admitirlo a ser una chica más a la que el orgullo le vale más. Ya tuve que ver como mi hermano echaba mano de su orgullo la gran mayoría de las veces con Skylar y no quiero ser como él en este tipo de casos. No tiene sentido.

No quiero ser igual de cabezón que mi hermano.

Pero, aún sabiendo que las emociones van creciendo como el césped en una casa, obligo a pasarle la cortacésped, eliminarla de cuajo y destrozar las malas hierbas. Por más que quiera, por más que sea increíble, si no he dejado a nadie más pasar más de la línea por el mismo motivo de siempre —mi padre—, tampoco lo haré con Chad.

— ¿Qué clase tienes, castaña? — interroga una voz conocida detrás de mí.

Echo un vistazo por encima de mi hombro divisando la llegada de Jayden hasta donde me encuentro. Sonrío sin poder evitarlo viendo su postura libre y decidida. Su rostro observa el mío y esos ojos casi negros se estampan con los míos escarbando hasta el lugar más profundo de mi alma.

En el momento en el que sus labios se curvan en una sonrisa, reconozco la razón por la que Chad debe estar con él, ser su mejor amigo. Pocas veces he entablado una conversación con Jay pero parece de ese tipo de personas que te caen bien desde el primer instante, esas que, con solo una sonrisa, te motivan a querer abrazarle hasta casi ahogarle.

De acuerdo, es probable que no tan fuerte pero se entiende a lo que me refiero.

— Lenguaje Musical.

— ¿La música tiene un lenguaje? — pregunta mirándome con el ceño fruncido. Abro la boca pero, al segundo en el que voy a pronunciar unas cuantas palabras, su mano se alza y me detiene. Regresa su vista al frente —. No quiero saberlo, de todas formas. Ya veréis en lo que os estáis metiendo Chad y tú — masculla.

Sacudo la cabeza —. ¿Para qué has venido entonces, Jayden? — cuestiono aguantando las ganas de soltar una risotada.

— ¿Dormiste anoche con Chad?

De haber estado con la boca llena o bebiendo agua, le habría escupido todo el contenido a la persona que tuviera delante. Por suerte no había nadie, y yo no tenía nada en la boca. En su lugar, la saliva se va por el conducto equivocado y Jayden, tras soltar una enorme carcajada, me ayuda a recobrar la compostura.

¡No me beses! (U.D.S.#4)Where stories live. Discover now