-Vaya, hasta que por fin te dignas en contestarme el teléfono. – Me termine de acomodarme la ropa, un nuevo día en el instituto me esperaba.
-¿Podrías comportarte de acuerdo a tu edad? – Me acomode los zapatos.
-Eva, estoy tratando de localizarte desde ayer y mamá solo me ha dicho que te las pasado con tus amigos. – Peine mi cabello
-¿Desde cuándo te importo? – Nos quedamos unos segundos en silencio.
-Desde siempre, ¿Acaso ya no te puedo llamar por teléfono? – Me mire por última vez en el espejo.
-David, desde que te has comprometido tus llamadas son contadas. – Guardé mis materiales a utilizar en el bolso.
-Eva, sabes que he estado ocupado y por cierto, usted señorita no se ha molestado en llamar. – Baje hacia el comedor.
-Por lo mismo porque estas ocupado y no he querido interrumpir. – Salude a papá y mamá.
-Son mentiras, te conozco, sé cuándo mientes. – Le sonreí a Gail.
-¿Entonces por qué crees que no te he llamado? – Introduje el primer bocado de mi desayuno.
-Aún estas molesta conmigo. – Me quedé pensativa.
-Un poco, pero ya aprendí que hay que dejar que las cosas tengan su curso. ¿Cómo te va en Noruega? – Seguí comiendo.
-Sigo aun en casa de la abuela, una semana antes del casamiento me mudaré oficialmente.
-¿Vivirás con tus suegros?
-¿Así debe de ser no?
-Pensé que estarían en otra casa, no alejada del palacio, pero que serían únicamente ustedes dos. – Levante el tenedor en el aire e hice círculos.
-Aún no hemos planeado exactamente que queremos, pero eso sí. Estaremos fuera de Noruega en nuestra luna de miel. – Papá me reprimió con la mirada por el tenedor fuera de su lugar.
-¿Por cuánto tiempo?
-Dos semanas, más o menos. Debo de acoplarme al país noruego y las personas son duras de complacer.
-Lo harás bien, fuiste creado para esto. – Sonreí para mí.
-Gracias. ¿Qué hay de ti pequeña? – Deje de masticar, la conversación volvía a centrarse en mí.
-Nada nuevo, he estado en el instituto, salgo con mis amigos más a menudo, trato de mantenerme en resguardo por los periódicos y sigo siendo la consentida de papá. – Guiñe un ojo en su dirección.
-¿Con que esas tenemos eh? Claro, consentida de papá.
-Que tú seas al que hayan traído por la adopción no es mi problema. – Termine de desayunar, me dirigí a lavarme los dientes.
-¿Aun no te vas a clases? Según mi horario de allá ya deberías de estar en la escuela.
-Que amargado eres, apenas me voy has llamado justo cuando me estaba cambiando, he terminado de desayunar y he venido a lavarme los dientes.
-Con razón los gruños en vez de palabras.
Por cinco minutos le deje de hablar y el solo se dispuso a decir palabra con las personas que se cruzaba, ninguno de los dos colgó.
-Ya, ya estoy lista, ¿Seguirás en línea hasta que llegue al instituto? – Me adentré en el auto con el chofer.
-¿Por qué no? Quiero que nuestra charla sea larga, te añoro demasiado pequeña diabla.
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¿Jugamos? EDITANDO.
RomanceEva Charlotte Valentina, princesa de Italia. Es una joven universitaria que se ha mudado a Canadá con sus padres para salir de la prensa italiana y vivir una vida normal. Sin esperar nada de su nueva vida, el destino la sorprende y su nuevo profesor...