Epílogo

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Cinco meses después.

Hoy era el gran día, hoy mi hermano por fin se casaba con el amor de su vida. Yo ya tenía cinco meses viviendo en el palacio, mis padres procuraban visitarme una vez al mes y aunque fuera por solo el fin de semana me hacían felices.

La abuela y yo nos habíamos vuelto más unidas, de vez en cuando mis tíos venían a verme junto con mis primos o sino yo iba a su casa. Ya había regresado al instituto o por lo menos a mis clases dentro del palacio, no tenía permitido asistir a un colegio como tal porque sería un cambio completamente nuevo, así que decidimos que era mejor tomar las clases en casa y mis maestros que solo eran tres nos llevamos de maravilla, en cada asignatura era un mundo nuevo por descubrir.

A mis amigos poco y los veía por videollamada, desde el día que partí de Canadá y les deje correos a ambos explicándoles mi verdadera identidad, no me habían perdonado del todo por ocultárselos, aunque aun decían que ya lo habían hecho sabia que era mentira, estaban dolidos y mas Sebastián, sabia que a el le molestaban las mentiras y no lo culpaba, había mucho que les había ocultado, pero no por egoísta, sino porque podía poner en peligro a toda mi familia.

Sobre Diamond, no sabía absolutamente nada, era ya solo un recuerdo y cada vez que me llegaban a la mente aquellos buenos recuerdos me reía, había sido tan ingenua en aquel entonces que solo cinco meses me bastaron para madurar.

Tres golpes en la puerta me regresaron a mi mundo actual.

-Cielo, ¿Estás lista? – Papá asomó su cabeza por mi habitación asignada en el palacio de Noruega.

-Ya casi, solo me faltan los zapatos y bajo enseguida.

-Te vez hermosa, ¿Quién diría que cinco meses te han cambiado?

-Papá no es para tanto, si el que se casa hoy es David. – Le arreglé las solapas de su traje militar.

-Pero tú has crecido demasiado y mírate ahora, ¡hasta una tiara portas! Estamos muy orgullosos de la princesa que eres.

-Ustedes han hecho todo el trabajo, yo solo sonrío y saludo.

-Ah que no cielo, tu has hecho todo sola.

Me beso la mejilla y me dejo en la habitación para terminar de arreglarme. Voltee al espejo de mi habitación y mire detenidamente mi imagen. Llevaba el pelo recogido, un trabajo excelente que siempre le agradecía a mi peinador Marcus, mi cabello era muy rebelde para quedarse quieto y el lo conseguía. La tiara que posaba en ese momento en mi cabeza estaba compuesta de pequeños diamantes incrustados, esta hecha de buen tamaño y comenzaba a ser una de mis favoritas desde que la vi en la bóveda de la abuela. El collar de diamantes que colgaba de mi cuello hacía notar más clara mi piel y no robaba todo el protagonismo al vestido.

El vestido había sido confeccionado por Emma, mi diseñadora personal. Ambas escogimos un color morado pastel con corte V en la parte de enfrente y atrás tratando de cubrir lo atrevido del vestido con flores en la parte del pecho, atrás y un poco en la falda, como si se desvanecieran a lo largo del vestido. Para complementar el vestido y que la abuela no se molestase por tan descubierto Emma confeccionó una pequeña capa de tul, del mismo color del vestido con flores pegadas por todas partes y con un broche en medio.

Los zapatos de tacón para este evento eran de pico y brillantes, aunque no se notara por el largo del vestido tenían de igual forma ser elegantes para la ocasión.

-Uau, ¿Acaso me he equivocado de habitación? ¡Auxilio! Creo que han cambiado a la princesa.

Reí por lo bajo.

-Creo que debo de ir en pantalones, como que no me favorece este vestido.

-¿Pero qué dices? ¡Mujer estas despampanante! Creo que ir a las bodas de ahora en adelante contigo serán mejores.

¿Jugamos? EDITANDO.Where stories live. Discover now