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Jaebum

Intento parar la sangre que no deja de salir de mi labio con la manga de mi sudadera mientras Youngjae sigue centrado en la carretera. Hace rato que dejamos nuestro edificio atrás y pasamos calles que ya no conocía, así que ahora todo lo que había frente a nosotros era asfalto. Una ola de culpabilidad me da directa en la cara cuando pienso en mi madre, en que la he dejado sola con él y he huido como un cobarde. Y peor aún, he involucrado a Youngjae más en esto.

Como si pudiera leer mis pensamientos, el rubio lleva su mano hasta la mía libre y la aprieta de manera reconfortante, para después dejar caricias con su dedo pulgar. Sé que no puede decir que todo saldrá bien, pero ese gesto ha sido más que suficiente para mí.

Youngjae sube la calefacción y me quitó la sudadera cuando dejo de notar el sabor metálico. Aunque no sé qué me asquea más, si la mancha enorme de sangre o el olor a tabaco que él ha dejado impregnado.
Dejo la prenda en los asientos traseros y me acomodo apoyando la cabeza en la puerta. Mi cuerpo sigue doliendo y cada movimiento que hago me cansa el doble de lo normal así que no tardo en caer profundamente dormido.

Me despierto cuando oigo el sonido de una de las puertas del coche cerrarse. Consigo ver a mi izquierda, con la poca luz de la que dispongo, a Youngjae con varias bolsas de plástico encima.

-¿Tienes hambre? -Pregunta sonriéndome cuando nota que le miro.

Solo alcanzo a asentir así que él me tiende una de las bolsas.

-No, espera.

Seguidamente, se vuelve hacia los asientos traseros y busca algo por ellos. A través de su ventanilla, ahora visible para mí, veo la fachada trasera de lo que supongo, por los ruidos, que es una gasolinera.

-¿Dónde estamos? -Digo, aún con la voz ronca.

-Lejos -Le miro pidiéndole que concrete un poco más, pero sólo añade: "En las afueras de un pueblo".

Se sienta de nuevo, con otra bolsa más pequeña en las manos, de la que saca material suficiente para limpiar y curar mi labio. Intento quejarme lo menos posible, pero no consigo evitar algunos gemidos de dolor, haciendo que el rubio se disculpe al instante. Tras eso, me da parte de la comida que ha comprado y pasamos el resto de horas en silencio.

Yo estoy cómodo sin decir nada y simplemente disfrutando su compañía, pero Youngjae parece no pensar lo mismo. Acaricia mi brazo con una de sus manos intentando llamar mi atención.

-Dios, Jaebum, estás helado -Dice cuando llega a mis antebrazos, que quedan descubiertos por la camiseta de media manga-. Vuelve a ponerte la sudadera.

Niego rápidamente y él frunce el ceño.

-Está manchada de sangre.

Y huele a él.

-No seas infantil, mejor eso a que te mueras de frío. Venga.

Vuelvo a negar y él parece cada vez más frustrado. Está a punto de quitarse la sudadera para darmela a mí, pero le freno agarrando sus brazos y tirando con suavidad de él, haciendo que acabe sentado sobre mis rodillas. Le rodeo con mis brazos antes de que pueda quejarse, y parece surtir efecto, porque en lugar de seguir regañándome, corresponde al abrazo.

Siento otra vez todos esos remordimientos cuando Youngjae empieza a acariciar mis mejillas con sus pulgares y a dejar besos por mi frente.

-No puedo prometer que todo vaya a salir bien, pero lo que sí puedo asegurarte es que yo seguiré contigo sea como sea -Susurra.

Mis ojos se cristalizan enseguida cuando oigo esas palabras y siento que mi corazón late lo suficientemente fuerte como para poder salir disparado de mi pecho y golpearle.

Une nuestros labios agarrando mis mejillas con un poco de fuerza e imposibilitándome el movimiento. Mis labios aún duelen cuando le correspondo pero lo bien que se siente eclipsa todo dolor. Aun con eso, Youngjae consigue abrir mi boca e introducir su lengua en ella, explorando a sus anchas.

Una de sus manos se posa en mi nuca para mantener y profundizar el beso, mientras la otra baja por mi cuello hasta mi abdomen, acariciando todo lo que se encuentra. Sus caderas empiezan a moverse sobre mí y por ende ejercen más fricción entre nuestras entrepiernas.

Por si el mensaje aún no estaba lo suficientemente claro, Youngjae comienza a jugar con el cinturón de mi pantalón, hasta desabrocharlo.

-¿La primera vez que lo hiciéramos no tendría que ser algo más especial? -Digo intentando mantener la poca cordura que me queda.

-Estoy contigo, no hay nada más especial que eso.

Let me know ✧ 2jaeWo Geschichten leben. Entdecke jetzt