Capitulo 33

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-Pensé que no vendrías.

-Era eso o tú me irías a buscar.

-Me lo plantee desde anoche, pero sabía que al día siguiente llegarías corriendo a mis brazos.

-¿Tendremos esta platica en la puerta?

-Adelante, pasa.

Deje mi bolsa y abrigo en el perchero al lado de la puerta.

-¿Por qué no has dejado que fuera por ti?

-Porque solo he venido a cerrar un trato.

-Pensé que venias a ver mi As bajo la manga.

-Ya no me importa.

-Te he echado de menos.

Tomo mis labios con los suyos y poco a poco nos fuimos envolviendo en un cálido beso, en un beso que estaba basado de promesas, de verdades y de pasión. Poco a poco nos fuimos fundiendo en uno mismo, enrede mis piernas en su cadera y nos fuimos acercando a la cama que nos esperaba detrás de nosotros.

-Cariño, no puedo hacerlo. – Diamond, había roto la iniciativa que ya tenía.

-No, James, por favor, no lo hagas, no me recuerdes todo lo estúpido que he estado haciendo solo por ti. Vamos no hagas que me arrepienta.

Sin decir palabra alguna, nos volvimos a besar, volvimos a sentir la pasión que antes nos estaba dejando llevar. Entre besos y besos nuestras prendas iban desapareciendo del cuerpo del otro. Mis pantalones de chándal estaban por algún lado de la habitación, su camisa de igual forma quedo tirada con las demás prendas, mi blusa quedo al pie de la cama al igual que su pantalón de vestir y nuestros calzados. Desprendió mi liga que sostenía todo mi cabello en una coleta.

-Me encantaría tenerte así para siempre.

-Si no fueras tan estúpido me tuvieras para siempre.

Cada parte de mi cuerpo fue probado por sus labios, fue tocado por sus manos. Me quito la ropa interior, le quite la suya, nos probábamos como si uno fuera la medicina del otro, nuestras pieles rozaban y con cada roce sentía que el maldito infierno estaba cerca.

Se acercó a uno de mis pechos y lo beso, mientras que una de sus manos bajaba hacia mis labios vaginales. Mientras sus dedos me rozaban, beso de igual manera el otro pecho.

-Querida, eres el mejor regalo que cualquier hombre podría disfrutar.

Introdujo un dedo y al mismo tiempo me beso en los labios. Su beso devoró mis gemidos.

-Cariño, no pienso en complacerte esta noche, contemplándote como en las demás.

E introdujo un segundo dedo más. Sus besos volvieron a callar mis gemidos de placer.

-Esta noche seré algo duro cariño. Esta noche te follare.

Sin dejar de mover sus dos dedos dentro de mí, con su otra mano alcanzo un condón que se encontraba en la mesita de noche de la habitación. Lo abrió y se lo coloco rápidamente en su pene erecto. Sin darme tiempo alguno a reaccionar con la embestida de su pene, me penetro de forma rápida. Un gemido de dolor salió por mis labios. Comenzó a moverse de forma lenta, pero pronto comenzó a hacer sus movimientos más rítmicos, más rápidos. Y en poco tiempo ambos llegamos juntos al clímax.

-Alteza. Alteza. ¡Alteza!

El grito hizo que rápidamente abriera lo ojos.

-¿Qué? ¿Qué paso? – Por inercia me tape. Pensando que estaba desnuda.

¿Jugamos? EDITANDO.Where stories live. Discover now