Capítulo 31

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Los pies se mueven por sí solos, no miden la rapidez con la que lo hacen. Simplemente siguen el camino hasta el lugar esperado y no se voltean para mirar nada. Reconozco las pisadas que van detrás de mí y me apresuro a terminar mi camino.

Vuelvo a colocar el bolso sobre mi hombro por tercera o cuarta vez (ya he perdido la cuenta) sin girar mi cabeza para visualizar la cabellera morena que me persigue. Me siento en una película de terror con el espíritu paranormal buscando mi muerte y mi familia asesinada por él en el salón.

Lástima que no sea verdad. Sería más fácil huir de ser así.Las películas de terror siempre suelen acabar bien. Con uno o dos muertos, pero bien a fin de cuentas.

Mis ojos captan la puerta, abierta, para que entre a la clase. Noto el alivio cubriendo cada lugar de mi cuerpo pues mi salvación está en esa clase. Subiré las escaleras y después pasaré a la siguiente clase donde haré exactamente lo mismo que con esta. Correré hasta llegar, subiré las escaleras y el castaño que va a mi clase se quedará en las últimas filas, donde ha estado siempre.

Sin embargo, la rapidez no es lo mío y Chad logra alcanzarme antes de poner un pie en el umbral de la puerta y declarar mi victoria. Su mano se queda atorada en mi muñeca, sujetándome hasta voltearme y chocando, seguido de ello, con su mirada molesta y confundida.

— ¿Qué demonios te pasa? — interroga con el enfado tiñendo su voz.

— Nada — respondo rápida. Trato de desatarme de su agarre duro y conciso pero no lo consigo. Chad es más fuerte, aunque tampoco hay que hacer demasiado para ser tener más fuerza que yo—. Vamos a llegar tarde a la clase de Delilah. Sabes que no le gustan los retrasos en su clase.

Me mira tratando de buscar la respuesta a su pregunta anterior a través de mi mirada. Cuando no encuentra nada más que temor y miedo, se voltea aún con mi muñeca entre sus dedos.

— Delilah puede esperar — espeta, me lleva a algún lugar, paseando su mirada por todas las aulas descubriendo que la gran mayoría están concurridas de estudiantes sentándose en su lugar y profesores reclamando silencio para empezar la lección de hoy.

Ruedo los ojos, olvidaba que sus padres llevaban este instituto y que no importa lo que haga. Después de todo, la universidad es prácticamente suya.

— Íbamos a enseñarle hoy al canción a Delilah, si nos perdemos la clase no nos va a dejar hacerlo — vuelvo a intentar.

Intento fallido, sigue sin escucharme.

— Somos los primeros en tener la canción. Que se la enseñemos hoy o mañana no nos va a hacer ningún daño — espeta con tono serio.

Parece que encuentra un aula vacía cuando abre la puerta y entra al interior. Una de las pocas cosas que no me había gustado de estas clases era que no cerraban la puerta después de terminar una clase. Perfectamente se me puede olvidar algo de valor y alguien podría venir y quitármelo sin pudor. Con el aula cerrada esas cosas no pasarían.

¡No me beses! (U.D.S.#4)Where stories live. Discover now