Capítulo 9

17.6K 957 106
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— ¿Puedes sobrevivir solo con eso? — pregunta asqueada

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— ¿Puedes sobrevivir solo con eso? — pregunta asqueada.

Bajo la mirada a mi ensalada. Nadie debería juzgarme por no querer alinearla, ni ponerle salsa césar, ni siquiera me gusta ponerle un poco de sal. El sabor natural de cada cosa me agrada, que a ella le guste su chuleta de cerdo con patatas fritas no significa que a mí también tiene que encantarme.

Aunque le tengo un poco de envidia por ello pero no pienso decir ni una sola palabra al respecto.

— ¿Qué problema tienes?

Hace una mueca —. Eso no es una ensalada. No tiene nada.

— Sí que tiene — contradigo —. Tiene lechuga, atún y palitos de cangrejo.

— ¿Y el tomate, el maíz, los picatostes? ¿Dónde está lo más interesante? ¿Quién demonios te ha preparado eso?

Bufo dejando de hablar con ella. Mi comida es más sana que lo que tiene ella ahí. Que me culpe si quiere por querer estar cuidando mi vida. Este cuerpo no va a estar libre de enfermedades si lo trato como una pocilga que consigue ingerir hasta una piedra.

— Primero, no me gusta ni el tomate, ni el maíz, ni los picatostes o como narices se diga. Segundo — la amenazo con el cuchillo —, me lo he preparado antes de salir del apartamento. Me has visto haciéndomela y no se te ha ocurrido decir nada. No lo hagas ahora — espeto.

La escucho reír. Apartamos la conversación sobre mi maravillosa ensalada. Es entretenido lograr hablar de algo tan banal como eso. Las charlas de ahora se centran en una única y preciosa persona; Chad Clayton. A cada lado, no importa donde, el nombre que más se escucha es el suyo, el del chico maravilla, el chico rechazado, como quieras llamarlo. Hablar de otro tema que no sea ese es un alivio y casi agradezco que la ensalada estuviera presente en esta conversación.

Cualquier cosa menos: «¿Por qué no le has besado?»

De verdad, admitir que Chad no es un adonis es como decir que el chocolate está salado. No tiene ni pies ni cabeza negar un dato que es obvio. Por que, quién no gustaría de esos ojos pardos, de esa boca que se hace tan bonita cuando sonríe o de ese rostro que parece que lo hayan tratado durante horas y horas, incluso días.

¡No me beses! (U.D.S.#4)Where stories live. Discover now