Capitulo 26

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-Buenos días señores.

-Buenos días profesor Diamond. - Comento cada uno.

Como era habitual las clases de él siempre consistían en un patrón. Cosas al escritorio. Gises y borrador a la pizarra. Explicación de un nuevo tema. Notas a tomar. Dejar de escribir en la pizarra. Tomar asiento y contemplar a aquel salón lleno de esperanzas.

Si nadie se habría dado cuenta creo que sería tan estúpido, pues sus pasos, su espalda recta, sus manos en los bolsillos, sus gestos, siempre han sido tan controlados dentro del aula, siempre ha sido el mismo patrón. Y como la idiota que soy siempre memorizo cada maldito gesto que hace.

El contacto visual fue de un segundo y tiempo después sonrió a la pantalla de su celular, un buen chiste tal vez debió de haber recibido, porque sus dientes se alineaban perfectamente.

No quería hacerme de nuevo ideas ilusas pero ahí estaban, ahí se manifestaban, había algo que claramente no me dejaría estar en paz por el resto de mi vida.

Minutos después, Lucia como era habitual en el patrón no se hacía esperar para aprovechar su oportunidad con el profesor, a sabiendas de que el solo la probaría una noche en su cama.

-Profesor. - La voz chillona, había aparecido.

-¿Si señorita?

-¿Podría explicarme de nuevo el tema?

Sonó la chicharra.

-No sé si le parezca correcto en estos momentos. El descanso ha comenzado.

-Es un momento perfecto. - Su sonrisa decía más de lo quería interpretar.

-Ya se pueden retirar.

Parecía un fantasma pues todos, poco a poco se asomaban cada vez a la puerta principal, mientras que yo observaba aquellos dos cuerpos que se acercaban más y más solo con el hecho de tener una simple platica. La falda de Lucia se levantaba cada vez más con el cruce de las piernas y como la tentación nunca será menor para los ojos humanos, ahí estaban los suyos demostrando que siempre seria el mujeriego que antes había conocido.

-Señorita Reynolds, puede salir.

Ahí estaba yo, la estúpida que aún no podía ocultar su rabia, su decepción. Me encamine al pasillo y solo voltee para verificar que aquellos dos se habían quedados solos dando paso a la traición.

-Charlotte, ¿Qué pasa? Hoy tienes el semblante serio y la mirada perdida.

-¿Qué? ¿Qué? - Desperté del trance que me había consumido.

-¿Por qué esta vez no estas enojada? ¿Qué ha pasado? Hace dos meses no te comportabas tan extraño.

-¿Qué? Lo siento, han pasado muchas cosas últimamente que no puedo asimilarlas a la vez, algo no me va bien y desearía que no preguntaran más.

-Está bien, pero pronto tendrás que hablar. - Susana parecía satisfecha.

-Él te ama pequeña, no es tan malo como crees. - Sebastián pronuncio en mi oído.

-¿Qué? - Le pregunte.

Solo me guiño el ojo, haciéndome saber que no me lo había imaginado. Trate de prestar atención a las pláticas que se hacían presentes en nuestras mesas pero nada, simplemente nada me hacía salir de la pequeña burbuja que me había absorbido.

De: Julián.

Hoy no te podre ver Charlotte, iba de salida cuando el profesor ha entrado muy enojado y ha tirado el papeleo que le había dejado en su oficina y me ha encargado otros trabajos más. Creo que la señorita Bennett no le dio anoche como él quería.

¿Jugamos? EDITANDO.Where stories live. Discover now