Capitulo 5

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Tres golpes me levantaron de un profundo sueño.

-¿Sí? – Contesté con la voz adormilada.

-Señorita ya es tarde, su familia la espera en el desayunador.

Mi alarma cerebral se encendió y me fijé en la hora del celular. Cuarto para las ocho de la mañana.

-¡Mierda! – exclamé.

-¿Señorita se encuentra usted bien?

-Si, si Gail, enseguida bajo, solo deja me ducho.

Con pasos apresurados y sin saber si el agua estaba en temperatura ambiente me metí a la regadera para darme un baño exprés, grité al sentir el agua helada, me lo tenia merecido por no levantarme temprano, solo a mí se me ocurría llegar tarde a clases y de paso buscarme problemas con mi papá por no desayunar otra vez.

Me puse lo primero que encontré, unos jeans, una blusa blanca y los tenis, me amarré el cabello en una coleta y dejé que chorreara aun por la ducha. Si no me enfermaba iba ser un logro.

-¡Buenos días familia! – entre gritando en la cocina, para solo poder recoger una manzana e irme a clase.

-Señorita pero que son esos modales.

-Voy tarde a clases papá.

-Charlotte... - dejó la frase a terminar y era una advertencia.

-Había olvidado que había alguien de la realeza aquí. – retrocedí unos pasos y me planté delante de mi hermano para hacer una reverencia. – Muy buenos días, alteza.

David me miró.

-Eso está mejor, buenos días alteza. – tenía una sonrisa que quería ocultar – al parecer a dormido bien, ¿Qué tal su noche?

Lo fulminé. ¿En verdad estaba preguntando aquello? Mis horas de sueño, habían sido muy escasas a lo normal. Y de paso ya iba muy tarde para comenzar el día.

-¿Esto se ha vuelto un desayuno real y no me han dicho? – Miré a todos con su vestimenta formal y el gran banquete de desayuno.

-Es un desayuno normal Eva.

-¿Volvemos a lo mismo?

-Lo siento, Charlotte. ¿Por qué esto te ha parecido fuera de lo normal?

-David, lo siento, en verdad. No tengo tiempo para explicártelo. – Mire la hora en le celular - ¡Mierda!

-¡Charlotte! Ese vocabulario. – Papá salió a la defensiva.

-Lo lamento familia, pero si corro de prisa llego en cinco minutos a clases y todos conocemos la importancia de ser puntual.

-Nadie puede recriminarte los minutos de retraso.

Rodee los ojos. David parecía aun no cambiarse de chip mental. Aparentamos ser por lo menos una familia normal.

-Lo siento, pero hoy no tengo tiempo para explicaciones. - Me despedí de besos de mi madre y padre, hice mi reverencia final. - ¡Me voy los veo mas tarde! – pronuncie antes de darle mordida a mi manzana.

-Señorita aún me debes un desayuno completo. – Papá me detuvo a medio camino.

-Lo sé, pero en verdad voy tarde a clase, mañana me pondré manos a la obra.

-Bueno, ya está bien, Charlotte, por favor espera afuera al chofer que ya te llevara al colegio ya que es tarde. – Con una voz poco convencida me dio el permiso de marcharme.

-No te preocupes padre, yo la llevare hoy, así me sirve para poder conocer un poco, aunque sea de la casa a la universidad.

Lo miré incrédula.

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