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Youngjae


Mamá sale por fin de la habitación y vuelvo a apoyar la cabeza sobre la almohada, abrazándola y llenándome del olor de Jb que aún sigue en ella. Me levanto antes de que mi madre vuelva armada con algo que lanzarme y me visto. Entro rápidamente en la cocina y cojo una de las manzanas sobre la encimera, huyendo antes de oír otro de sus regaños.

Bajo dando saltitos por las escaleras y buscando al pelirrojo con la mirada, pero sólo encuentro a Jinyoung. Hace el amago de andar hacia fuera del portal, pero le interrumpo.

-¿Dónde está Jb?

Le veo sonreír al oírme llamarle también por su apodo, pero la sonrisa desaparece cuando empieza a hablar.

-No va a venir, dice que no se encuentra bien.

Emprende su camino hacia la universidad y yo corro hasta alcanzarle.

-¿Qué le pasa? ¿Has hablado con él?

Él se encoge de hombros y aminora el paso cuando ve que me falta el aire.

-No lo sé, solo me ha mandado un mensaje diciendo que no vendría.

Tras esas palabras reina el silencio y echo de menos a Jaebum más que nunca.

Paso las horas de clases mirando al infinito y deseando que el tiempo pase lo más rápido posible. Lo cual parecer ocurrir totalmente al revés.

En la última clase, cuando empiezo a pensar que toda mi paciencia está llegando a su fin y que de un momento a otro caeré totalmente rendido, un golpe sobre una de las mesas detrás de la que comparto con Yugyeom me despierta. Todo el mundo se gira al instante, para ver a un Jackson con el ceño fruncido y saliendo del aula; y a un Mark rojo de la vergüenza y con lágrimas en los ojos.

La profesora, Miss Pocas Luces, manda a Mark en busca del moreno que acaba de salir dando un portazo, pero Bambam termina haciéndolo en su lugar.

En cuanto suena el timbre Yugyeom sale disparado en busca de Jackson y Bambam, así que cuando llego a la salida me encuentro solo de nuevo. Ni Jinyoung, ni Jackson, ni Mark. Ni si quiera los maknaes. Me resigno a caminar solo hasta casa y en las condiciones de hoy, incluso lo prefiero al incómodo silencio entre Jinyoung y yo.

Llego a mi planta y mientras paso frente a su puerta siento una ganas incontrolables de llamar a la puerta y verle. Mis pies se mueven solos y termino haciendo exactamente eso, con la diferencia de que en lugar de verle me quedo plantado frente a la puerta, oyendo como alguien al otro lado camina hacia ésta, mira por la mirilla y se da la vuelta.

Entro a mi piso hecho una furia y con el doble de ganas de verle sólo para poder darle una paliza. Le escribo cientos de mensajes, tanto a él como al resto de chicos, sin resultado alguno, así que me vuelco en acabar todos los proyectos pendientes, ya que dejárselos a mi desastroso compañero, también conocido como Yugyeom, sería un suicidio.

Tras horas frente a los libros, me reclino sobre la silla y vuelvo a revisar los mensajes, sintiéndome ignorado de nuevo. Me asomo a la ventana, con la esperanza de verle a él como la primera vez, pero me encuentro solo con el fuerte viento y el cielo, que empieza a oscurecer. Oigo pasos varios metros debajo de mí, y entonces diviso al padre de Jaebum caminando hacia su coche, e incluso desde esta altura parece terrorífico. Una idea fugaz cruza mi mente y en un impulso corro de nuevo hacia el piso de Jaebum. Llamo otra vez a la puerta y espero hasta que una mujer aparece tras esta. Es más baja que yo, y tal vez un poco más mayor que mi madre. Me mira desconcertada, aunque es lógico teniendo en cuenta que es prácticamente de noche.

-Hola -Me apresuro a hablar-, sé que es un poco tarde, pero venía a ver como estaba Jaebum.

Ella sonríe al oírme y se echa a un lado, invitándome a entrar.

-Está en su habitación -Dice señalando una puerta al fondo del pasillo-. Ve, seguro que se alegra de verte.

Le sonrío de vuelta y ella me mira con dulzura, pero también veo como ella asoma la cabeza y mira a ambos lados del rellano antes de volver a cerrar la puerta. Por mi parte, me acerco a la habitación de Jb y toco dos veces antes de entrar. Le veo tumbado, de espaldas a mí, y retengo las ganas de abrazarle por la espalda. Cuando me oye cerrar la puerta se gira, y su expresión cambia a una entre sorprendido y feliz.

-¿Qué haces aquí, jae?

-Venía a ver como estabas -Contesto, rodando los ojos.

-¿Tanto me has echado de menos?

-Para nada, en realidad he estado más tranquilo que nunca.

Miento descaradamente, y él lo sabe de sobra. Sonríe y da dos palmadas sobre el sitio vacío junto a él. Obedezco y corro a sentarme a su lado. Dejo las zapatillas a un lado y me siento cruzando ambas piernas. En cuanto mi peso cae sobre la cama, una orejas aparecen junto al otro lado de Jaebum.

-Nora -Habla Jb, señalando a la gata y después a mí-, este es Youngjae. Youngjae, esta es Nora.

Intento sonreír pero en cuanto el animal intenta acercarse a mí me echo para atrás todo lo posible.

-Veo que no bromeabas con lo de la alergia.

-Desgraciadamente no.

Antes de que pueda rozar su cabezita contra mi expuesto brazo, el pelirrojo la coge a peso y la deja sobre el suelo, para luego volver a tumbarse. Suspiro mientras la veo ir hasta la silla frente al escritorio y proclamarla su nueva cama. Jaebum ante mi despiste no tarda en pasar una de sus manos por todo mi muslo. Mi cuerpo se tensa inevitablemente así que la agarro y la entrelazo con mi mano derecha.

-¿Qué te ha pasado?

Él me mira directamente a los ojos, pero no sabría decir qué expresan estos. Los pasos de la señora Im se oyen repentinamente y Jaebum suelta mi mano antes de que su madre entre con una sonrisa.

-Tengo que ir a trabajar, ¿estarás bien solo?

Jb solo asiente, sin ninguna expresión en su rostro.

-Papá se ha ido por un caso de urgencia -Vuelve a hablar, mirándome de reojo-, así que seguramente no llegue hasta la tarde de mañana.

Jaebum vuelve a asentir y la señora Im sale de nuevo cerrando la puerta tras de sí. Segundos después la puerta principal se abre y cierra, y el pelirrojo tira de mí haciendo que me tumbe junto a él. Intento volver a formular la misma pregunta de antes, pero sus labios atrapan los míos, callándome.

-Yo sí te he echado de menos -Dice contra mis labios.

Mueve los suyos despacio, transmitiéndome cariño, hasta que subo los abrazos a su cuello y juego con el pelo de su nuca. Entonces sus movimientos se vuelven más ágiles y ansiosos. Noto como sus manos calientes se cuelan por mi camiseta y acarician toda mi espalda, sacándome un gemido y consigue colar su lengua entre el beso.

Jaebum parece totalmente ido por el cúmulo de sensaciones así que intento poner un poco de mi parte. Me separo de él y me incorporo, sentándome sobre su abdomen y con la intención de volver a besarle, pero un quejido agudo por su parte me descoloca. Me levanto rápidamente y dejo el peso sobre mis rodillas.

-Lo siento, ¿te he hecho daño? ¿Peso demasiado?

Él niega con la cabeza, pone ambas manos en mis caderas y vuelve a sentarme sobre él, sólo que un poco más abajo. La temperatura de mi cara aumenta radicalmente, a la vez que adquiere un tono rojo intenso. Mientras, él sólo me mira ignorando el hecho de que me avergüenza estar sentado literalmente sobre su entrepierna.

-Jb, esto n-no era lo que y-yo...

Empiezo a tartamudear y él a darse cuenta de la situación. Quita las manos de mis caderas y niega con estas.

-No, no, no pretendía... -Sus mejillas comienza a tornarse del mismo color que la mía- Yo solo quería...¡Agh!

Pone ambas manos sobre su rostro, y se gira tras bajarme de encima suya. Y toda la vergüenza que siento deja de importar cuando veo las marcas bajo su camiseta.

Let me know ✧ 2jaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora