Al verlo de pie detrás de la puerta con una maleta al lado y las manos en los bolsillos, me quedé sin habla. Inspiré hondo, cerré los ojos pidiendo al cielo que esto no fuera un sueño.
-¿Quién es Charlotte? – pregunto papá desde el comedor.
No podía pronunciar palabra alguna, mi boca estaba completamente seca y por más que la cerraba y volvía abrir ninguna palabra salía. Su llegada me había tomado mucho por sorpresa, era la persona que menos me esperaba en estos momentos.
-Y bien, ¿Hablaras o te quedaras mirándome como si aún fuera un fantasma guapo? – Pronuncio con una risa que siempre era característico de él.
Como si mi cerebro de nuevo se hubiera conectado a mis labios, le contesté.
-que... ¿Qué haces aquí?
-¿No me esperabas cierto?
-Claro que no, hace años que no nos vemos.
Hice un ademan con la mano, dándole permiso para pasar a la casa. Tomé su maleta para entrar detrás de él y en el recibidor Gail se hizo cargo.
-¿Me guiaras o tendré que adivinar donde está la mesa?
Sin decir palabra alguna, me siguió en el corto trayecto del recibidor, la sala y el comedor junto a la cocina.
-Buenas noches familia. – comunico para todos.
Mamá se levantó y abrazó a su primogénito. Papá lo saludó con la mano y mi hermano lo abrazó.
-Siéntate, hijo. Ya está la cena servida. Debes tener hambre.
Mamá le hizo señas a Gail para que le sirviera de comer a mi hermano.
-Gracias – Se refirió a Gail – No me esperaba este recibimiento, pensé que un plato de wafles me esperaba para cenar o un plato de cereal con leche.
-¿Ven? Yo también les dije que esta cena era mucho.
-Bueno no diario recibimos visitas tan importantes como nuestros hijos. – Papá intervino.
Todos comenzamos a tomar bocados del delicioso pato. Y a tomar intervalos de vino.
-¿Cómo fue el viaje hijo?
-Muy cansado, la verdad. Eso de tomar dos vuelos no es muy buena idea.
-¿Tomaste dos vuelos? – Me sorprendí por su respuesta.
-Así es, no podía llegar aquí en el avión real, Eva.
Un pedazo de carne de pato quedó a medio masticar.
-David, creo que debo explicarte algo. – Termine de masticar. – Aquí no soy Eva.
-¿De qué estás hablando? ¿Cómo que no eres Eva?
Papá y mamá intercambiaron miradas.
-Me parece que debemos terminar de cenar y en la sala podemos platicar a gusto de las preguntas que ahora mismo te estés formulando David.
-¿Cómo está la abuela? – Cambie de tema.
-Bien de salud, pero muy ocupada para poder acompañarme en este viaje.
-¿Aun tiene el cabello castaño y el cuerpo que toda abuela envidia?
-Le han pasado los años igual que a ti Eva.
Lo miré asombrada pero no repliqué.
-Bueno nos dejamos de ver, ¿Cuándo era una adolescente?
-Las videollamadas no te hacían justicia, has cambiado mucho.
-¡Pero qué me dices de ti! Mírate ya todo un adulto ¡Aun no creo que estés aquí! – No dejaba de sonreír como niña pequeña con juguete nuevo.
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¿Jugamos? EDITANDO.
Roman d'amourEva Charlotte Valentina, princesa de Italia. Es una joven universitaria que se ha mudado a Canadá con sus padres para salir de la prensa italiana y vivir una vida normal. Sin esperar nada de su nueva vida, el destino la sorprende y su nuevo profesor...